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En Toronto, según el último censo, se hablan oficialmente 140 lenguas y más de 200 dialectos.

Las mil nacionalidades de Toronto

La ciudad más multicultural del mundo. Así se conoce a la capital de la provincia de Ontario, en Canadá, que cada año recibe a 100 mil nuevos habitantes venidos desde diversos rincones del mundo. Aquí los inmigrantes encuentran un espacio seguro donde explotar sus manifestaciones culturales, y de esta forma le permiten al turista hacer de su visita una vuelta al mundo.


Cuando se afirma que Toronto, la ciudad más grande de Canadá, es la más multicultural del mundo, podrían desatarse dudas y hasta polémicas. Nueva York, San Francisco, Londres o Sídney podrían fácilmente salir a desmentirlo y no con escasez de argumentos, ya que todas cuentan con razones como para adjudicarse dicho título: conviven distintas culturas, razas y credos, son urbes abiertas al mundo y donde la diversidad se acepta y fomenta.

Y aunque la disputa no ha sido zanjada por ningún tribunal internacional con sede en Holanda, Toronto se sabe ganadora en este aspecto, y para mantener su estatus se entrena día a día, para seguir creciendo en su figura de "tierra de todos", llegando hoy a ostentar cifras que baten todos los récords y que podrían sonar irreales para un país como Chile, aún en pañales en términos de inmigración. Según el último censo, aquí se hablan oficialmente 140 lenguas y más de 200 dialectos, más de la mitad de la población residente nació fuera de Canadá y cada año cien mil nuevos habitantes de todos los rincones del mundo llegan a vivir en forma de residencia definitiva.

La ciudad como tal se ha transformado de a poco en un rompecabezas de distintos barrios étnicos, los cuales se han hecho espacio en una ciudad que con gusto los ha ido acogiendo y bautizando siempre desde lo "pequeño". Así fueron apareciendo desde principios del siglo XIX la "pequeña Italia, el "pequeño Portugal", la "pequeña Corea", la "pequeña India", y así, en una lista que parece interminable.

Los latinos han hecho lo suyo en Kensington, que cumple con todas las características para ser por estos días el barrio de moda, el que aparece con más hashtags asociados en Instagram y donde -como en cualquier barrio con onda- los domingos es el día donde todo pasa, con venta de ropa usada, foodtrucks estacionados en la vereda y música en vivo de alguna banda universitaria buscando su minuto de fama. Aquí sorprende encontrarse con Jumbo, propiedad de la señora Irene, así a secas, tal como se lee en su tarjeta de visitas.

En este restaurante se venden empanadas de pino por 5 dólares, que se pueden acompañar de un pocillo plástico de pebre. Un par de barbones colorines untan allí en su empanada, con el mismo entusiasmo que el de un chileno en su almuerzo dominical a casi 11 mil kilómetros al sur.

La señora Irene no para de repartir canastos con sus "chilean empanadas", mientras en el mismo barrio la señora peruana reparte ceviche, el venezolano arepas y los mexicanos tacos al pastor. Kensington, que en un minuto fue el barrio judío, luego el italiano, quienes a su vez fueron reemplazados por hippies y latinos, que en perfecta armonía conviven en este barrio como un ejemplo perfecto de diversidad canadiense.

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Los latinos se tomaron Kensington, el barrio que hoy está de moda.[/caption]

Hoy, una visita a Toronto puede transformarse en un viaje exprés alrededor del mundo, incluso a través de actos cotidianos como tomar el metro, donde en cada vagón se puede distinguir pasajeros de los cinco continentes, o al caminar por cualquier calle medianamente transitada donde en cada esquina habrá algún restaurant tailandés, una picada de shawarma árabe y un almacén indefectiblemente regentado por un ciudadano de origen chino.

A propósito de estos últimos -y como es de esperar de una ciudad lo suficientemente cosmopolita-, aquí no podía faltar un Chinatown, sin duda el barrio étnico más grande y representativo de Toronto. Ubicado a pocas cuadras al este de Dundas Square, famosa por su parecido con el Time Square neoyorkino, lleno de luces y carteles de neón gigantes anunciando espectáculos, este barrio nació a fines del siglo XIX con la llegada de miles de chinos que antes habían servido de mano de obra en la construcción de las líneas férreas de Canadá.

Y si en un comienzo la proporción de habitantes de este barrio era de 80 hombres por una sola mujer, donde principalmente funcionaban lavanderías a mano que servían a las clases más acomodadas, hoy las cosas han evolucionado hacia la condición de barrio icónico. Es hogar de todas las tiendas de souvenirs de la ciudad, aparatos electrónicos y por supuesto los más tradicionales exponentes gastronómicos que varían en precios y gustos. Destacan opciones como el Rol San de calle Spadina, la llamada "casa del Dim Sum", esa preparación cantonesa tipo buffet que sirve distintos platos de arrollados de carne, mariscos y verduras, servidos en fuentes de bambú. También está el Asian Legend, especialista en la cocina del norte de China y que ha sacado aplausos en crónicas gastronómicas de todo el mundo por sus platos de pato ahumado.

"Aquí todos podemos recomendar un buen restaurante vietnamita, japonés o etíope, porque los hemos visitado incluso antes de que se pusieran de moda", cuenta Abdul Khaleq, estudiante de Medicina. Es hijo de padres sirios, pero nacido en Canadá, y férreo defensor de la multiculturalidad de Toronto. "Los barrios de inmigrantes aquí son un regalo para la comunidad, muestran su identidad con dignidad y orgullo y así son recibidos por todos", continúa Khaleq sobre la que él considera es la postura de la mayoría de los canadienses.

Esta apertura es una de las principales características de las comunidades inmigrantes de Toronto, ya que los barrios que han recibido a ciudadanos de una nacionalidad específica terminan floreciendo culturalmente: ofrecen a la ciudad lo mejor de sí a través, por ejemplo, de su oferta gastronómica, como es el caso del barrio chino y también de otros famosos por su buena mesa, como el barrio griego. A ellos se suman otros más desconocidos por los turistas como el barrio polaco, en la calle Roncesvalles, o la villa maltesa, de la calle Dundas.

La ley del respeto

Canadá tiene las reglas claras: la herencia cultural de sus habitantes se respeta y se celebra, lo cual está escrito en lo que es conocido como Act. 1988, que protege a los canadienses en su derecho a expresar sus raíces culturales. El objetivo de esta regulación es la protección del legado étnico de cada uno de sus ciudadanos, lo cual a la vez busca estimular la implementación de programas multiculturales y actividades con instituciones privadas y gubernamentales.

Teniendo esto en cuenta, es común que en Toronto siempre esté ocurriendo alguna manifestación cultural como un festival, una celebración patria o un carnaval, que se toman las calles invitando a todos a celebrar el momento. "Taste of Toronto", el famoso festival gastronómico que se celebra cada verano, "Oktoberfest", "Salsa in Toronto", "Caribbean Carnival", "South Asian Festival", "Taste of Danforth" (que celebra la comida griega) y el "Small World Music Festival", que cada año trae bandas representantes de todo el mundo, son algunos ejemplos de la movida cultural étnica que aquí se mantiene siempre viva.

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Entre las manifestaciones culturales de la ciudad está el festival "Salsa in Toronto". (Crédito: Salsa in Tor0nto)[/caption]

Y si bien las leyes que promueven el respeto a la identidad cultural de cada canadiense son claras y puestas en práctica por la mayoría de la población, el control de cualquier acto xenófobo o de agresión racial es algo que se lleva a cabo desde la educación primaria: "Aquí a los niños les enseñan desde chicos en sus escuelas a respetar y a valorar el origen del compañero de al lado; además, es muy mal visto que alguien haga cualquier tipo de burla racial por el de al lado", cuenta Julio Muñoz, chileno que vive en Toronto desde su adolescencia y que ahora espera su turno para recoger sus empanadas en el restaurante Jumbo.

Muñoz viene a Chile con su familia de vez en cuando para conectarse con su país, necesidad que según él se agudiza en meses como septiembre. Este acto de conexión con sus raíces es algo que agradece tener en Toronto, ya que "la sangre tira, aunque hayan pasado 30 años". Y que la "sangre tira" lo saben bien la mayoría de los toronteanos y por eso aquí este espacio para expresar ese sentimiento será siempre bienvenido y jamás juzgado.

Cómo llegar:

* Air Canada (www.aircanada.com) vuela cuatro veces por semana (domingo-lunes-miércoles y viernes) y desde la primera semana de noviembre y hasta fines de marzo también vuela los sábados. Desde los USD$ 877 aprox.

* Información sobre calendario cultural, transporte y sitios imperdibles: www.seetorontonow.com

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