La historia de Gisèle Pelicot y cómo borró todo rastro de su esposo, quien la drogó para que más de 80 hombres la abusen
Gisèle Pelicot se sentía extraña y enferma. No entendía por qué se le caía el pelo y se desmayaba por tantas horas. Pero un incidente lo cambió todo. Su esposo, Dominique Pelicot, la drogaba hasta dejarla inconsciente y reclutaba a hombres en línea para que fueran a su casa a abusarla.
En 2011, Gisèle Pelicot ya se sentía extraña. Dormía demasiado, estaba somnolienta durante el día, se “desmayaba” sin darse cuenta y no entendía qué le pasaba. Pese a su estado de salud, se sentía feliz porque tenía a su lado a Dominique Pelicot, el hombre con quien se casó hace 38 años y tuvo tres hijos.
Trabajaba en una cadena de suministros, pero después de decaer —y también porque, por su edad, ya les correspondía— Gisèle y Dominique decidieron jubilarse y mudarse a Mazán, un pequeño pueblo en Francia donde podrían disfrutar de sus últimos años juntos.
Así es cómo Gisèle lo quería. Contó que se había enamorado de Dominique en 1970 en Francia. “Fue amor a primera vista (...) Nuestros amigos decían que éramos la pareja perfecta. Y yo pensé que terminaríamos nuestros días juntos”.
Mientras planeaban sus últimos años, Dominique comenzó a pasar mucho tiempo en Internet.
Poco sabía su esposa que el hombre comenzó a frecuentar foros y salas de chat donde circulaba material sexual explícito y violento.
En una de esas interacciones, un usuario que aseguró ser enfermero le envió fotografías al francés de su esposa drogada con pastillas de dormir. Estaba inconsciente. Y también le enseñó cómo podía hacer esto él mismo, en su casa.
Cómo operaba Dominique Pelicot, el Monstruo de Mazán
La primera vez que lo practicó se dio cuenta que una dosis específica de las pastillas hacía que Gisèle durmiera tan profundamente, que absolutamente nada la despertaba.
Comenzó a usar esta técnica para vestirla con lencería que, consciente, se rehusaba a utilizar, o para someterla a prácticas sexuales a las que nunca habría accedido en sus cinco sentidos. También comenzó a grabarla.
Cuando Gisèle despertaba, Dominique ya había ordenado y limpiado la escena del crimen. Guardaba los tranquilizantes con los que la drogaba en una caja de zapatos en su garaje. Poco después, se dio cuenta que las pastillas eran “muy saladas” y las cambió para que pasaran desapercibidas en las comidas y bebidas de su esposa.
“Sin que ella sepa” fue la sala de chat que abrió Dominique en un foro de contenido sexual sin moderación. Allí, bajo un seudónimo, comenzó a reclutar a hombres que, como él, violaran a Gisèle mientras estaba inconsciente.
La cifra llegó a más de 80 perpetradores.
Así operó durante una década, mientras la salud de Gisèle empeoraba cada vez más.
Comenzó a perder mucho peso, a desmayarse cada vez más, el pelo se le caía a mechones y tenía mucha ansiedad. Pensó que iba a morir.
Dominique fingía preocupación. La llevaba a consultas médicas y decía no entender lo que le pasaba a su esposa. Le hicieron pruebas neurológicas para ver si tenía Alzhéimer o un tumor cerebral, pero los resultados no arrojaron nada.
Mientras tanto, era tan minucioso con su modus operandi que ella no lograba darse cuenta de lo que pasaba.
“¿No me estarás drogando por casualidad, verdad?”, le preguntó en una ocasión. Él se enojó y mostró ofendido: “¿Cómo me puedes acusar de semejante cosa?”.
El día en que Gisèle Pelicot se enteró de los abusos
En septiembre de 2020, Gisèle volvía de un pequeño viaje. Dominique la esperó urgido y, entre lágrimas, le dijo: “Hice algo estúpido. Me pillaron filmando a una mujer debajo de su ropa en un supermercado”.
Ella quedó estupefacta. “En 50 años, nunca se había comportado inapropiadamente o usado palabras obscenas hacia las mujeres”, contó la mujer. Pero decidió perdonarlo, siempre y cuando él buscara ayuda psicológica.
Él aceptó, pero su tranquilidad duró muy poco. Cuando fue arrestado en el acto, la policía decomisó sus dos celulares y un computador que, al ser registrados, destaparon uno de los casos más macabros y siniestros de la historia en Francia y el mundo.
Encontraron más de 20.000 videos y fotografías de Gisèle Pelicot siendo violada por él y otros 80 hombres.
Era un 2 de noviembre de 2020 cuando la entonces pareja estaba desayunando, antes de ir juntos a la estación de policía donde lo habían llamado tras el incidente en el supermercado. Cuando llegaron al recinto policial, un uniformado le pidió a Gisèle que lo siguiera a otra habitación.
“Le voy a mostrar algo que no le va a gustar”, le advirtió el jefe de policía.
El video comenzó a reproducirse y ella, en un inicio, no reconoció de quiénes se trataba. Pero una vez que cayó en cuenta de lo que estaba viendo, “le dije que parara. Todo se me vino encima, todo lo que había construido en 50 años”.
En shock, la enviaron de vuelta a casa con una amiga. Pero en cuanto llegó, supo que tenía que contarles a sus tres hijos lo que estaba viviendo.
“Los gritos de mi hija quedaron grabados en mi mente para siempre”.
Sus tres hijos Caroline, David y Florian viajaron de inmediato a Mazán para sacarla de la casa familiar.
Y cuando creían que nada podía empeorar, la policía encontró fotografías de Caroline, la hija, aparentemente drogada y sin ropa.
Gisèle Pelicot y sus hijos eliminan todo rastro de Dominique Pelicot
“Nos deshicimos de todo lo que estaba vinculado a mi padre”, dijo David, el hijo mayor de los Pelicot, según BBC Mundo. No queda ninguna foto familiar donde se asome el rostro de Dominique Pelicot.
Después de enterarse de las atrocidades que había hecho el hombre, la vida de Gisèle cambió rotundamente. Quedó con una sola maleta y su perro.
Días antes de que comenzara el juicio contra Dominique y los abusadores que fueron identificados (solo 51 de más de 80), la pareja se divorció y Gisèle volvió a tomar su nombre de soltera.
Pero, mientras durara el juicio, prefirió continuar utilizando el apellido Pelicot, porque no quería que sus nietos se sintieran avergonzados de estar asociados a Dominique.
Gisèle ahora vive en un pueblo lejos de Mazán. Va a sesiones psiquiátricas, pero se rehúsa a tomar medicamentos. Da largas caminatas con su perro, sin cansarse y sintiéndose saludable y activa.
Pero también siente que es “un campo en ruinas” y tiene miedo de que el resto de los años que le quedan de vida no sean suficientes para salir adelante.
La sentencia de Dominique Pelicot
Cuatro años después del día en que se enteró sobre las violaciones, Gisèle volvió a ver a Dominique. El hombre vestía un traje gris de prisionero, sentado en el tribunal de Avignon en septiembre de 2024, cuando comenzó el juicio en su contra.
Desde la primera declaración, el hombre aceptó ser un violador y no paró de decir lo arrepentido que estaba.
Tres meses después, la sentencia llegó: Dominique Pelicot fue condenado a la máxima condena de cárcel por violación agravada y deberá cumplir 20 años en prisión.
También será recordado siempre como “uno de los peores depredadores sexuales de los últimos 20 años” y como “el Monstruo de Mazán”.
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