La nueva infidelidad
En tiempos de aplicaciones como Tinder, de mujeres más empoderadas y liberadas sexualmente, de relaciones abiertas y de poliamor, el concepto de infidelidad se mueve en terreno pantanoso. Encontrar una definición única es un ejercicio complejo. ¿Es infidelidad mantener una amistad en secreto?, ¿o entrar a una app de citas solo a mirar?, ¿o tener amantes con la venia de tu pareja? Cinco expertos responden preguntas. Siete personas dan sus testimonios.
Gabriel no echa pie atrás. Acaba de irse de la casa porque, según él, Olivia le fue infiel. Por su parte, Olivia asegura que solo tuvo conversaciones por WhatsApp con un compañero de trabajo. Ella insiste en que nunca pasó nada, que ni siquiera salieron a tomarse un café, solo tuvieron conversaciones y le contó algunos secretos íntimos. Pero no pudo convencer a Gabriel de que no fue una infidelidad. Para él, que haya mantenido en secreto esas conversaciones y esa nueva amistad cercana ya era una traición. En consulta con su terapeuta, Olivia pregunta: ¿Cómo puede creer que por chatear le estoy siendo infiel? ¿Acaso estoy mal? ¿Es una infidelidad?
Este es uno de los casos que aparece en el libro ¿Y ahora qué hacemos?, de los sicólogos Alejandra y Antonio Godoy, expertos en parejas y directores del Centro Psicológico de la Persona, la Pareja y la Sexualidad. El libro explora las causas y consecuencias de la infidelidad, un fenómeno que, según los autores, está bastante extendido, pero que cada vez resulta más difícil precisar y descifrar. Hasta hace unos años, lo que se entendía por infidelidad era más concreto: la ruptura de la exclusividad sexual. En simple: meter en la cama a un tercero. Pero los tiempos han cambiado. Hoy existen aplicaciones para buscar parejas como Tinder y redes sociales para mantener conversaciones eróticas sin un encuentro en vivo. También estamos en presencia de "la nueva revolución romántica", como es llamado el poliamor, y de mujeres que viven a full su sexualidad y que ya no son catedral de un hombre infiel que mantiene varias capillas. Entonces, no está fácil ponerse de acuerdo. Y la infidelidad se hace un concepto más poroso, más jabonoso.
A continuación, cinco expertos y sus respuestas a 10 preguntas intentan dar algunas luces.
* ¿Qué es la infidelidad?
Los expertos coinciden en que hoy es más difícil definirla, ya que el marco en el que se puede mover es enorme. "No existe una definición de infidelidad objetiva aplicable para todos. La infidelidad tiene mucho que ver con las personas (sus normas internas, valores, experiencias y expectativas de su pareja), el rol que ocupan en la situación y la etapa de vida de la pareja", dice la sicóloga Constanza del Rosario.
Según Rodrigo Jarpa, sicólogo y especialista en sexualidad, podemos entender la infidelidad como el no cumplimiento de un acuerdo -explícito o no- de exclusividad sexual y/o emocional, estableciendo un vínculo de corto o largo plazo con un tercero. Pero como cada pareja es un mundo, la definición puede variar de una pareja a otra. Si la fidelidad es relevante en la relación, "es recomendable que se defina como pareja lo permitido, lo prohibido y lo que significa ser fieles o no. Llegar a un consenso y que los dos entiendan lo mismo".
Eso no es tan fácil, en todo caso. Dicen Alejandra y Antonio Godoy: "A una pareja no se le ocurre hablar de esto, porque para ellos es 'natural' ser fiel y cada uno cree que su definición de infidelidad es la correcta y la que impera para los dos".
Resumen: hoy la definición de infidelidad tendría que ver con transgredir los límites que la propia pareja se ha puesto.
* ¿Ha variado esa definición en el tiempo?
Definirla como la traición sexual con un tercero se queda corta, dice Constanza del Rosario, porque el concepto no solo ha variado, sino que podría seguir cambiando con el paso del tiempo, la expansión de la tecnología, los efectos de la globalización y los nuevos modelos de familia.
Para Roxana Lobo, sicóloga del Instituto Chileno de Terapia Familiar, uno de los elementos claves de la infidelidad que ha experimentado una variación es la oportunidad. Si hace unas décadas la posibilidad de que una mujer tuviera una conversación más íntima con un hombre que no fuera el marido eran muy bajas, hoy son mayores. La salida de las mujeres al mundo laboral, agrega, ha emparejado la cancha.
Las oportunidades también aumentaron con las redes sociales. Hoy estamos más expuestos, aunque no sea de manera presencial. "La posibilidad de empezar, profundizar o erotizar una conversación, sin siquiera encontrarse, es mucho más alta", dice Lobo.
* ¿Ha aumentado la infidelidad?
Los expertos coinciden en que sí. La explicación es que las personas buscan ser felices, y cuando no están satisfechas con su relación de pareja se sienten con el derecho a buscar su felicidad y ser infieles para sentirse mejor con ellos o con la relación. "Sentirse vivos, vivir intensamente, hacer con otro lo que la pareja no se motiva a realizar, sentirse deseados, atendidos o valorados son gatillantes frecuentes de una infidelidad", dice Del Rosario.
Según cifras que maneja Jarpa, el 60% de los hombres ha sido infiel, versus un 40% de las mujeres. "Hay otros que pensamos que las mujeres son más hábiles y que en este tipo de encuestas no abunda la honestidad…", dice.
En la encuesta Adimark de 2017, el 39% de los chilenos declara haber sido infiel alguna vez. De estos, un 46% son hombres y un 30% mujeres. "El día que recibí estos resultados, me reuní con 'La liga de la justicia', compuesta por mis colegas Nerea de Ugarte, Antonio Godoy, Constanza del Rosario y yo, y la conclusión fue unánime: hay mucha gente que sigue mintiendo en los estudios", agrega Jarpa.
Alejandra Godoy destaca en este aumento de la infidelidad dos grupos. El primero, las mujeres: "Todas las barreras que tenían restringida la sexualidad femenina se fueron derrumbando los últimos 20 o 30 años y pudo resurgir la verdadera naturaleza sexual de la mujer. ¡Así que sujétense!". El otro grupo son los mayores de 60, porque "aprenden de nuevo a hacer el amor, son más vitales y más activos" que generaciones anteriores de esa edad.
Pero también han aumentado las sanciones en la pareja cuando hay infidelidad. Según un estudio del CEOC, de la U. de Talca, las nuevas generaciones condenan más la infidelidad que los mayores. Así, mientras que el 30,4% de las mujeres mayores de 44 años señala que es un error, esta cifra aumenta a 56,8% entre las encuestadas de entre 20 y 28 años.
"Esto de que en la casa tengo mi catedral y afuera una capilla se acabó", dice Antonio Godoy, y agrega que hoy se separan más las mujeres cuando el marido es infiel que los hombres cuando ellas los engañan. "Los hombres están desarrollando un vínculo más dependiente con las mujeres", dice.
* ¿Ha variado el escenario de la infidelidad con el empoderamiento de la mujer?
Sí, dicen los expertos, y coinciden en que es un factor relevante. Explican que hoy las mujeres se sienten más dueñas de su cuerpo y de su sexualidad, con más ganas de experimentar y con más permisos que generaciones anteriores. Para Constanza del Rosario, hay tres razones. La primera: muchas mujeres activas sexualmente se emparejan con "buenos hombres", pero sexualmente pasivos, y terminan sintiéndose rechazadas o insatisfechas, por lo tanto buscan afuera "lo que su pareja no les ofrece". La segunda: muchas mujeres han mal asumido el empoderamiento femenino como adoptar una actitud tradicionalmente masculina frente a las relaciones, desplegando conductas que evitan la entrega total y disocian sexo y amor. Y la tercera: muchas mujeres que se cansaron de adaptarse a la sexualidad de una pareja que nunca se preocupó por el bienestar y disfrute compartido y que no están dispuestas a vivir su vida sin sentirse plenas en esa área.
* ¿Es la infidelidad natural al ser humano?
Antonio Godoy explica que hay una tendencia biológica, instintiva y antropológica a buscar variedad sexual y experiencias con otros. En esa línea, Roxana Lobo explica que en términos evolutivos seríamos monógamos seriales; es decir, tendemos a la monogamia por un tiempo restringido, después del nacimiento de los hijos la pasión decae y se mantienen las hormonas del apego, por lo que luego de ese periodo pueden parecernos atractivas otras parejas.
Por otra parte, estamos en una cultura que promueve la monogamia sexual. "La fidelidad es un acuerdo cultural, porque podemos consensuar que es lo que más nos hace sentido como proyecto vital", dice Roxana Lobo.
Al medio de esos dos polos está el libre albedrío. "Elegir qué hacer es una decisión consciente", dice Antonio Godoy. Y complementa Constanza del Rosario: "Es natural sentir deseo por alguien que no es tu pareja, ya que uno desea lo que no tiene, pero ser infiel es una decisión, no un impulso biológico irrefrenable".
Lo anterior echa por tierra uno de los mitos de la infidelidad: que el que fue una vez infiel siempre lo será. "Es lo que se conoce como el mito de la reincidencia. Los hechos nos demuestran que existe un alto porcentaje de casos en los que la persona que fue infiel no vuelve a serlo más", explica Jarpa.
* ¿Es infidelidad estar en pareja y meterse a Tinder?
No necesariamente, pero se puede consensuar que se trata de una transgresión importante a la relación. "Tinder es una aplicación para que las personas armen pareja, estables o casuales, ese es el objetivo; acercarse a otros en términos de pareja, no de amistad. Para mí es una trasgresión a la pareja y está muy cerca de ser una infidelidad. Y para muchas personas podría ser una infidelidad", explica Roxana Lobo.
Constanza del Rosario agrega: "Es un acto narcisista y una falta de respeto y de indiferencia hacia la pareja, si esto no fue acordado por ambos como parte de su relación".
* ¿Cuándo una relación virtual se convierte en infidelidad?
Para Roxana Lobo se traspasa un límite importante cuando las conversaciones empiezan a ser más íntimas con un tercero que con la pareja, al punto de producir distancia y evitación. "Si esa relación es íntima emocionalmente, tiene un lenguaje erotizado y propuestas sexuales, aunque no haya un encuentro real, podría considerarlo una infidelidad, porque transgrede los límites. Es meter simbólicamente a un tercero".
Constanza del Rosario dice que en el momento en que temes ser descubierto porque sabes que tu pareja no lo tomará bien, ya es una deslealtad. "Cuando empiezas a mentir y ocultar huele a infidelidad", sentencia.
Todos los especialistas mencionan a la sicoterapeuta belga Esther Perel, quien en su último libro The state of affairs dice que la infidelidad incluye uno o más de los siguientes elementos: una relación secreta, alquimia sexual y conexión emocional en algún grado. Jarpa explica que el secreto sería el principio organizador número uno en una infidelidad y funciona como un efectivo intensificador de la carga erótica: "Los secretos nos hacen sentir poderosos, autónomos, en control, menos vulnerables y más libres, pero estos placeres oscuros no se nos permiten en la adultez monógama".
* ¿Hay infidelidad en el poliamor o en las relaciones abiertas?
Primero, una definición. Rodrigo Jarpa explica que el poliamor consiste en mantener una relación amorosa y duradera de manera simultánea con varias personas, con pleno conocimiento de los involucrados, mientras que el matrimonio abierto presupone un acuerdo entre una pareja de abrirse a otras relaciones externas no necesariamente identificadas.
Para Constanza del Rosario, si nos aferramos a la definición de poliamor, no existe la infidelidad, porque todos tienen conocimiento y son consensuados los vínculos emocionales y sexuales con otros. "¿Cómo lo logran? ¡Lo encuentro un misterio!".
Según Jarpa, "es probable que, a primera vista, la noción del poliamor resulte un tanto chocante para algunas personas. Tan chocante, tal vez, como constatar el hecho de que la mayor parte de las personas no son monógamas en el estricto sentido de la palabra".
Por su parte, Roxana Lobo cree que en las relaciones abiertas no existe infidelidad, porque es parte de la definición el que pueda haber otras parejas. "Sin embargo, hay relaciones abiertas donde ponen como condición no enterarse de lo que hace el otro para no sentirse expuestos o para mantenerlo lejos de los hijos", dice. La sicóloga agrega que ha escuchado en su consulta a parejas abiertas que plantean que se puede tener una relación con cualquiera, menos con un ex: eso sí que no lo podrían tolerar.
* ¿Se manifiesta distinta la infidelidad dependiendo del estrato social?
Para Roxana Lobo, la importancia de la imagen y el estatus en los estratos más altos son determinantes en cómo se enfrenta una infidelidad, y las cosas pueden ser tomadas con más cautela. "Aunque la pareja tenga la escoba, la crisis se evidencia mucho menos para no dar señales para afuera", dice. Por el contrario, en sectores donde las apariencias son menos relevantes, las cosas se pueden dar de manera más explícita: "Tal vez en otro estrato social las personas tienen menos pudor en enfrentar a la amante con escándalo o viceversa".
* ¿Es posible superar una infidelidad?
Sí. El libro Y ahora qué hacemos parte con una cita de Esther Perel: "Es necesario reinterpretar la infidelidad bajo una mirada más flexible de acuerdo a estos tiempos". "Esa mirada flexible significa no ser tan tajante y si hubo infidelidad, por favor, no significa que necesariamente hay que separarse", dice Alejandra Godoy, y agrega que fuimos educados en una sociedad donde la infidelidad es vista como una traición terrible, entonces duele mucho.
Para los autores, la imposibilidad de reconstruir una relación después de una infidelidad es un mito. "Hay un arte japonés que se llama kintsugi, que consiste en llevarle los pedazos de un jarrón roto a un maestro. Él los une con oro y recompone este jarrón, que según la cultura japonesa es ahora más valioso y más fuerte. Eso puede ocurrir después de una infidelidad", cuenta Antonio.
Los Godoy explican que una crisis como la que desata una infidelidad puede ser una oportunidad para que las parejas reflexionen y se miren a sí mismas. "La tendencia en nuestra consulta es que el 90% de las parejas que llegan a terapia después de una infidelidad se fortalecen y salen mucho mejor de lo que llegaron", explica Antonio.
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Autores: Alejandra Godoy Haeberle, Antonio Godoy Delard Sello: Grijalbo Precio: $12.000 Páginas: 268
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Algunos testimonios
Gabriela Wiener (44), poliamorosa: "La fidelidad no tiene nada de natural"
"Antes entendía la fidelidad como una especie de mandamiento que no podía cumplir, así que vivía instalada en lo opuesto. Ahora no creo que esos parámetros sirvan para explicar las dinámicas de las relaciones afectivas. No creo en el deber en el amor. Las palabras compromiso, lealtad, fidelidad o traición ya no dicen nada de lo que somos. Son conceptos rancios y agotados que sostenían una idea de amor de cuento de hadas que solía volverse cuento de terror. En lo que creo es en los acuerdos de cada cual y en los cuidados mutuos. La fidelidad no tiene nada de natural, es una convención social que sigue prohibiendo otras formas de amar y proponiendo una jerarquización de los afectos que diferencia entre amores oficiales y extraoficiales. En las relaciones no exclusivas o no monógamas no suele hablarse de infidelidad, pero sí de violar los acuerdos que comparten las personas involucradas. Los límites son los que decidan ponerse las parejas o grupos".
Andrea (35), casada: "Puedo besar a otras personas"
"Estoy casada desde 2013 y a fines de 2018 abrimos la relación en base a un acuerdo: podemos darnos besos con otras personas, pero debemos ser honestos y contarnos todo. Estamos viendo qué pasa, qué se siente. Soy bisexual y nunca me sentí cómoda con la monogamia, pero nuestras reglas son muy claras. Estar con otras personas es por entretención y no atenta contra nuestra relación de familia o pareja. Tenemos equilibrio, y esto no lo interrumpe. Esa es nuestra fidelidad. Yo quiero estar con mi marido toda la vida, es mi compañero de vida, pero también sé que es normal que uno mire para el lado. Él sería más infiel si hablara con una chica todos los días, comparado con que le dé un beso a una mujer en un carrete. Para mí la infidelidad tiene que ver con la intimidad".
Josefina (36), casada: "Él es sólo para ti y tú para él"
"Llevo tres años de casada y la fidelidad en mi pareja es vital. Para mí es muy importante. Es la base de la relación, porque es la base de la confianza. No concibo una relación con múltiples parejas. Nunca he hablado con mi marido de un límite, pero siempre hemos dado por hecho que cada uno entiende la fidelidad como no meterse con otra persona. Jamás estaría en Tinder, para mi si estás en una aplicación como ésa es porque estás buscando algo. Tú confías en el otro y uno de los pilares de la confianza es que sabes que ese otro no va a estar con nadie más. Para mí, si mi pareja se mete con alguien más se perdió el matrimonio. Cuando decides casarte con una persona es porque le estas entregando ese regalo, de que vas a ser fiel, de que él es sólo para ti y tú para él."
Joaquín (52), divorciado: "En la web me sentía menos infiel"
"Llevaba siete años casado y mi matrimonio estaba deteriorado. En messenger conocí a una mexicana y esa relación virtual terminó siendo la causa de mi separación. Ella tenía problemas con su marido, yo con mi señora, y empezamos a hablar. Ahí se producen complicidades que pueden abrir ciertas emociones. Cuando mi esposa me pilló, me encaró. Para ella era un gorreo abierto, aunque fuera virtual. No teníamos un acuerdo de fidelidad, pero se daba por hecho que éramos una pareja cerrada. Pero en la web me sentía menos infiel… Pienso que la relación virtual con la mexicana sí pasó a ser infidelidad, porque se generó un vínculo: pensaba en ella, inventaba excusas e iba al computador a hablar con ella".
Miguel (34), poliamoroso: "En mi tripareja soy fiel"
"En mi relación amorosa (tripareja) creo que soy fiel, porque soy firme y constante con los afectos, ideas, obligaciones y compromisos establecidos con ellas. Se puede ser infiel en una relación poliamorosa si se traicionan esos compromisos: dijimos que solo tendríamos relaciones sexuales y amorosas entre nosotros tres. Eso puede cambiar en el futuro, pero el compromiso hoy es ese. Cada quien arma su amor y su poliamor como más le acomode. Las obligaciones y compromisos tienen las más variadas reglas que te puedas imaginar".
Sylvia Daza (27), poliamorosa: "En mi relación no existe la fidelidad"
"Cuando conocí a mi pareja le dije que no creía en la fidelidad, porque siempre fui infiel. Él me dijo 'yo pienso lo mismo', entonces decidimos estar juntos. Llevamos cuatro años y tuvimos una polola 10 meses, vivimos juntos los tres. Ahora estamos solos, pero siempre tenemos relaciones paralelas. Lo nuestro es amor real, amor infinito. El acuerdo es tener lealtad y contarnos todo. Nos apoyamos, nos entendemos, nos hemos visto sufrir por otra persona, nos hemos visto enamorados de otros. Sí hay que respetar los acuerdos, como usar siempre condón con otras personas; ese es un límite impuesto".
Sergio (52), casado y swinger: "Me uno a otras parejas; y mi mujer sabe"
"Llevaba 17 años casado y ella no quería tener relaciones. Un día me dijo: 'Búscate una mina, yo no te voy a hacer ningún problema'. Así encontré la comunidad swinger. Han pasado 14 años y sigo en juntas swinger. Me uno a las parejas que van a estos encuentros donde tenemos relaciones sexuales. Mi mujer no participa, pero sabe que yo voy y es parte de nuestro matrimonio. No es infidelidad. De mi esposa estoy profundamente enamorado: ella y mis dos hijos son lo primero en mi vida".
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