Los demonios de Tasmania aprenden a vivir con un tumor facial mortal
El tumor, que a menudo contraen a través de heridas sufridas en peleas con ejemplares infectados, aparece en la boca del animal y aumenta de tamaño hasta causar unas deformaciones que le impiden comer.
Los demonios de Tasmania se han vuelto más resistentes al tumor facial que ha diezmado su población en las dos últimas décadas en Australia, lo que abre la esperanza de que puedan sobrevivir a este cáncer, según un estudio publicado hoy.
Una investigación australiana y francesa halló que estos marsupiales (Sarcophilus harrisii) muestran signos de adaptación evolutiva y plasticidad fenotípica (cambios en las características de un organismo en respuesta a una señal ambiental).
"Todas las evidencias sugieren que los demonios tienen la capacidad de adaptarse a este cáncer transmisible a niveles genéticos y fenotípicos", dijo el coautor del estudio, Rodrigo Hamede, en un comunicado de la Universidad de Tasmania.
"Hemos observado la selección natural en acción y esto ha ocurrido en un tiempo muy corto", añadió Hamede que señaló que hasta hace pocos años el tumor puso al demonio de Tasmania ante un serio riesgo de extinción.
Los resultados confirman estudios anteriores que revelaron un menor grado de infección en ejemplares con un elevado nivel de cierto tipo de moléculas inmunológicas, así como la capacidad de adaptación de su sistema inmunológico para combatir la enfermedad.
"Se observaron respuestas inmunes activas a este cáncer facial e incluso la regresión del tumor en muchos animales", dijo otra investigadora, Beata Ujvari.
La científica aseguró que las señales inmunológicas en los demonios de Tasmania pueden contribuir a gestionar genéticamente la población de estos marsupiales carnívoros y al desarrollo de una vacuna.
Otra investigadora, Tracey Russell, destacó que los demonios de Tasmania se aparean con varios ejemplares y eligen al mejor para reproducirse, lo que contribuye a mantener la diversidad genética y mejora el potencial de respuesta al cáncer.
El tumor que afecta a los demonios de Tasmania, que a menudo contraen a través de heridas sufridas en peleas con ejemplares infectados, aparece en la boca del animal y aumenta de tamaño hasta causar unas deformaciones que le impiden comer.
El demonio de Tasmania pobló el territorio continental de Australia pero actualmente su hábitat se reduce a la isla de Tasmania, donde la población se ha visto reducida por estos tumores y una baja diversidad genética.
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