Seguramente lo has escuchado en más de una ocasión. Sales con un grupo de amigos un sábado por la noche y ves que más de alguno de ellos bebe alcohol, para luego comentar que el domingo hará ejercicio y que espera que ese deporte le ayude a superar la resaca (o caña) de la noche anterior.
Aquello se ha posicionado como una suerte de mito urbano al que muchos recurren al referirse a la ingesta de bebidas alcohólicas.
Sin embargo, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) han alertado que el alcohol no es recomendable para la salud, debido a los múltiples efectos que puede generar su consumo, más aún si es en un grado severo.
Uno de los deportistas profesionales más conocidos por enfrentar este último fenómeno es nadie menos que el exfutbolista brasileño Adriano.
Según informaciones rescatadas por El País, él mismo reconoció en una oportunidad que cuando estuvo en el Inter de Milán bajo la dirección de José Mourinho, tendía a llegar ebrio a los entrenamientos.
Aquello hizo que en al menos una ocasión el entrenador portugués lo enviara de regreso a su casa, debido a que apenas podía mantenerse parado.
Pese a que se puede inferir que en ese caso ingirió grandes cantidades, las menores también pueden tener consecuencias.
Así lo aseguró el académico e investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, Miguel Ángel Gómez Ruano, en una revisión científica que publicó en el citado medio.
Qué dijo el experto sobre si el ejercicio ayuda a superar la resaca
El especialista recalcó, citando un estudio disponible en el sitio de la National Library of Medicine de Estados Unidos, que “el consumo de alcohol tiene un claro efecto negativo en el rendimiento deportivo durante el ejercicio y las competiciones”.
Pese a que aquello puede variar dependiendo de factores como la cantidad que se bebe, los periodos en los que se hace (si es esporádico o de forma recurrente), la duración del ejercicio físico, la edad y el sexo, entre muchos otros puntos, hay un serie de consecuencias que se han identificado.
Entre estos últimos se encuentran posibles riesgos como una mayor deshidratación del organismo, una disminución en la síntesis del glucógeno, una respuesta negativa en el ritmo cardiaco, complicaciones en el funcionamiento del sistema nervioso central (si las dosis son muy altas), un empeoramiento en el proceso de recuperación del daño muscular, una peor regulación de la temperatura corporal y un estado de ánimo depresivo e hipersensibilidad.
Tales efectos no solo afectan a la salud, sino que también disminuyen la capacidad de rendimiento deportivo, aseguró Gómez Ruano, debido a que además pueden disminuir la respuesta aeróbica, la coordinación y la capacidad para reaccionar ante los estímulos.
Y a ello se le suma que según otra investigación disponible en la National Library of Medicine que citó el experto, “la ingesta de alcohol tiene un impacto sobre las lesiones, porque se asocia como factor de riesgo”.
En otras palabras, aquello se traduce en que se ha encontrado una mayor prevalencia de lesiones en los deportistas que consumen bebidas alcohólicas frecuentemente.
Parte de esto se debe a que “no se miden los riesgos durante el ejercicio o los niveles elevados de agresividad cuando se está bajo los efectos de estas sustancias”.
De la misma manera, quien bebe no es el único que se ve afectado. Sus compañeros de equipo también pueden verse perjudicados con su rendimiento, mientras que si se trata de un deporte extremo o que implique motores, incluso podría llegar a causar un accidente que dañe directamente a otra persona.
A raíz de los efectos negativos en el consumo de oxígeno, la producción de dióxido de carbono y el gasto energético que conlleva hacer ejercicio con resaca, el experto sugirió que “deberían dejarse pasar 48 horas para que (la ingesta de alcohol) no tenga un impacto en el evento deportivo”.
Junto con ello, enfatizó que una buena hidratación es clave para el rendimiento y la recuperación posterior.
Además, precisó que a partir de los 0.9 gramos de etanol (alcohol etílico) por litro en la sangre ya se pueden dar efectos negativos en el ejercicio aeróbico.
“Y tampoco debemos olvidar que la ingesta de alcohol durante la recuperación muestra una afectación negativa en la función inmunoendocrina, en el flujo sanguíneo o la síntesis proteica, limitando la recuperación del daño muscular”, subrayó Gómez Ruano en su artículo para El País.
Entonces, a pesar de que el consumo de alcohol no es recomendable a nivel general, este es aún menos sugerible si se tiene planeado hacer ejercicio en las próximas horas.