Albert Einstein
Las duras impresiones que Albert Einstein escribió sobre tres países de Sudamérica

Las duras impresiones que Albert Einstein escribió sobre tres países de Sudamérica

El Nobel alemán Albert Einstein viajó a tres países de Sudamérica en 1925. Aunque quedó maravillado por la naturaleza y los paisajes, escribió comentarios despectivos sobre algunos de ellos en sus diarios de viaje privados.


Albert Einstein recorrió varios países del mundo haciendo anotaciones en sus diarios de viaje. Sin embargo, el reconocido científico, que se solía mostrar como una persona de mente abierta y progresista, escribió impresiones polémicas y prejuiciosas en esos cuadernos.

En especial, sobre sus visitas a algunos países de Sudamérica.

“Sus diarios revelan una clara discrepancia entre sus pronunciamientos públicos, que eran progresistas y humanitarios, que invitaban a la tolerancia”, dijo el historiador Ze’ev Rosenkranz a BBC Mundo en 2018, cuando se publicaron los escritos del científico sobre sus viajes al Lejano Oriente, Palestina y España.

Y es que en estos documentos, al igual que los que se revelaron ahora de Sudamérica, expresó prejuicios y estereotipos sobre las distintas personas que conoció.

En esa ocasión, el científico dijo que los chinos eran “gente trabajadora, asquerosa y obtusa”.

Sin embargo, Einstein nunca quiso que sus diarios fueran publicados. Y, por el contenido, podríamos adivinar el por qué.

Esto es lo que dijo sobre Sudamérica en sus viajes de 1925.

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Qué dijo Albert Einstein sobre Sudamérica

The Collected Papers of Albert Einstein es un proyecto del Instituto de Tecnología de California que se ha encargado de reunir, traducir y publicar los documentos de interés que escribió Einstein, el aclamado Nobel alemán.

En conversación con la BBC, Ze’ev Rosenkranz, editor de los diarios, reveló que cuando Einstein visitó algunos países de Sudamérica en 1925, terminó “encantado con la cordialidad genuina” de los uruguayos y dijo tener “un afecto ambivalente por los brasileños”.

Sin embargo, sus comentarios sobre los argentinos fueron muy duros.

En ese año, Einstein subió a un barco que navegaba desde Berlín hasta Sudamérica para ampliar su horizonte. Según Rosenkranz, podría haber sido motivado por decisiones personales, como alejarse de Alemania un tiempo, pero también científicos, como para conocer más sobre la teoría de la relatividad.

El historiador también resaltó que Einstein usualmente escribía diarios concisos porque quería tener un registro para sí mismo, pero también para compartirlos con su esposa Elsa y con su hija más joven, Margot.

A grandes rasgos, la opinión del científico sobre el continente fue positiva, en especial por la geografía y la naturaleza.

Sin embargo, algunos de sus comentarios sobre los países fueron demasiado “descabellados” y prejuiciosos.

Qué pensaba Albert Einstein sobre Argentina

Einstein comenzó su pequeña gira en Sudamérica en Argentina, uno de los países que tenía la mejor infraestructura del momento para la investigación en matemáticas y física, según relató Rosenkranz a BBC Mundo.

El científico ya había sido invitado anteriormente al país por científicos y también por la comunidad judía. Al llegar, su agenda estuvo llena en todo momento.

“La impresión que Einstein se hace de Argentina es compleja. Llegó con preconcepciones sobre Argentina, sobre Sudamérica en general, y creo que no se apartó de ellas”, advirtió el historiador.

Antes de abordar, le había dicho a uno de sus amigos que estaba entusiasmado por viajar a Argentina, pero que lo desmotivaba tener compromisos sociales con “los indios semicultos que están allí vestidos con sus esmóquines”.

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En el mes completo que estuvo en tierra argentina, Einstein dio conferencias científicas y se reunió con estudiantes jóvenes que estaban interesados en su trabajo. Hasta ahí, todo estaba bien.

Sin embargo, sus prejuicios le ganaron a la experiencia.

El comentario de los “indios vestidos de esmóquines”, para el historiador, es un “comentario muy ofensivo, porque es como insinuar que la población nativa no tenía una cultura que él valoraría y que ellos estaban disfrazándose de gala”.

“Desde su punto de vista elitista invertido, no le gustaban los esmóquines independientemente de quién los usara. Pero, en este caso, estaba como diciendo que incluso gente que usualmente no se vestía con esmoquin se lo ponía. No veo cómo evitar ver eso como ofensivo, pero quizás es mi punto de vista”.

Pero eso mismo escribió en sus diarios, que los argentinos eran “indios” y “españoles”.

Y aunque algunas de sus investigaciones dieron luces de que Einstein podría haber tenido una connotación “positiva” sobre el término “indio”, aún así el científico se estaba refiriendo de forma generalizada a la población sudamericana.

Sin embargo, eso no fue todo lo que escribió. También dijo que no le gustó Buenos Aires. Describió a la ciudad como “estéril desde el punto de vista del romanticismo y la intelectualidad”. Uso términos como “superficial” y “fría”.

Aunque Córdoba le gustó mucho más: dijo que en aquella ciudad encontró “vestigios de una cultura genuina” y “un sentido de lo sublime”.

Aún así, continuó refiriéndose a los argentinos como “displicentes”, “infantiles” y “estúpidos”.

Para el historiador, estos prejuicios que cargaba el reconocido científico están ubicados en el contexto de los estereotipos alemanes y europeos sobre América Latina.

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Qué dijo Albert Einstein sobre Uruguay

El siguiente destino de Albert Einstein fue Montevideo, Uruguay, donde su experiencia fue completamente distinta. Estuvo alrededor de una semana de visita.

“En Uruguay me encontré con una cordialidad genuina como pocas veces en mi vida. Allí conocí el amor a la tierra propia sin ningún tipo de megalomanía”, escribió en su diario de viaje.

Según Rosenkranz, a Einstein le gustaban mucho los países pequeños, porque decía que las naciones se llevarían mejor entre sí (si es que fueran de menor tamaño) y se reduciría el poder gubernamental.

Además, sobre Uruguay, al científico le gustó el clima y la arquitectura, porque le recordaron a Europa.

“También le atrajo que Uruguay era una república y que había una estricta separación del Estado y del clérigo. Eso era importante para él. Le impresionaron mucho los programas de bienestar social que existían”, añadió el historiador.

Einstein dijo que era un país “muy liberal” y que sintió “una genuina admiración por los uruguayos”.

“Uruguay, país pequeño feliz”.

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Qué pensaba Albert Einstein sobre Brasil

La última parada de Einstein fue Río de Janeiro, Brasil, donde estuvo por un poco más de una semana.

En sus anotaciones, se lee que le asombró “la majestuosidad” del paisaje y la vegetación en el país. En Río, Corcovado y Pan de Azúcar fueron los sitios que se ganaron un lugar especial en su diario.

“También quedó encantado con lo que llama la ‘mezcla racial’, la diversidad étnica”, relató Rosenkranz.

Sin embargo, también realizó comentarios despectivos: “Aquí soy una especie de elefante blanco para los demás, ellos son monos para mí”.

Para el historiador, esto “se acerca mucho a una deshumanización de los brasileños. Esta tendencia también es reflejada en su visión de los habitantes locales como monos. También se refiere a los residentes como ‘chiquitines’”.

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El experto explicó que Einstein, en general, creía que el clima más caliente o húmedo podía perjudicar las facultades cognitivas de la población. “Creía en lo que se denomina determinismo geográfico”.

“Y lo de monos es una clase de término difícil en alemán porque también puede significar solo tontos. Pero, por supuesto, en el contexto lingüístico, estrictamente hablando, es una deshumanización porque estás comparando a personas con monos y, claro, hay una historia de llamar a personas simios que no es positiva”.

Las contradicciones de Albert Einstein sobre la humanidad

El historiador explicó que estos eran pensamientos de Einstein “muy privados que fueron publicados”.

Pese a referirse así de algunas poblaciones de Sudamérica, varios años después, el reconocido científico se convirtió en un activista contra la discriminación de los negros en Estados Unidos y, en general, contra el racismo.

“Cuando uno ve cómo Einstein se comporta a lo largo del tiempo, nos damos cuenta de que dice cosas diferentes en momentos distintos. Incluso se contradice a sí mismo, es como cualquier otro ser humano, cambia de opinión”.

Además, Rosenkranz reflexionó que la publicación de estos diarios, que se hacen sin censura, nos dan una oportunidad de “lidiar con el hecho de que incluso los seres humanos más venerados tienen un lado más oscuro, más primitivo que no podemos ni debemos ignorar o descartar”.

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