Los objetivos de Sam Altman, el empresario de la inteligencia artificial detrás de ChatGPT y DALL-E
Desde que entró en el mundo de la programación cuando tenía 8 años, Sam Altman se sumergió en un universo que lo ha llevado a convertirse en un referente de la inteligencia artificial. Algunos de sus proyectos más destacados son el generador de texto ChatGPT y el creador de imágenes DALL-E. Acá, su perspectiva en torno al presente y el futuro de esta tecnología.
Durante los últimos meses, la inteligencia artificial (IA) se ha posicionado en el centro de las conversaciones sobre tecnología.
Aplicaciones como Chat GPT, la cual es capaz de redactar ideas a partir de indicaciones que le dan los usuarios, entre otras funciones, además de DALL-E, un programa que crea imágenes mediante descripciones textuales, son cada vez más estudiadas tanto por expertos como por aficionados.
Pero un aspecto que ambas tienen en común, es que son desarrolladas por la compañía Open AI, la cual fue fundada en 2015 por un grupo de reconocidos empresarios tecnológicos. Entre ellos, Elon Musk y Sam Altman, quien actualmente dirige la firma.
El primero es más que conocido a nivel mundial. No solo por sus actividades con Tesla, SpaceX y Neuralink, sino que también porque es el dueño de Twitter, red social en la que acostumbra a publicar contenidos.
Las grandes preguntas son: ¿quién es Sam Altman? ¿De dónde viene? ¿Cuáles son sus objetivos?
Sam Altman, el empresario de la inteligencia artificial detrás de ChatGPT y DALL-E
Según informaciones reunidas por la BBC, Altman dio sus primeros pasos en el mundo de la tecnología cuando tenía 8 años, época en la que aprendió a desarmar y programar un computador Macintosh de Apple.
En una entrevista que tuvo con The New Yorker, explicó que ese punto de partida fue crucial para su crecimiento tanto a nivel profesional como humano, debido a que así conoció a otras personas con las que pudo hablar sobre su sexualidad.
Ya en la adolescencia, cuando cumplió 16, se acercó a sus padres para decirles que se reconocía abiertamente como homosexual, una acción que después informó en el colegio en el que estudiaba.
Tras terminar la escuela secundaria, entró a la carrera de informática en la Universidad de Stanford en California, Estados Unidos, pero no la terminó. En vez de eso, optó por emprender junto a un grupo de cercanos para crear una aplicación que facilitara compartir la ubicación a otras personas.
Después de revisar los requerimientos técnicos, la concretaron y la bautizaron como Loopt en 2005.
Si bien, en un inicio no vieron un mayor interés de parte de los inversionistas, más tarde recibieron el apoyo de una aceleradora de emprendimientos llamada Y Combinator (YC), la cual es una de las más grandes del mundo.
Fue así como, a través de distintos contactos que conoció en el camino, la vendió por más de 40 millones de dólares, una cifra que le permitió destinar fondos a nuevos proyectos y que lo impulsó para llegar a la presidencia de YC entre 2014 y 2019.
Altman estaba consiguiendo los logros que sueña todo emprendedor, pero más allá de las amplias sumas de dinero y los puestos en directorios, se ganó la confianza de un referente en el ámbito de la tecnología: Elon Musk.
Con él fundó Open AI a finales de 2015 y a pesar de que el actual magnate de Twitter dejó la dirección tres años más tarde, todavía sigue invirtiendo en el proyecto que creó con su socio.
Su visión sobre el presente y el futuro de esta tecnología
Si entras a la página web de Open AI, verás que la compañía se define a sí misma como “una empresa de investigación y despliegue de IA, con la misión de garantizar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad”.
Ese es uno de los principios que Altman más ha destacado desde que empezó su posicionamiento en esta área, hasta el punto en que ha sido tajante al decir que “o esclavizamos a la inteligencia artificial o ella nos esclavizará a nosotros”.
Aquel sería el motivo de por qué decidió estrenar ChatGPT y DALL-E antes de que estas herramientas estuviesen en una fase más avanzada y con menos errores, ya que según dijo hace unas semanas en conversación con StrictlyVC, “una de las cosas en la que realmente creemos, es que la forma más responsable de introducir esos sistemas en la sociedad es gradualmente”
“Así podemos conseguir que las personas, las instituciones y los encargados de las regulaciones se familiaricen con él, piensen en las implicaciones, sientan la tecnología y se hagan una idea de lo que puede o no hacer, en lugar de soltar un sistema superpoderoso de golpe”.
Incluso, él mismo se refirió en Twitter a las múltiples críticas que ha recibido el funcionamiento de ChatGPT y reconoció que es un programa “increíblemente limitado”, aunque “lo suficientemente bueno en algunas cosas para crear una falsa impresión de grandeza”.
“Es un error confiar en él para cualquier cosa importante en este momento”, añadió, “sabemos que tiene deficiencias en cuanto a la parcialidad y estamos trabajando para mejorarlo”.
Hasta la fecha no se sabe con exactitud cuál es el patrimonio personal de Altman, aunque según informaciones reunidas por la BBC y The Wall Street Journal, se presume que OpenAI podría convertirse en una de las compañías más grandes de Estados Unidos.
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