Una docena de aves, incluidas el ibis blanco australiano y los pavos, dieron algunas claves sobre la locomoción de los dinosaurios terópodos como el Tyrannosaurus rex, según un estudio publicado hoy.

La investigación se centró en los factores cinemáticos y cinéticos del movimiento de las aves terrestres, descendientes modernos de los dinosaurios terópodos, que varían en función de la velocidad y el tamaño del animal.

El estudio, que duró ocho meses, analizó la fuerza que ejerce sobre el suelo la pata de aves de diversos tamaños como la pequeña codorniz azul china, de 45 gramos, o el avestruz común, de 80 kilos.

Para ello, las aves fueron filmadas con cámaras sensibles mientras corrían por dos pistas construidas para el experimento, y se midieron sus movimientos con marcadores colocados en sus espaldas.

Los investigadores determinaron que muchos aspectos físicos de la locomoción de las aves cambian continuamente con la velocidad, y que el tamaño de las aves influye en la postura cuando estas se desplazan.

Según el estudio, publicado en la revista Plos One, esta conclusión pone en duda la precisión con la que los paleontólogos interpretan fósiles de huellas de terópodos en su intento de inferir la postura.

"Por primera vez los paleontólogos tienen la capacidad de predecir empíricamente diversos aspectos de la locomoción de los terópodos extintos", dijo a Efe el autor del estudio, Peter Bishop, del Mueso de Queensland.

"No solo permite realizar un retrato más exacto en los medios populares como películas, documentales o juegos, sino que nos ayuda a entender cómo se desarrolló la locomoción en los 230 millones de años de la historia de los dinosaurios terópodos", añadió.