Los cuatro perfiles ideológicos de los chilenos
¿Apoya el aborto en cualquier circunstancia? ¿Cree que las empresas contaminantes se deberían cerrar? ¿Considera que las pensiones son un tema individual o colectivo? ¿Se considera de izquierda, centro o derecha? En base a preguntas de ese tipo el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) presentó esta semana un nuevo estudio donde se clasifica a los chilenos según sus creencias, un ejercicio inédito que sirve para entender a la cambiante sociedad posestallido social.
El Estudio Longitudinal Social de Chile (ELSOC) es una encuesta que desde 2016 viene realizando el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), un conglomerado de universidades chilenas. Dentro de este trabajo está el informe “Radiografía del cambio social”, que analiza las creencias, actitudes y percepciones de la sociedad chilena para entender cómo estas se mantienen o cambian en el transcurso del tiempo.
En octubre del año pasado, el equipo del COES se preparaba para hacer un nuevo sondeo, pero vino el estallido social y debieron realizar este trabajo entre noviembre de 2019 y marzo de 2020. Por eso consiguieron una radiografía bien clara de lo que es el Chile pos 18 de octubre, en lo que viene a ser la cuarta entrega del reporte que permite comparar las respuestas de los encuestados con las que tenían en las tres versiones anteriores de este estudio longitudinal.
Ya con los resultados en la mano, los investigadores fueron comprobando o descartando las hipótesis que tenían sobre el momento del país. “Una de las grandes teorías dice que a medida que las sociedades se enriquecen a nivel colectivo y experimentan procesos continuados de crecimiento económico, las generaciones más jóvenes empiezan a adoptar orientaciones valóricas que son distintas a las de las generaciones más viejas”, dice Matías Bargsted, profesor asociado del Instituto de Sociología de la UC e investigador del COES que trabajó en el informe. “Mientras las generaciones más viejas tienen mayor preocupación por temas de seguridad económica y física, como mantener el país ordenado o la inflación a raya, los más jóvenes dan por sentadas esas cosas y comienzan a pensar en temas medioambientales o de equidad de género”.
Para poder comprobar si tesis de este tipo tenían correlación en la sociedad chilena actual, los investigadores del COES sometieron a los casi 3 mil encuestados residentes en ciudades chilenas con más de 10 mil habitantes a preguntas como si las parejas homosexuales deberían poder adoptar hijos, cuál es el rol del Estado en la educación sexual de los niños, cómo debía enfocarse el gasto social o si se debían cerrar las empresas contaminantes, aunque eso afectara el desempleo. ¿El objetivo? Poder perfilar a la población según sus posturas ideológicas.
“Quizás hace un par de generaciones atrás podíamos ordenar las preferencias de las personas o las posiciones colectivas de los partidos políticos bastante bien en un ordenamiento de izquierda a derecha, pero hoy es más difícil. Ahí es cuando estos mapas ideológicos tienen sentido”, explica Bargsted.
El resultado son cuatro grupos de chilenos: los progresistas (representativos del 24% de la población), los liberales bisagra (18%), los conservadores pro-Estado (21%) y los conservadores pro-Mercado (37%). “Esta clasificación de alguna forma sintetiza la escala izquierda-derecha con el otro eje que sería liberal-conservador. Si la política tuviera esas dos dimensiones, una sería de una izquierda más pro-Estado y otra de una derecha más de iniciativa privada y mercado. Cruzado a eso habría una dimensión liberal y otra más conservadora en términos valóricos. Creo que las clases sintetizan el ordenamiento de las personas en esas dos dimensiones”, detalla Bargsted.
Sobre la fotografía del Chile posestallido, el investigador de la UC dice que hubo respuestas que fueron transversales a los cuatro grupos, como un fuerte aumento en los niveles de insatisfacción respecto de cómo funciona la democracia en Chile. Aunque, por otro lado, el respaldo a la democracia como la mejor forma de gobierno creció también de manera transversal. “Por una parte tenemos más ciudadanía crítica prodemocrática que hace un año atrás. Ahí hay un cambio bastante marcado”, dice Bargsted, quien agrega que otras temáticas que reunieron alto apoyo en todos los grupos fueron las causas medioambientales, el respaldo al rol del Estado por sobre los privados en la educación y el apoyo a la opción “apruebo” en el plebiscito del 25 de octubre.
También se analizó el sexismo en el país, separándolo entre uno calificado como “hostil” -mucho más crudo, explícito y brusco, siendo básicamente la creencia de que las mujeres son inferiores a los hombres- y otro “benévolo”, que es más encubierto y se esconde en miradas paternalistas como que a ellas hay que protegerlas. “En general, los niveles de sexismo que hemos encontrado son relativamente altos. Eso nos está diciendo que a pesar de que tenemos una sociedad que va avanzando en igualdad, en línea con los progresistas o los liberales bisagra que son más abiertos, los niveles de sexismo siguen siendo relativamente altos. Estamos hablando de que el 50% de los progresistas reportan esos niveles”, explica Gloria Jiménez-Moya, académica de la Escuela de Psicología de la UC e investigadora asociada del COES.Estos son los cuatro perfiles ideológicos.
Usted, ¿a cuál pertenece?
Los progresistas, sin miedo al cambio
El primer grupo definido en el informe son los progresistas, que corresponden al 24% de los chilenos. “Son personas que en general suelen estar abiertas al cambio y que apoyan cambios igualitarios”, explica Gloria Jiménez-Moya, lo que fundamenta en las posturas más abiertas de este grupo en temas como el aborto o la adopción homoparental.
Son la segunda clase más joven del informe: casi siete de cada 10 son menores de 50 años. Tienen, en promedio, el nivel educativo más alto (57% de ellos posee educación superior técnica o universitaria), algo que tiene una correlación en su nivel socioeconómico. El 36% se declara no creyente, la cifra más alta de los cuatro grupos.
En términos políticos, la mayoría se identifica ideológicamente como de izquierda (44%) o centro (23%). “Uno podría pensar que es el mundo de centro-izquierda y de izquierda. Del PPD hacia la izquierda”, explica Matías Bargsted. El 34% se declara bastante o muy interesado en la política, la cifra más alta en todos los grupos, y el 76% apoya el régimen democrático, siendo también el mayor porcentaje.
“Los progresistas son personas liberales valóricamente, que exigen y demandan mayor Estado, creen y confían en la acción estatal”, explica Bargsted. Esto se ve en que son la clase que se muestra en mayor desacuerdo con que el gasto social esté focalizado y no exista un Estado más subsidiario para todos. También rechazan que la educación sexual sea un rol exclusivo de los padres y que las pensiones sean una responsabilidad individual.
En cuanto al sexismo, son los que muestran niveles más bajos, aunque Jiménez-Moya dice que no hay mucho que celebrar. “A pesar de que tienen los índices más bajos, aún son muy sexistas, especialmente cuando hablamos de esta visión estereotipada de que la mujer es débil y hay que protegerla y que el hombre es más fuerte y tiene el rol de cuidar de ella”, explica la sicóloga. Según el informe, un 50% de los liberales presentan un índice alto de sexismo.Por último, en relación con el autoritarismo, son el grupo que presenta una adhesión más baja a estas ideas, con el 36% de ellos presentando un índice alto.
Liberales bisagra, al medio de todo
El grupo de los liberales bisagra (el 18% de la población) tiende a adoptar posiciones intermedias entre progresistas y conservadores. Son personas que se muestran más liberales en el plano moral-cultural que los conservadores y manifiestan mayor apoyo a la expansión de las capacidades del Estado, aunque no con la misma intensidad que los progresistas. “A pesar de que están de acuerdo con muchos cambios, algo interesante es que en ciertos temas son indiferentes o no se posicionan claramente. No tienen visiones tan claras”, dice Jiménez-Moya.
Aunque lo habitual sería pensar que los progresistas son el grupo más joven, ese es un error porque lo son lejos los liberales bisagra: el 20% de ellos son menores de 30 años, y el 70%, menor de 50. Además, son el segundo grupo con mayor educación superior universitaria o técnica (44%) y también el segundo con más católicos (52%) y no creyentes (17%).
En relación con la política, uno de cada tres se define como de centro, siendo el grupo con mayor presencia en ese espectro. “Es un perfil como una DC, Ciudadanos, centro-izquierda bien de centro. Como Andrés Velasco, si tuviera que dar un nombre”, opina Bargsted, sobre este grupo que se declara como el segundo más interesado en la política, aunque muy lejos de los progresistas.
En relación con los índices de sexismo y autoritarismo, se presentan siempre en posiciones intermedias entre liberales y conservadores. En su caso nuevamente se da la situación de que los índices de sexismo benévolo son más altos. “Se nota que el sexismo más tradicional u hostil tiene menos apoyo hoy. Se ve menos respaldo, aunque aún así tiene apoyo, pero lo que más se ve es esta mirada medio de Disney del hombre que salva a la princesa”, crítica Jiménez-Moya.
Conservador pro-Estado, los tradicionales
El tercer grupo de chilenos en el informe son los conservadores pro-Estado (21%). Son personas que muestran los niveles más bajos de apoyo a ideas morales y culturales liberales, pero que también se expresan en desacuerdo con posturas como las políticas sociales focalizadas o la responsabilidad individual en pensiones. “Destacan por estar en contra de tipos de familias que son más progresistas. Están en contra de la adopción homoparental o el aborto, por ejemplo. Son incluso mucho más conservadores en esto que los conservadores pro-Mercado”, explica Jiménez-Moya.
Son el único grupo constituido por más hombres (52%) que mujeres (48%) y el segundo de mayor edad. Además, seis de cada 10 de sus miembros llegaron hasta la educación básica o media. Un aspecto que llama mucho la atención de este grupo es que es el que tiene más miembros evangélicos (31%) y menos católicos (43%) y no creyentes (10%).
Políticamente, son por lejos la clase que más se define como de derecha (22%) y menos de izquierda (13%). “Creen que el Estado tiene que tener un rol mucho más activo, y si uno ve los porcentajes de respuesta sobre temas como la focalización del gasto fiscal o las pensiones, en algunos casos se parecen mucho a los liberales bisagra, pero por otra parte tienen posiciones en temas valóricos mucho más conservadoras”, cuenta Bargsted, sobre este grupo que es el que presenta menores niveles de aprobación hacia el aborto o la adopción homoparental. “Si tuviera que conectarlos me hace sentido hacerlo con personajes políticos como Manuel José Ossandón, que tiene una posición más conservadora sobre temas valóricos, pero que también apela a un Estado mucho más fuerte. Uno podría pensar que son parte de la derecha que está más a favor de la entrega del 10% de las pensiones”, agrega el sociólogo de la UC.
Son el segundo grupo que declara menor interés en la política y el que expresa mayor rechazo a un cambio a la Constitución. Además, son quienes manifiestan mayor satisfacción con el estado de la democracia chilena, aunque muestran mayor apoyo a la afirmación de que “en algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático” (11%).No son el grupo más sexista, con cifras en algunos casos más cercanas a los liberales bisagra que a los conservadores pro-Mercado.
Conservadores pro-Mercado, los que creen en la mano invisible
El grupo más grande que muestra el informe son los conservadores pro-Mercado (37%). Son el opuesto ideológico de los progresistas y destacan por mostrarse a favor de posiciones conservadores en el plano moral -como que la educación sexual sea responsabilidad exclusiva de los padres- y respaldar ideas como que las pensiones son una responsabilidad individual. También son el grupo que más apoya la idea de que Chile debe hacer más esfuerzos por impedir el ingreso de inmigrantes al país.
Jiménez-Moya explica que son bastante parecidos a los conservadores pro-Estado, pero con matices. “Se oponen a ciertos temas que pueden ser más progresistas, pero hay otros aspectos en los que sí tienen posturas más abiertas, como el cierre de las empresas contaminantes o el rol del Estado en la educación, donde tienen apoyos muy altos. Son conservadores, pero no de manera consistente a todos los temas”, cuenta la académica de la UC.
Son el grupo con más presencia de mujeres (55%) y el que tiene miembros de mayor edad: la mitad de ellos tiene más de 50 años, y el 16%, más de 65. En términos educativos son los con mayor presencia de personas con educación hasta básica o media (77%) y los con menos integrantes con formación universitaria o técnica, registrando sólo un 9%. Son también los que tienen mayor presencia entre los católicos (53%).
En relación a la política, son el grupo que declara menor interés en el tema con más de la mitad de sus miembros que lo reconoce. Un 35% de ellos afirma no tener posición política, aunque sorpresivamente son el segundo grupo con mayor porcentaje de miembros que se define como de izquierda (21%), sólo superados por los progresistas.
“De alguna forma uno podría decir que es la derecha más neoliberal, en el sentido de que creen en un Estado pequeño”, explica Bargsted. Agrega que son quienes creen que siempre la capitalización individual va a generar mejores pensiones que un modelo más colectivo mixto, o que el gasto social tiene que ser eficiente y focalizado en los sectores que más lo necesitan y se alejan de sistemas más universalistas donde todos son beneficiarios de los servicios del Estado. “Creen en la iniciativa privada y los privados como organizadores de la sociedad. Tienen más recelo del Estado”, dice el sociólogo.
Son el grupo que más declara estar “nada satisfecho” (59%) con la democracia y el que menos apoya la idea de que este sistema es preferible a cualquier otra forma de gobierno. Además, un 35% de ellos adhiere a la frase “a la gente como uno, nos da lo mismo un régimen democrático que uno autoritario”. Se trata del perfil ideológico que presenta mayor aceptación a ideas autoritarias. “Tienen creencias más fuertes en valores más autoritarios que tienen que ver con la obediencia, la autoridad y la disciplina. Son personas que valoran esas creencias por encima de otras”, explica Gloria Jiménez-Moya.
Por último, son el grupo que presenta mayores índices de sexismo.
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