El término “zonas azules” se ha posicionado como una referencia en cuanto a la longevidad y la vida saludable, hasta el punto en que existe la marca registrada Blue Zones e, incluso, hay productos comerciales que aluden a este concepto.
Se trata de regiones del mundo en las que, según se afirma, sus habitantes tienden a vivir hasta los 90 o 100 años, en condiciones favorables de salud.
Esto, en gran parte, debido a una serie de comportamientos y hábitos, los cuales se vinculan con aspectos que van desde la alimentación y la actividad física hasta la relación con la comunidad.
Sin embargo, algunos especialistas han puesto en duda que la gente que vive en las “zonas azules” realmente sea más longeva.
Cómo surgió el término “zonas azules”
Informaciones rescatadas por el New York Times aseguran que la primera vez en que se utilizó el término fue en 2004, en un artículo publicado en la revista académica Experimental Gerontology.
El objetivo de los investigadores fue analizar la “longevidad extrema” en la isla de Cerdeña, en Italia.
En el estudio, los autores marcaron con color azul las partes de un mapa en las que identificaron que los habitantes vivían más tiempo.
“La esperanza de vida estimada en la ‘zona azul’ es mayor que en el resto del territorio de la isla, especialmente para los hombres, y la proporción de hombres a mujeres entre los centenarios nacidos en esta área es de 1,35 en comparación con 2,43 en el resto de Cerdeña”, se lee en el artículo de 2004.
Aunque los autores reconocieron que no conocían “el mecanismo específico por el cual las personas que viven en este territorio tenían más probabilidades de alcanzar la longevidad extrema”, comentaron algunas apreciaciones.
Además de sugerir que podía deberse a factores como la alimentación y el estilo de vida, plantearon que “una hipótesis alternativa e interesante” es “la elevada tasa de endogamia” en las regiones aisladas.
En este sentido, dijeron que aquello pudo haber contribuido a que ciertas características genéticas protectoras fueran más prevalentes.
Un año después de que compartieran ese trabajo, en noviembre de 2005, el reportero estadounidense de National Geographic, Dan Buettner, utilizó el término en un artículo titulado Los secretos de una vida larga, el cual fue publicado en la revista de dicho medio.
En la nota destacó los casos de tres regiones: Okinawa (Japón), Loma Linda (California, Estados Unidos) y Cerdeña (Italia).
Investigaciones publicadas previamente habían afirmado que en esos lugares los habitantes tendían a vivir más tiempo y de manera más saludable, en comparación a la media.
Buettner escribió que las personas de esas regiones solían seguir una dieta nutritiva —con una presencia significativa de frutas y verduras— , realizaban más actividad física y se esforzaban en mantener vínculos estrechos con sus familiares y la comunidad.
También reportó que no comían en grandes cantidades, controlaban el estrés, definían un propósito en la vida y tenían fe en la religión, entre otros puntos.
En una entrevista con el New York Times publicada en 2024, Buettner afirmó que “las personas de las ‘zonas azules’ no hacen ninguna de las cosas” que muchos realizan con el objetivo de prolongar su longevidad.
“No están a dieta, ni hacen crossfit, ni se suben a Instagram y toman suplementos, ni van a Tulum por células madre. Ninguno de estos jaqueos de longevidad. Pero, de algún modo, viven unos 10 años más”.
Gran parte de lo que presentan las “zonas azules” está relacionado con estar en “el entorno adecuado”, agregó.
Buettner fue quien emprendió con la marca Blue Zones, la cual vendió en 2020 a la firma Adventist Health.
Según contó, desde la publicación de su artículo original se ha asociado con un amplio espectro de especialistas para desarrollar el término de las “zonas azules”.
Dijo que entre los profesionales que han contribuido en este ámbito se encuentran demógrafos, epidemiólogos y geriatras.
Por qué algunos expertos cuestionan el concepto de las “zonas azules”
Durante los últimos años, una de las voces que más ha cuestionado lo que considera el concepto de las “zonas azules” es Saul Justin Newman, investigador principal del Center for Longitudinal Studies de la University College de Londres.
En 2019, compartió un artículo preimpreso en el que se refirió al ámbito de la longevidad, el cual fue actualizado en 2024.
Hasta el momento, su escrito todavía no se ha publicado en una revista revisada por otros académicos, según rescata el Times.
Newman afirmó que las zonas con un elevado número de centenarios y supercentenarios —es decir, personas con 110 años o más— tienen en común un deficiente sistema de mantenimiento de los registros.
El investigador no se centró específicamente en analizar las “zonas azules”, sino que revisó bases de datos de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia y Japón.
De esta manera, buscó puntos de esos países en los que vivieran más centenarios y supercentenarios.
Su revisión asegura que, aunque hubo encuentros, esos puntos no coincidían completamente con las “zonas azules”.
Newman explicó en declaraciones rescatadas por el citado periódico estadounidense: “Descubrí que todos procedían de zonas pobres que, en general, tenían unos resultados terribles en la vejez, que tenían algunas de las peores esperanzas de vida de sus países”.
“Todo indicaba que estas altas densidades de supercentenarios se debían simplemente a la pobreza y al fraude”.
Según el investigador, los bajos índices de alfabetización y los problemas para llevar los registros contribuyeron a una ausencia de certificados de nacimiento a principios del siglo pasado.
Asegura que es probable que muchos adultos mayores no sepan realmente su edad, lo que no se puede verificar sin documentos legítimos.
Junto con ello, sostiene que algunas defunciones podrían no haber sido registradas por los parientes de las personas fallecidas, lo que contribuiría a la creencia de que siguen envejeciendo.
No obstante, hasta el momento, la hipótesis presentada por Newman no ha sido ampliamente aceptada por otros académicos.
Qué dijo Dan Buettner sobre los cuestionamientos al concepto de las “zonas azules”
Buettner dijo en la entrevista con el Times que no le sorprendía que algunas afirmaciones sobre centenarios resultaran no ser ciertas.
Sin embargo, recalcó que aquello no se da en las partes que él y su equipo de investigadores han catalogado como “zonas azules”.
Bajo esta línea, destacó que realizan numerosos viajes a las regiones para verificar registros.
De la misma manera, aseguró que sus métodos son rigurosos y que utilizan distintas fuentes de información, además de realizar entrevistas tanto a las personas en cuestión como a sus familiares.
Después de que Newman compartiera su artículo, colaboradores de Buettner publicaron una carta de respuesta, en la que afirmaron que cuatro de las “zonas azules” han sido “plenamente validadas por criterios demográficos estrictos”.
Esos lugares son: Okinawa, Cerdeña, Icaria (Grecia) y Nicoya (Costa Rica).
“Newman, en sus preprints no revisados, omite o malinterpreta la verificación rigurosa de la edad y el análisis estadístico que implica la identificación de las ‘zonas azules’”, se lee en una parte de la carta.
Qué hay que considerar sobre las “zonas azules”, según un experto en longevidad
El director del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento de la Facultad del Albert Einstein College of Medicine, Nir Barzilai, dijo en conversación con el Times que, más allá de la validación de las “zonas azules”, el término ha servido para difundir ciertos hábitos que son favorables para la longevidad.
Entre estos últimos se encuentran algunos como cuidar la alimentación, hacer actividad física regularmente y mantener relaciones interpersonales positivas con la comunidad.
El especialista en esta área planteó: “¿Son coherentes los conceptos de las zonas azules con lo que sabemos sobre el envejecimiento? Por supuesto”.
Aún así, hizo hincapié en que las ‘zonas azules’ y las teorías que las defienden no necesariamente tienen un carácter científico.
En palabras de Barzilai: “No se trata de un estudio, sino de una observación. Una que concuerda con lo que creemos saber sobre el envejecimiento. Pero no es una ciencia”.
Cabe recordar que si tienes dudas sobre tu salud, siempre es recomendable acudir a un especialista para evaluar tu caso particular y las mejores formas de abordarlo.