Investigadores japoneses han desarrollado una pantalla LED ultrafina y elástica que puede adherirse a la piel y mostrar gráficos simples en movimiento, especialmente pensada para facilitar el acceso a la información de ancianos y discapacitados.
El dispositivo puede ayudar a estos colectivos, "que suelen tener dificultades para utilizar y obtener datos de los dispositivos (inteligentes) existentes" a acceder a la información, y facilitar a los enfermeros y personas que cuidan de pacientes en su hogar a monitorizar su estado, explicó su inventor, Takao Someya.
Someya, profesor de la Universidad de Tokio, lideró el desarrollo de la pantalla, una lámina de un milímetro de espesor hecha de goma, que cree que "mejorará la calidad de vida" al permitir, por ejemplo, recordar a un enfermo que tome su medicación.
Al adherirse a la piel, "es como una parte más del cuerpo que transmite no sólo información, sino los sentimientos de la gente que contacta contigo", y al recibir los mensajes de esa manera, "puedes sentir que (aquellos a los que aprecias) están más cerca de ti", explicó Someya.
El profesor japonés considera que el cuidado en casa de los mayores será clave en el futuro ante el rápido envejecimiento de la población para evitar el colapso de los centros sanitarios.
El uso de la pantalla podría expandirse a otros ámbitos como la construcción o el mantenimiento, permitiendo a operarios consultar manuales durante los trabajos, o para que los deportistas puedan controlar sus constantes vitales durante el ejercicio.
Los investigadores trabajan en cómo miniaturizar la caja rígida que contiene las baterías, memorias y circuitos de manejo, y esperan tener listo un prototipo para su comercialización a nivel mundial en los próximos tres años, según el investigador.
El equipo de Someya es el mismo que en 2017 anunció el desarrollo de un sensor electrónico hecho de mallas nanométricas transpirables y solubles en agua que puede adherirse a la piel para controlar el estado de salud de una persona a largo plazo.
El dispositivo, hecho de alcohol polivinílico (PVA) y una capa de oro (materiales biocompatibles) supone un invento prometedor para el desarrollo de instrumental no invasivo para la piel que permitiría eliminar el uso de electrodos.