Inédito: el agua del Gran Canal de Venecia apareció teñida de verde fluorescente

Los típicos paisajes donde el protagonista es el Gran Canal de Venecia, en Italia, despertaron con un peculiar y misterioso detalle: el agua se tiñó de verde fluorescente, y nadie sabe por qué, ni siquiera el gobierno italiano, que convocó a una reunión urgente para aclarar la situación y, de paso, el agua.

Sin embargo, los medios locales han asegurado que parece que la sustancia que habría cambiado el color del agua no es tóxica, pero, ¿de dónde proviene? Y, ¿cómo lo van a arreglar?

En el canal que recorre Venecia en forma de S, apareció una mancha color verde brillante y poco a poco se fue extendiendo por el resto de las conexiones. Fue así como se tiñeron todas las aguas, despertando las alarmas de los locales, turistas y de las autoridades.

De hecho, el prefecto de Venecia convocó a una reunión de emergencia con las distintas fuerzas policiales de la ciudad italiana para lograr conocer el origen y estudiar qué pueden hacer para remediarlo.

El diario italiano La Repubblica escribió que el agua no pareciera ser tóxica y que incluso podría tratarse del colorante de uno de los líquidos que se utilizan para descubrir dónde hay fugas y que también utilizan los espeleólogos, que son quienes exploran y estudian las cavidades naturales del subsuelo.

En esta línea, la agencia de Protección para el Ambiente de Veneto (Arpav), está realizando un arduo análisis para verificar la composición del líquido.

Y, hasta el momento, se ha descartado que se trate de un movimiento de activistas ecológicos, aunque recientemente el grupo Última generación arrojó pintura negra en el agua de la Fontana de Trevi, en Roma, y en otros edificios para protestar contra la falta de atención al cambio climático.

Los medios italianos no pudieron dejar de recordar la iniciativa del artista argentino Nicolás García Uriburu, quien en el año 1968 vertió un líquido verde fluorescente en el Gran Canal para protestar contra la contaminación del agua.

El artista habría elegido ese color porque adoraba la naturaleza y el verde de las plantas, además de que el producto que ocupó, que era una especie de polvo, reaccionaba con el agua y la teñía de verde.

Se subió en una lancha y su esposa, Blanca Isabel Álvarez Toledo, fotografió el momento. Pero la ciudad se alarmó y rápidamente corrió un rumor de que lo que había arrojado al agua era un químico peligroso e inflamable para incinerar Venecia entera.

Sin embargo, no pasó aquello. Pierre Restany, un crítico de arte francés y, además, amigo del artista, catalogó el hecho como “un golpe maestro, una espléndida demostración de higiene moral del arte”.