La calle: banda sonora original

Nunca antes en Chile un debate y movimiento social habían hecho nacer tantas canciones en tan poco tiempo. Desde el 18 de octubre, al menos una composición por día les da ritmo, melodía y versos a las reivindicaciones y las denuncias, a la revuelta y la rabia, entroncando así la crisis a la poderosa cadena de canto político chileno, amplificada esta vez por internet.


Aquí tiene usted, señor/señora analista convencido en su idea de que "esto no teníamos cómo verlo venir": títulos para un playlist con canciones chilenas del 2000 en adelante cargadas de advertencia premonitoria sobre, precisamente, "esto".

"Luz de rabia", de Tata Barahona ("piedra contra la bala, / fuego contra las leyes. / Y el temor que se siembra, / siembra la rabia también"); "Facts", de Pablo Chill-E ("vengo de Chile, del Chile feo (el verdadero). / Sáquense las vendas de los ojos, gente, por favor"); y "Titikaka", de Lafloripondio ("… creyendo que un país les pertenece, / el problema es que no saben que de un momento a otro cambian las cosas / se da vuelta la tortilla, tiembla el país, la estructuras / porque el hambre, la salud, la educación, el llanto, la violencia, la ignorancia, el corazón…").

"La chusma inconsciente", de Evelyn Cornejo; "Dime", de Catana; "Educación con precio", de Manuel Sánchez; "Árboles en construcción", de Pintocabezas; "Respiren menos", de Nano Stern; y "Décimas al agua", de Natalia Contesse ("que el futuro se apronte: / hemos pulido los sueños, / el agua no tendrá dueños / y correrá en alegría. / A un pueblo con valentía / regalará sus diseños"). "Chatito", de Chico Trujillo; "El hombre es un saqueador", de Mauricio Redolés; "Dispararse en los pies", de Juan Pablo Abalo; "Quién me mató", de La Pájara ("muero otro poco cuando las desigualdades son manejadas / por gigantes egoístas que creen que soy ciega […] / Soy cómplice de asesinato cada día / cuando miro, pienso, callo y sigo caminando"), "Cordillera", de Álex Anwandter; "IV" (entre varias), de Cómo Asesinar a Felipes.

Ya en 2007, Fiskales Ad-Hok encendían en "Lindo momento frente al caos", lo que hoy podría pasar por una crónica in-situ: "… acción y reacción / se acaba la paciencia. / De un lado, los guardianes / del otro, ¡gente descontenta! / Gente que es postergada / gente que es anulada / gente que sabe que su voz no es escuchada…". Y es posible que la discografía de Portavoz hubiese funcionado mejor para agudizar el análisis que varios papers académicos: el diagnóstico que el rapero de Conchalí venía levantando en temas como "El otro Chile", "Donde empieza" y "Te quieren" era el de una inequidad insostenible, en su caso rimada no desde la observación, sino desde el testimonio.

Lo que venía estaba en el rap, en el canto popular, en el punk, en la cumbia y en el pop. En décimas con guitarrón, en versos opinantes sobre secuencias electrónicas y en estribillos breves escupidos junto a un amplificador de guitarra. Hasta Los Vásquez se habían desviado un rato de su superventas "pop cebolla" para levantar en "Me vuelvo loco" un lazo solidario con el agobio de los endeudados.

Nombres de fama internacional, como Ana Tijoux, advertían por el mundo hace ya ocho años que "al son de un solo coro / marcharemos con el tono, / con la convicción que basta de robo".

"No podrán, no podrán: detener el ruido, no podrán. / No podrán, no podrán: apagar el fuego, no podrán", prevenía Fernando Milagros en su disco de 2017. Y aquí estamos.

Incluso cuando no existían las grabaciones y el canto se transmitía de manera oral, el cauce de la canción chilena era ya poderoso en la opinión social y en la denuncia. Canciones de valientes reivindicaciones y justas puestas en valor obrero acompañaron el trabajo en minas, salitreras, campos y fábricas, y muchos de nuestros mejores autores quisieron darle por momentos a su vocación un cauce cronístico. Así, entre décimas, cuecas, canciones y cantatas pueden reconstruirse hitos de la historia de Chile, a veces desde perspectivas colectivas y emotivas ausentes de los libros y estadísticas.

No es sorprendente, por eso, que lo que largó en nuestro país el pasado 18 de octubre -el debate y el hastío, la épica y la tristeza, la rabia, la esperanza, el miedo- esté teniendo un registro musical poderoso y elocuente. Sí resulta inédito que éste avance con tal rapidez, pues nunca antes un movimiento social había hecho nacer tantas canciones en tan poco tiempo: al menos una composición nueva por día mantiene el pulso de la calle pública y el debate privado en compases puestos al servicio del cambio y la toma de conciencia.

Es cierto que en los años de la Nueva Canción Chilena, la campaña que llevó a la Unidad Popular al poder tuvo también un poderoso correlato musical ("No hay revolución sin canciones", fue una frase que el propio Salvador Allende adoptó para lienzos y discursos en actos culturales), pero no sólo las causas de entonces eran otras, sino que la técnica, tanto más limitada, impedía la productividad que hoy permite que en pocas horas una idea quede registrada, ajustada y ubicada para su difusión. Una de las inesperadas cosechas de estos días es un cauce de creación musical que pone casi en igualdad de condiciones a figuras de alta gama (Mon Laferte, Ana Tijoux, Noche de

Brujas y Álex Anwandter son parte de la lista de novedades que se adjunta en este reportaje) con debutantes rimadores cuyos tracks autoeditados de pronto se vuelven virales, sea por la fuerza de su denuncia, sea por la gracia de su disposición a que el hastío se articule con humor, como lo ha mostrado ya el colectivo Aventuranzas con "Resiste, Chile" y, sobre todo, "Esto no prendió", el burlesco homenaje a la frase del abogado Clemente Pérez, con sobre el millón de vistas en YouTube.

No hay marcha sin canciones -ahí está el revival callejero de "El pueblo unido jamás será vencido", "El baile de los que sobran" y "El derecho de vivir en paz"; izadas hace décadas por Quilapayún, Los Prisioneros y Víctor Jara con los Blops-, y no hay crisis sin creación asociada. La calle tiene un soundtrack, y el de hoy es, también, imparable.

 Nano Stern, que hablen las décimas

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Foto: Mario Téllez[/caption]

Una sola frase enviada públicamente por Gustavo Gatica desde su internación clínica removió lo suficiente a Nano Stern para componer y grabar en pocas horas "Regalé mis ojos", un tema a pura guitarra y voz que toma una primera persona que funde el manifiesto del cantor con la disposición eterna del que marcha sin miedo.

"Salió rápida en parte por la necesidad de catarsis emocional en la que estamos tantos, creo -cuenta el músico-; y es increíble cómo hoy las cosas pueden circular. Me han llegado incluso versiones desde otros países".

Nano Stern era un cantor de inquietud social evidente ya desde el primero de sus discos (busquen su "Respiren menos", de 2017, para comprender mejor las causas de la rabia), pero estas semanas ha ocupado las redes para experimentos de activismo particulares, como la serie de décimas que ha ido compartiendo en su Instagram.

"No soy muy de bailar el baile de la industria, y me ha gustado mucho sentir que en estos momentos, cuando las papas queman, lo que importa son las canciones. Todo lo demás con lo que nos distraen comienza a dar lo mismo, y va cayendo por su propio peso".

José Miguel Candela, nombres para la memoria

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Uno de los nombres de referencia en la electroacústica chilena, José Miguel Candela, compositor y académico, ha mostrado varias veces en su trayectoria la decisión de, en sus palabras, "cumplir con el deber que como artistas tenemos de estar a disposición de la movilización social". La prueba más reciente ejerce de triste obituario. Su pieza "Que sus nombres cubran el horizonte. 23 lamentos por los muertos en estado de emergencia en Chile" fue compuesta en homenaje a los veintitrés muertos reconocidos por Fiscalía en los días de octubre que el país estuvo bajo estado de emergencia.

"Sentí la pulsión por hacerlo. No me pude contener", dice Candela sobre una obra de trece minutos compuesta por "miniaturas acusmáticas" puestas a disposición de la memoria de cada uno de los fallecidos, que la voz del músico cita con nombre, apellido y edad.

F600, beats conscientes

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Es ignorancia y prejuicio lo que asocia la música electrónica puramente a la evasión y el hedonismo. Miguel Conejeros fue un músico provocador en sus tiempos en las bandas Pinochet Boys y Parkinson, pero ha mantenido el ánimo cuestionador en su trayectoria a solas como F600, ahora que son él, sus máquinas y sus ideas. "unadecisiónpolítica" se titula el track que aportó al compilado Despertar: Chile (ver lista), motivado por reflexiones de años en torno a que la inequidad, la pobreza y la mantención de un statu quo injusto son fruto de voluntades políticas. "Por mucho tiempo pensaba: ¿por qué aceptamos vivir así? Hasta que explotó", comenta. "Lo que sucede ahora es intenso, y, en mi caso, trae algunos deja-vú de los (años) ochenta que me chocan, pero felicito a la gente que tiene la capacidad de seguir". ¿Le sorprende que los músicos electrónicos chilenos levanten ya varios compilados de composiciones relacionadas con la crisis? "Para nada, la música electrónica siempre tuvo esa vertiente. Es música sin letras, es verdad, pero con el profundo carácter político de la convocatoria colectiva, de mantenerse al margen del sentido totalmente obtuso de vivir sólo para ser competitivos y crear cosas de consumo rápido".

Kuervos del Sur y la urgencia

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Fotos: Patricio Fuentes[/caption]

Nunca antes Kuervos del Sur había levantado una canción con tal sentido de urgencia. En sólo tres días, su "La caravana" estaba compuesta, arreglada, grabada y con video en YouTube. Es un rock épico e incontestable que saluda a una fuerza social (la caravana como metáfora) que no frena ni se deja engañar. "Nunca hemos sido un grupo de canción-protesta, pero en nuestra música siempre estuvo la inquietud por la justicia, las raíces, la naturaleza", recuerda el tecladista Alekos Vuskovic. "Es un momento en el que todos nos vimos involucrados, y con ganas de involucrarnos más. Y esta vez la letra salió muy clara, intensa, como un llamado a la participación que no deja lugar a dudas. Es lo más honesto que podíamos hacer, porque salió muy rápido y desde el corazón".

Andrea Andreu, voz colectiva

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Foto: Marcelo Segura[/caption]

Su "Cueca del despertar" nació en París, durante un viaje artístico que llevó a la cantora e investigadora a ofrecer trece conciertos en España y Francia. Andrea Andreu recurre en esa composición a materiales que conoce bien: la métrica, la guitarra y la opinión política desde la voz colectiva del sentir popular. Dice que en la música dictada por la urgencia de los movimientos sociales el autor es secundario: "Lo que debe escucharse es la voz y la identidad del mismo pueblo, y una como cantora es un agente que se pone a su servicio. Uno canaliza una energía que está por todos lados, y en la que la propia expresión individual deja de ser importante".

Para Andrea, activa estos días también en las muchas actividades vecinales en el barrio Yungay, lo que sucede es recién la largada de un trayecto extenso, como debe serlo el cambio de conciencia: "Las canciones ayudan a que en ese proceso lo que anhelamos no se olvide".

Las canciones del estallido

Las siguientes canciones -de muy diversos géneros, del hip-hop a la electroacústica, de anónimos trovadores a Noche de Brujas- han sido grabadas con posterioridad al 18 de octubre por músicos chilenos. La mayoría son composiciones nuevas, nacidas en las últimas seis semanas; y se suman algunas versiones recientes de antiguas canciones políticas. Todas están disponibles en YouTube o en plataformas web de streaming de audio.

Ana Tijoux - Cacerolazo

Ases Falsos - Yo sí estoy en guerra

Desmak - 30 pesos

Andrea Andreu - Cueca del despertar

Leo Saavedra - A sangre fría (Carta al Presidente y su rebaño)

Álex Anwandter - Paco vampiro

Merci Merci - De Jorge para el 19

DJ Dacel – 73/19 Señor Falacia

Nano Stern - Regalé mis ojos

Bruxista - Interregno

Combo Chabela - Que se vayan los pacos (El que no baila es paco)

Diego Robot - Evade beat tape

Mon Laferte - Plata ta tá + La carta (autora: Violeta Parra)

Héctor Pavez Pizarro y varios - Todo Chile despertó

Lluvia Ácida - El pueblo está en las calles

Jonas Sanche - Dictadores, fuera

Movimiento Original - Despierto

Lenwa Dura, Seo2 y varios - No va a parar

Alexis Venegas, Tata Barahona, Pedro Villagra y varios - El martillo (autor: Pete Seeger)

Noche de Brujas y Luanko - Despertamos

Trez3 - La voz de los millennials (autor: Jorge González)

Varios - Qué nos pasa, Chile. Himno por la paz

Fletcher - Atte. Los Chilenos (Uno a Uno)

Ender - La real amenaza + La Fuerza (con Claudio Villegas)

Kuervos del Sur - La caravana

Rosario Mena - Sangre en el ojo

Estallido Social - Andalaar

Artistas Unidos Copiapó - El pueblo unido jamás será vencido (autor: Sergio Ortega)

Borderline y varios - Por la rima o la razón

José Miguel Candela - Que sus nombres cubran el horizonte. 23 lamentos por los muertos en estado de emergencia en Chile.

Jorge Venegas - La mimo de La Victoria

Un Tal Pérez & Santaferia - Mentira

Varios - #decimosbasta (autor: tradicional italiana).

Ricardo Tobar - Evade + The Violencia y The Dignidad

Syntrovert - Barricada

Sol y Lluvia - Adiós, Sebastián

Varios - El pueblo unido, un nuevo amanecer (autor: Sergio Ortega)

Lampone x Veritas - Makin Movs x Emergency Trakz

Músicxs por Chile - El derecho de vivir en paz (autor: Víctor Jara)

También nuevos compilados reúnen canciones cedidas o compuestas especialmente para el debate político en desarrollo. Desde hace unas semanas existen Fuego - Canciones de emergencia, con canciones de los alumnos del Taller de Música y Letra de Balmaceda Arte Joven, dirigido por la cantautora Yorka Pastenes; Despertar: Chile, con 52 tracks de música electrónica chilena y extranjera (entre los nombres nacionales aparecen DJ Raff, F600 y Valesuchi); y la colección Chile no está en guerra, coordinada por la netlabel Modismo, y que hasta ahora ha liberado tres de sus cinco volúmenes a Bandcamp.

*Periodista especializada e investigadora sobre música popular chilena. Uno de sus libros, "Canción valiente" (2013), relata la tradición de canto social y político en Chile.

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