La crinolina: la prenda íntima que mataba a miles de mujeres en el pasado
Hubo un emblemático caso en Chile que demuestra el peligro de utilizar una crinolina: el incendio de la Iglesia de la Compañía en Santiago, donde murieron al menos 2.000 mujeres.
Hoy extintas, solo podemos ver a la crinolina, una prenda íntima de mujeres, en algunas fotografías, series o películas de época. Se trata de una estructura con aros de metal que hacían que las faldas y vestidos se vieran más voluminosos y amplios.
Según distintos historiadores, este accesorio femenino intentaba moldear el comportamiento de las mujeres y tenerlas “encerradas como pájaros en una jaula”, pero algunas escritoras de la época decían que era liberadora, pues la comparaban a las faldas del estilo imperio, que eran tan estrechas que dificultaba que pudieran caminar.
Y aunque estas estructuras debajo del vestido le daban mejor movilidad, ventilación y espacio a la mujer, en realidad se trataba de una prenda sumamente peligrosa, que mató a miles de mujeres en la era victoriana.
Por qué la crinolina mataba a las mujeres
Según data la BBC, el reconocido escritor y poeta Oscar Wilde, tenía dos medio hermanas: Emily y Mary. La noche de Halloween de 1871, los tres asistieron a un baile en Drumaconnor House, Irlanda.
Como hemos visto en distintas series y películas, en estos eventos se baila mucho vals, con agraciadas piruetas y, por supuesto, los vestidos —que tienen debajo una crinolina— son muy llamativos por los diseños y el vaivén de las telas.
Fue en una de esas vueltas cuando Emily, quien bailaba con el anfitrión, se acercó mucho a una chimenea y su vestido comenzó a incendiarse. Mary, su hermana, corrió a socorrerla, pero su propio atuendo comenzó a arder también. Ambas fallecieron días después a causa de las quemaduras.
Uno de los grandes problemas fue que la crinolina era extremadamente difícil de sacar, por lo que era imposible salvar a ambas mujeres, quienes se convirtieron en dos de las muchísimas víctimas mortales de esta prenda.
Y aunque se sabía que era peligrosa, con la invención de la máquina de coser en la década de 1850, se comenzaron a producir masivamente: en una fábrica de Sheffield, en Inglaterra, 800 mujeres producían 8.000 crinolinas al día y, aún así, no satisfacían la demanda.
En paralelo, en la prensa aparecían noticias frecuentes del fallecimiento de mujeres a causa del uso de las crinolinas, con titulares sensacionalistas, pero también con una nota de preocupación.
Incluso, hubo un emblemático caso en Chile: el incendio de la Iglesia de la Compañía en Santiago, donde murieron al menos 2.000 mujeres, según distintos informes, por los vestidos abultados que dificultaron el escape.
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