Era el año 2020 cuando el célebre autor Mario Vargas Llosa recibió el diagnóstico de su enfermedad. Según reveló El País, lo primero que hizo el autor fue escribir una carta para sus tres hijos donde les explicó lo que tenía: era grave, sin cura, y lo único que podía hacer era ralentizar el final.

Fue uno de esos momentos que unen después del conflicto. La familia del premio Nobel de Literatura dejó atrás los roces que tuvieron tras el divorcio de sus padres, para así disfrutar de sus últimos años juntos.

Y el escritor decidió nunca hacer pública la enfermedad que tenía. Lo único, fue hablar con distintos medios y reflexionar sobre la muerte, pero de alguna forma pudo evitar que los paparazzi lo siguieran a sus consultas médicas.

Vargas Llosa sabía que iba a morir, y decidió vivir la vida sin mucho drama.

La enfermedad de Mario Vargas Llosa que nunca quiso revelar

“Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo, como un accidente. Que venga a interrumpir como algo accidental una vida que está en plena efervescencia. Ese sería mi ideal”, había dicho Mario Vargas Llosa en una entrevista con la BBC, un año antes de recibir su diagnóstico.

Justo en ese momento, el premio Nobel tenía 83 años y vivía “una gran pasión” con Isabel Preysler, después de divorciarse de su matrimonio de 50 años con Patricia Llosa.

Así lo encontró su diagnóstico fatal, en “plena efervescencia”.

Pero el autor continuó sus rutinas de siempre: hacía una hora de ejercicio al día, escribía toda la semana. Su agenda tampoco se modificó, aunque hubo una ocasión en la que se internó en una clínica para hacer un “ayuno terapéutico”.

Según estableció El País, la pandemia la pasó en casa de su pareja, pero mientras enfermaba más, se iba acercando más a su familia. En abril de 2022, lo ingresaron en una clínica en Madrid donde estaba recibiendo tratamiento para su enfermedad, aunque su hijo mayor, Álvaro, aseguró que la razón era por Covid-19.

A fines de ese año, decidió terminar su relación con Preysler y, después de varios meses, a principios de 2023, concedió una entrevista a El País donde una vez más reflexionó sobre la muerte.

“Ser inmortal me parecería aburridísimo. Mañana, pasado, el infinito… No, es preferible morirse. Lo más tarde posible, pero morirse”.

En esa instancia, reveló que detestaba el deterioro de la vejez: dijo que era “lo peor que podría pasarme” y aseguró que “ahora tengo problemas de memoria. La memoria la tuve siempre muy lúcida. Recordaba las cosas, y noto cómo se ha empobrecido”.

Pese a ello, Vargas Llosa no reveló nunca su diagnóstico.

Los últimos días de Mario Vargas Llosa

En julio de 2023, lo ingresaron nuevamente a la clínica donde recibía tratamiento para su misteriosa enfermedad. En octubre, anunció su retiro oficial.

Fue en ese momento en el que comenzó su silencio. Ya casi no viajaba, ni aparecía públicamente en los espacios. Según el mismo medio, habría viajado por última vez a despedirse de su piso en Madrid —donde lo fotografiaron y se veía más delgado—, y finalmente volvió a Perú.

En su casa en Lima, lo acompañaban su familia, su exesposa Patricia y un equipo de profesionales. Con bastón en mano, visitó los lugares que inspiraron sus mejores obras en Perú. A esas alturas, su memoria era más frágil.

El domingo, 13 de abril de 2025, su hijo Álvaro comunicaba que Mario Vargas Llosa había dejado este mundo, al menos físicamente.