Los Ramblers, la banda de los viejos porfiados
A casi 60 años de su formación, Los Ramblers -la agrupación detrás de la popular canción "El rock del mundial"- vuelven en septiembre a los escenarios. No lo hacían desde febrero, después del accidente carretero donde murieron sus dos integrantes más icónicos. Hoy ensayan en la misma vieja casa del barrio Matta, donde la historia comenzó. Donde Jorge Rojas Astorga, el fundador, armó un grupo de rock and roll con sus compañeros del liceo. "Hoy nos miran y se preguntan: '¿todavía tocan estos viejos?'. Y sí, todavía", dicen.
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El 5 de mayo, a exactos 70 días del accidente carretero que protagonizaron en la madrugada del 24 de febrero, Los Ramblers volvieron a los ensayos. Fue en el living de una de esas viejas casas del barrio Matta. Allí volvieron a tomar sus instrumentos, algunos aún con las secuelas del accidente encima. El guitarrista Heraldo Santos, quien está hace 25 años de la banda y se fracturó ambas piernas esa noche fatal, llegó en silla de ruedas. El trombonista Ricardo Flores, hace dos décadas en el grupo, estaba con dificultades para moverse. Tras el choque, había sido operado de la columna.
Aunque las principales consecuencias del accidente no se veían en ese viejo salón. Porque simplemente no estaban ahí. Ni Jorge Rojas Artorga -fundador, pianista y director de la orquesta- ni el vocalista Valentín Fernández llegaron. Los dos murieron después del choque en Linares.
Para seguir adelante, la orquesta debió buscar a sus reemplazantes. Así llegaron el cantante Sebastián Apiolaza, de 35 años, y el tecladista Alejandro Santos, de 25. Los más jóvenes del grupo. "Siempre me gustaron la música y las películas de la época del rock and roll, y el gran ícono de eso en Chile son Los Ramblers. Por eso fui a la audición, pero al llegar me di cuenta de que estaba desfasado en la época, porque muchos de los que fueron al casting eran personas mayores", recuerda Apiolaza, quien de todas formas fue el elegido por los miembros viejos de la banda.
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Fotografía: Reinaldo Ubilla
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Con el equipo completo, Los Ramblers se presentarán el 4 de septiembre en Golden Music, un pequeño pub de Ñuñoa enfocado en el adulto mayor, en la primera fecha del tour La leyenda continúa. "Decidimos partir 'en familia', en un lugar no tan grande para dar el puntapié inicial para Sebastián como vocalista. Después viajamos para presentarnos en el Enjoy de Antofagasta", cuenta Jorge Rojas Cossio, hijo del fundador de la orquesta, devenido en su nuevo director y mánager.
Se trata de un nuevo comienzo. "El próximo año cumplimos 60 años como orquesta y es verdad: estamos volviendo a empezar", recalca Rojas Cossio.
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En noviembre de 2009, Los Ramblers tocaron en el Teatro Caupolicán para celebrar medio siglo sobre los escenarios junto a otros símbolos de la Nueva Ola, como Luis Dimas, Cecilia y Peter Rock. "Ese concierto llamó mucho la atención de la gente porque creían que la orquesta había desaparecido y se había juntado sólo para ese show, pero nosotros siempre hemos estado activos", explica Claudio Rivas, bajista de la agrupación hace 18 años y yerno de Jorge Rojas Astorga.
El más longevo de la orquesta es el trompetista Ricardo Barrios (82), quien lleva 30 años en el grupo. Reconoce que muchas veces creen que están inactivos. "Siento que nos miran y dicen: 'no, estos ya están viejos'. O se preguntan: '¿todavía tocan estos viejos?'. Y sí, todavía tocamos", explica el músico, quien no piensa parar: "Yo voy a morir haciendo música, con mi trompeta, eso es lo mío".
Después de esa presentación en el Teatro Caupolicán se inició una especie de relanzamiento de Los Ramblers. Grabaron nuevos discos y comenzaron con años de presentaciones en festivales y casinos de regiones durante los veranos. Todo se detuvo con el accidente de febrero.
Rivas cuenta que, contrario a lo que se podría pensar, de los siete integrantes que sobrevivieron al choque todos quisieron volver a la banda. Algunos comenzaron a contactarlo. "Querían ensayar, retomar los instrumentos porque había pasado mucho tiempo y lo necesitaban. Yo les decía que esperaran", recuerda. Faltaba una excusa para el retorno y esta llegó con un llamado desde la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), para que se presentaran en forma de homenaje en los Premios Pulsar del 14 de junio.
El retorno a los ensayos del 5 de mayo fue en el mismo living del barrio Matta donde la orquesta sigue ensayando hasta hoy. Es una de las casas de fachada continua, techos altos, mamparas y baldosas antiguas que remiten al siglo pasado. El lugar no podía ser otro: fue en esa casa donde Jorge Rojas Astorga vivió toda su vida, formó la orquesta con compañeros del Liceo Barros Borgoño en 1959 y compuso "El rock del mundial", que según cálculos de la industria es la canción chilena más exitosa de la historia, con 2 millones de singles vendidos. "Este lugar siempre fue Ramblers. Era la unión de la orquesta, por eso decidimos partir acá, para retomar la energía de la banda", dice Rivas.
"Volver a esta casa fue una sensación extraña. Fue retomar, abrazarnos, conversar. ¿Cómo estás? ¿Te duele? Estábamos listos para ensayar y yo sentía la presencia de don Jorge, del Valentín. Ensayando se empieza a superar eso, y con más ensayos te vas acostumbrando a que no estén", cuenta Jorge Ortiz, saxofonista, que lleva una década en la orquesta. Al centro de la sala, con una férula que sostiene su rodilla izquierda y rehabilita el corte de ligamentos le dejó el accidente, Heraldo Santos recuerda el ánimo de esa vuelta: "Partí viniendo en silla de ruedas; ahora vengo en burrito, espero que después en bastón y, al final, sin nada".
Rojas Cossio dice que tomó la decisión de heredar el lugar de su padre como director de Los Ramblers en los 10 días que lo acompañó mientras estaba en coma inducido antes de morir en el Hospital de Talca. "Él nunca volvió y yo fui pensando, proyectando qué iba a ocurrir porque detrás de esto hay 11 personas que, a su vez, tienen su familia. Ahí decidí que la orquesta iba a seguir". Su primera medida al frente de la banda fue cambiar la ficha técnica de los show: la forma en que los músicos se ubican sobre el escenario. Era necesario. "Eran muchos los recuerdos", dice.
Cuando se les pregunta a los músicos si alguno pensó que la orquesta dejaría de existir, ninguno recoge el guante. "Es difícil que esto se acabe, porque es una marca registrada. Podríamos haber desaparecido todos, pero la orquesta iba a seguir igual porque tiene mucha historia", cree el trombonista Ricardo Flores.
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Del accidente todos tienen algo que contar. Jorge Ortiz dice que la noche anterior soñó con el guitarrista Heraldo Santos -sí, el que se quebró las piernas- en silla de ruedas. Rojas Cossio cuenta que en una lectura del tarot a su mejor amigo le habían advertido que él iba a tener una pérdida cercana. El otro guitarrista, Ricardo Barrios hijo, recuerda que dos semanas antes del choque unos pastores evangélicos le pidieron que se cuidara porque habían soñado con un accidente suyo. Y Ricardo Flores asegura que la madrugada del día en que murió Jorge Rojas Astorga escuchó los compases de "El rock del mundial" por algunos segundos antes de perderse en los pasillos del Hospital de Talca, donde estaban internados. "Fue la presencia de don Jorge", dice el músico, convencido.
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Fotografía: Reinaldo Ubilla[/caption]
Este no es el único fantasma que ronda a Los Ramblers. De tanto en tanto, sin motivo ni razón aparente, la conversación deriva en la figura de Germán Casas, el cantante de la época dorada de la agrupación. Llegado a la orquesta en 1961, Casas la integró con intermitencias hasta 1985, cuando inició definitivamente una carrera en solitario. Se llevó a varios músico con él, y con eso obligó a Rojas a volver a formar la banda. "Mi papá igual fue fuerte y rehízo la orquesta, escuchó y preparó por más de dos años a Valentín. Él quería ganarle al destino y creó dos veces la orquesta: en 1959, y luego veintitantos años después", recuerda Rojas Cossio.
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Suena irónico, pero puede que lo que comentan en la banda tenga algo de razón: que el accidente desencadenó una serie de reconocimientos al fundador de la orquesta y también al grupo. "Yo por lo menos sentí eso con la prensa. Eso nunca había pasado porque, como la prensa busca la noticia, siempre habían venido por la pelea con Germán. Pero desde el accidente se empezó a hablar de la orquesta, de lo que significa. Los periodistas dejaron de hablar de Germán Casas y empezaron a hablar de Los Ramblers", señala Rojas Cossio.
El trompetista Ricardo Barrios cree que este nuevo comienzo demuestra la porfía de este grupo de músicos frente al olvido. "Un mal de Chile es que no queremos lo nacional. Sólo nos acordamos de alguien cuando fallece. Eso pasó con don Jorge: los medios esperaron que él falleciera para acordarse de Los Ramblers".
Eso se vio en el homenaje hecho en junio por la SCD en los Premios Pulsar y también en el Festival de Viña, que se estaba emitiendo cuando ocurrió el accidente de la orquesta y recibió críticas por no haberle hecho un reconocimiento oficial a la banda. En ese escenario, sin embargo, se produjeron homenajes espontáneos de otros artistas, como Augusto Schuster, quien detuvo su show para pedirle al público un aplauso para Los Ramblers. A esto se sumó después una selección de la revista Billboard, a propósito de Rusia 2018, que ubicó a "El rock del mundial" entre las mejores canciones de los mundiales de fútbol.
"La idea es que no quepan dudas de cuántos años tiene la orquesta, de qué ocurrió con ella o de su historia. Con lo que pasó en el accidente, todas esas dudas se han ido disipando. De lo malo siempre se puede sacar algo bueno, y lo que está ocurriendo es algo positivo", opina Apiolaza, el nuevo cantante. Mientras, el resto de los músicos demanda ese homenaje oficial que aún no se produce. Alegan en que es el pago de Chile. "Esta orquesta se merece el homenaje que nunca se le hizo en vida a don Jorge. Cuando se cumpla un año del accidente sería bonito que uno de los festivales grandes se acordara de nosotros; Viña, Olmué o Talca, cualquiera", propone Rivas.
Mientras esperan los reconocimientos, los músicos siguen ensayando para su vuelta a los escenarios del 4 de septiembre. Confían que la renovación de caras y edades no afectará la calidad de la banda. "Los Ramblers son un patrimonio nacional y eso no lo podemos cambiar, pero no significa que no pueda tener temas nuevos, renovarse, tomar otro público. Con esta idea partimos este nuevo proyecto", dice Rojas Cossio, y agrega: "Yo no quiero Ramblers para uno o dos años; mi idea es que dure harto tiempo".
El mayor de la orquesta, Ricardo Barrios padre, parece hablar por sus compañeros. "Me veo en ese futuro. Podría estar aburrido en mi casa y no pues, soy empeñoso. Uno tiene que ser porfiado y seguir".
Los músicos siguen ahí, ensayando, escuchándose. Apretujados entre los instrumentos en el mismo lugar donde toda la historia -toda su historia- comenzó. Sentado al centro, rodeado de los músicos con que creció, Jorge Rojas Cossio mira las paredes altas de la casa de su padre y proyecta un futuro sin él, pero junto a la orquesta de toda su vida: "Hoy lo importante son el trompetista, el baterista, el guitarrista. Es importante que los que estuvieron más o menos mal se recuperen. Eso es lo importante y seguir adelante con la música".
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