La curiosa historia detrás de la Torre Eiffel, el símbolo de París
La Torre Eiffel no estuvo exenta de polémicas: hubo quienes rechazaron la obra, la catalogaron de “monstruosa”, y los trabajadores se fueron a huelga. Esta es la historia de su construcción.
“Esta obra hará resonar París hasta el Oriente. El mundo entero contendrá su aliento al descubrir esta torre gigantesca”. Con estas palabras, el entonces director de obras públicas de la capital francesa daba inicio a la construcción de la Torre Eiffel.
Era la segunda mitad del siglo XIX cuando la industria estaba avanzando a pasos gigantes. Según recopiló National Geographic, los países más desarrollados sentían la necesidad mostrar sus últimos logros tecnológicos y científicos al mundo, como una forma de “presumir” su poder económico y político.
Fue así cómo la idea de construir edificios se convirtió en la máxima expresión para alardear las técnicas modernas que manejaban los gobiernos. Por esto, en 1886, y para conmemorar el primer centenario de la Revolución Francesa (de 1789), se erigió la colosal Torre Eiffel, que hoy es símbolo de Francia y una de las atracciones turísticas más populares de Europa.
¿Cómo fue la construcción de la Eiffel? ¿Hubo alguna polémica entremedio? Esta es la historia detrás del icónico monumento parisino.
Cómo fue la construcción de la Torre Eiffel en París
El gobierno francés convocó un concurso para que los arquitectos e ingenieros más creativos y modernos presentaran proyectos para la exposición universal en París, en 1886. El desafío —que resultó atractivo para los concursantes— era que podrían erigir una torre de base cuadrada de 300 metros de altura y 125 metros de lado en el Campo de Marte.
Y es que, para sobresalir entre todos los países, Francia quería construir el edificio más alto de la historia, una especie de torre de Babel que fuese una prueba viva más de las grandes civilizaciones.
Todos los países desarrollados estaban en una especie de carrera para lograr construir una torre de 300 metros.
Entonces, el primer proyecto de la torre parisina fue ideado por dos ingenieros del despacho de Gustave Eiffel, un reconocido y hábil arquitecto francés. En 1884, habían imaginado una gran estructura metálica formada por cuatro pilares que se unían en la cúspide.
Aunque al principio no estaba interesado, el arquitecto Eiffel se enamoró del proyecto cuando uno de sus colegas arregló el boceto para que tuviese un mayor atractivo visual.
Fue así cómo firmó, junto con Émile Nouguier y Maurice Koechlin (los dos ingenieros que hicieron el primer proyecto de la torre), una patente que permitía construir pilares y postes metálicos que pudieran superar, con seguridad, los famosos 300 metros.
Entusiasmado con la construcción, Eiffel terminó por comprar la patente de la torre a sus ingenieros, a cambio de un porcentaje de los ingresos que produciría la obra.
Presentaron el proyecto al concurso y se adjudicaron el premio. Ahora, quedaba iniciar con una construcción que, curiosamente, fue hecha en tiempo récord, pues tenía que estar lista en la inauguración de la importante Exposición Universal de París de 1889.
Las obras comenzaron el 26 de enero de 1887 y terminaron el 31 de marzo de 1889. Esta rapidez se logró gracias a los más de 200 trabajadores que trabajaron arduamente y, a la vez, en construir la torre, que pesa 7.341 toneladas.
Lo más difícil, recopiló NatGeo, fueron los cimientos: dos de los pilares están muy próximos al río Sena —lo que hacía que la tierra fuese pantanosa e inestable— por lo que se tuvo que excavar por debajo del cauce del río con un complejo sistema, hasta alcanzar un suelo firme. No obstante, los arquitectos, ingenieros y maestros lograron solucionarlo con andamios de madera y torres de carga.
Y es que para el proyecto, se consideró hasta el más mínimo detalle: solo el diseño fue trabajado por 40 ingenieros y dibujantes, quienes realizaron 700 planos y 3.600 dibujos.
Para la construcción, trabajaron entre 150 y 300 obreros, quienes fabricaban, premontaban y ensamblaban las piezas. Usualmente, cada parte de la Eiffel se trabajaba en unos talleres a las afueras de París, y después llegaban a la capital a través de trenes.
Una vez en el lugar de la construcción, los trabajadores unían las piezas mediante roblones. Tenían que formar equipos de cuatro: uno accionaba la fragua (el fuego) para calentar el roblón, otro introducía la pieza en el orificio, el tercero golpeaba la pieza y el golpeador final la remataba con una maza.
Esto mismo se hacía 4.200 veces al día. Para hacerse una idea de la magnitud, la Torre Eiffel tiene 2.5 millones de roblones.
Así, la torre fue creciendo cerca de 10 metros al mes. En septiembre de 1888, ya se tenía una segunda planta a 115 metros de altura. A partir de ello, la construcción fue haciéndose más sencilla.
Las polémicas que sufrió la Torre Eiffel durante su construcción
No toda la obra estuvo exenta de problemas: se produjo una muerte accidental por caída (fuera del horario de trabajo) y, además, hubo dos ocasiones en las que los obreros se fueron a huelga porque tenían que trabajar nueve horas en un gélido invierno, y 12 en un verano apremiante.
Eiffel entonces respondió a los llamados de los trabajadores, les ofreció primas por los resultados y mejoró sus condiciones de trabajo.
Y aunque se trataba de un proyecto precioso para muchas personas, también hubo grupos que rechazaron tajantemente la obra: algunos artistas dijeron que era una torre “inútil y monstruosa”, una “odiosa columna de chapa repleta de pernos”.
Finalmente, la inauguración oficial se hizo el 15 de mayo de 1889. Gustave Eiffel, acompañado de las autoridades y otros colegas, izaron la bandera de Francia en lo más alto de la torre. El cielo se iluminó con bengalas y dispararon 21 cañonazos.
“La bandera francesa es la única que posee un mástil de 300 metros”, pronunció con orgullo el arquitecto, cuyo apellido quedó plasmado en el nombre de la torre.
Eiffel fue un hombre famoso, con honores y, por supuesto, multimillonario. Cuando murió, en 1923, la Torre Eiffel seguía siendo la más alta del mundo, no obstante, varios años después, perdió el récord: se construyeron el Chrysler Building (de 319 metros) y después el Empire State (de 381 m.).
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