Fernanda (65, nombre ficticio) vive en Viña del Mar, ciudad donde hace 15 años comenzó a visitar las máquinas tragamonedas del casino. Su afición pronto la hizo caer en una crisis con consecuencias millonarias. “Pedía un préstamo de 8 millones y después buscaba otro de 12 para pagar el de 8 y después otro por 14 y así. Siempre que pedía un préstamo me dejaba un monto para jugarlo, en mi cabeza creía que me iba a recuperar”, recuerda sobre el período de su vida que la llevó a iniciar una rehabilitación en Ajuter, la Agrupación de Jugadores en Terapia.
Desde que empezó a participar de esa organización, hace más de una década, había tenido cuatro recaídas en el juego. Pero tres semanas atrás llegó una quinta vez después de sufrir un desbalance emocional. “Toda esta crisis de la pandemia me afecta y estresa mucho. Entonces, viendo las noticias me vino como una crisis de angustia y pánico muy fuerte. Me mareé y pensé que me moría, que me iba a dar un accidente vascular”, cuenta Fernanda. El incidente hizo que un médico le diera unos calmantes y le recomendara relajarse en su casa y no ver noticias. “Me puse a ver un programa de televisión. Decían ‘usted puede ganar todos estos millones’ y había una máquina de la momia que daba vueltas, un tragamonedas en la televisión. Tenía mi computador al lado, lo tomé, me abrí una cuenta y deposité 10 mil pesos”, relata sobre su última recaída.
Fernanda, quien se inscribió en la base de datos de la autoexclusión voluntaria de casinos de juegos en el país y por eso no puede ingresar en ellos, señala que recién en ese momento, con la página del juego de azar online abierta y el televisor encendido en el programa, se dio cuenta de lo que estaba haciendo. “Ahí lo racionalicé; no sé si sentí miedo o pena. Pensé: ‘voy a volver a lo mismo por esta estupidez’. Apretaba el botoncito y perdía 500 pesos cada vez y así perdí 7 mil. Me di cuenta y decidí apagar el computador”, recuerda.
“Toda esta crisis de la pandemia me afecta y estresa mucho. Entonces, viendo las noticias me vino como una crisis de angustia y pánico muy fuerte. Me mareé y pensé que me moría, que me iba a dar un accidente vascular”, cuenta Fernanda.
La sicóloga Ángela Carmona atiende a Fernanda en Ajuter, organización que creó hace 12 años en Viña del Mar buscando ayuda para un familiar adicto al juego. Hoy es una fundación que trabaja también en Santiago y forma parte de la Corporación de Juego Responsable, junto a casinos y empresas de juegos de azar. Ella cuenta que no llevan una estadística de la cantidad de recaídas de sus pacientes, pero asegura que durante esta cuarentena tres de ellos han reincidido con el concurso “La momia” del programa de televisión La hora de jugar, en Mega, el mismo del que hablaba Fernanda. “Entran a una cuenta de la Lotería y ahí apuestan, es prácticamente un tragamonedas donde te bombardean para que apuestes”, dice la sicóloga sobre el programa que denunció a la Superintendencia de Casinos de Juego.
Claudio Barrales, sicólogo de la organización Psicólogos Ludopatía Chile, comenta que en el país no existen cifras ni estudios sobre el impacto de la cuarentena en los ludópatas con los que lleva trabajando más de 20 años. “Ahí hay una tarea pendiente”, comenta. En otros países sí se han comenzado a analizar estos efectos.
En el Reino Unido, la NHS -el servicio nacional de salud de esa nación- reconoció hace un mes que espera recibir una “nueva ola” de adicción al juego por factores como el aislamiento, el tiempo libre, el estrés, el aburrimiento y la inseguridad financiera y laboral. Por eso, las oficinas de esa institución que operan en el norte del país comenzaron a ofrecer asistencia a ludópatas a través de videollamadas.
La NHS -el servicio nacional de salud del Reino Unido- reconoció hace un mes que espera recibir una “nueva ola” de adicción al juego por factores como el aislamiento, el tiempo libre, el estrés, el aburrimiento y la inseguridad financiera y laboral.
Frente a esta realidad, un grupo de 20 diputados de todo el espectro político británico le pidió al Consejo de Apuestas y Juegos de su país que endurezca las medidas para evitar el juego online durante la cuarentena, consiguiendo que se prohibiera la publicidad de la industria del juego en el Reino Unido durante la cuarentena. En España se adoptó una medida similar y un grupo de diputados propuso prohibir los juegos de azar en línea de frentón.
En Chile, las apuestas online no están reguladas ni tampoco hay estadísticas para el sector. Lo que sirve para hacerse una idea de su desarrollo son las cifras de Google Trends, la herramienta de esta compañía que analiza las tendencias de búsqueda y que recientemente revelan un aumento del interés por los juegos de azar en línea. Un caso es el uso del término “casino online” en el buscador, que esta semana alcanzó su mayor nivel en cinco años. Otro ejemplo es PokerStars, el nombre de la página más famosa en el mundo de ese juego en forma online, que también alcanzó esta semana su mayor cantidad de búsquedas en el país durante el último lustro.
Mi propia cuarentena
Desde el 15 de marzo, los 26 casinos que existen en Chile se encuentran cerrados. Eso ha hecho que esta industria advierta de pérdidas millonarias y la posibilidad de realizar miles de despidos. Para los ludópatas, esa crisis no deja de tener un aspecto positivo. “Que estén los casinos cerrados ha ayudado a controlar a las personas que jugamos. Aunque está todo en la sinceridad de que no se juegue online”, reconoce Esperanza (60, nombre ficticio), quien hace cinco años está en terapia en Ajuter por su adicción a las máquinas tragamonedas.
Cuenta que la ansiedad vinculada a la cuarentena es lo más difícil por estos días, pero que para ella no es algo nuevo porque cuando empezó su tratamiento vivió algo parecido. “El año más difícil fue el primero, yo me hice mi propia cuarentena”, dice, y agrega que en ese periodo casi no salió de su casa y que cuando pasaba afuera de los casinos de barrio -los populares “chumbeques”- no podía mirar hacia adentro mientras temblaba. “Todo lo que están pasando mis compañeros ahora, como la ansiedad y los miedos de recaer jugando online, ya lo viví”, explica, en referencia a lo que cuentan los adictos en los grupos terapéuticos.
“Todo lo que están pasando mis compañeros ahora, como la ansiedad y los miedos de recaer jugando online, ya lo viví”, explica Esperanza, en referencia a lo que cuentan los adictos en los grupos terapéuticos.
Carmona coincide en que estos miedos son un tema común durante las reuniones de terapia, las que siempre han sido de forma presencial los días miércoles y jueves. Las sesiones son guiadas por los tres profesionales que trabajan en la fundación, pero desde el inicio de la cuarentena se llevan a cabo ahora a través de Zoom. Algo que para la sicóloga no es sencillo ni ideal en las terapias: “Nosotros funcionamos mucho desde la contención y el abrazo, entonces me preocupaba mucho el perder este tocar y sentir que el otro estaba al frente”.
La urgencia de tratamiento responde a que ludopatía y cuarentena no se llevan bien. “Durante el día (los ludópatas) pueden tener algunas entretenciones, esconderse y tapar momentos de silencio, pero hay un minuto en que quedan solos con ellos mismos y la ansiedad los puede empezar a comer y llevar a recaídas”, cuenta Carmona.
El jefe de la unidad de adicciones de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, Carlos Ibáñez, explica que “está muy bien descrito que frente al aumento del estrés hay más recaídas (en adictos), eso está probado”.
El siquiatra dice que este proceso se vincula con el llamado afecto negativo, un engranaje que a nivel cerebral se produce en la amígdala central, las glándulas suprarrenales y la hipófisis, las que aumentan el cortisol, la llamada hormona del estrés, y la noradrenalina, un neurotransmisor que nos prepara para la batalla o la huida. “Esos mecanismos están descritos como la forma en que se induce una recaída. Si vamos sumando estresores le estamos colocando al cerebro más gatillantes para que se active el afecto negativo y la recaída”, explica Ibáñez.
El jefe de la unidad de adicciones de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile, Carlos Ibáñez, explica que “está muy bien descrito que frente al aumento del estrés hay más recaídas (en adictos), eso está probado”.
Y en un contexto tan incierto como el actual, los especialistas creen que esos factores para estresarse nos alcanzan a todos. “Ahora se están perdiendo empleos, hay más cesantía, no se puede salir a la calle, no tenemos acceso tan inmediato a los servicios de salud, y claro que eso es un caldo de cultivo para la ludopatía”, explica Barrales.
Sandra (29) empezó a jugar en máquinas tragamonedas para pagar sus cuentas. “Yo llegué a los juegos porque necesitaba plata y eso era plata fácil, pero a la larga fue erróneo porque perdía más plata y así me seguía endeudando”, cuenta ahora que lleva un año en rehabilitación. Aunque no ha tenido indicios de recaer, piensa que el aumento del desempleo llevará a otros como a ella a buscar en el azar un ingreso de emergencia.
El siquiatra del centro de tratamiento de adicciones Nevería, Gonzalo Acuña Gutiérrez, concuerda con la proyección de Sandra. “Hay personas que a raíz de la pandemia han perdido mucho, no sólo el contacto, sino que además el trabajo. También han perdido oportunidades y el juego es una forma para algunos de ganar plata, entonces buscan algo así como un sueldo, pero también satisfacer una ilusión de que alguna vez, en algún momento, van a recibir un buen monto de dinero”, dice el especialista.
El doctor Acuña cuenta que tres de sus pacientes han recaído en cuarentena y todos con juegos online. Cuenta que juegan de noche, encerrados en el baño. Las razones van desde la publicidad de estos sitios de apuestas hasta las consecuencias de la pandemia en sus vidas. “Ellos han reincidido porque están saturados, no sólo aburridos, sino que muy cansados de trabajar online, con la crianza, la mantención de la casa. En realidad la fuente no son experiencias muy distintas a los otros ciudadanos, lo que pasa es que la vía de escape de ellos es la equivocada”, explica el siquiatra.
El doctor Acuña cuenta que tres de sus pacientes han recaído en cuarentena y todos con juegos online. Cuenta que juegan de noche, encerrados en el baño. Las razones van desde la publicidad de estos sitios de apuestas hasta las consecuencias de la pandemia en sus vidas.
“Lo que hace la apuesta en los adictos es bajar inmediatamente su ansiedad, sienten que se desinflan de la tensión”, detalla Carmona. Por eso, el veredicto de Ibáñez es claro: este contexto es propicio para que los ludópatas vuelvan al juego. “Desde el punto de vista biológico, no hay muchas dudas de que si estamos sumando estresores vamos a conducir a que las personas tengan más recaídas”, dice el siquiatra.
En la red
Si hubiera que buscar un gran ganador de estas semanas de encierro a nivel mundial, este sería el póker online, industria que ha aprovechado el efecto de la suspensión de los torneos en las apuestas deportivas para ganar terreno. PokerStars, la empresa más conocida y famosa de este tipo, con 50 millones de usuarios y sede en Isla de Man, un paraíso fiscal ubicado en el mar de Irlanda, ha reconocido cifras récord durante la cuarentena.
El 25 de marzo organizó un torneo internacional de póker en línea llamado “Sunday Millions”, el que batió récord de participantes y generó un pozo de premios de más de 18 millones de dólares, lo que lo convirtió en uno de los torneos en línea más grandes en la historia del póker. Se vendieron casi 100 mil entradas para participar y cada una costaba 215 dólares. El presidente de PokerStars, Matt Primeaux, le dijo a ESPN que los premios garantizados en los torneos en línea aumentaron alrededor del 40% en los últimos fines de semana de marzo. Eso es particularmente sorprendente teniendo en cuenta, por ejemplo, que en Estados Unidos el póker en línea sólo es legal en los estados de Delaware, Nevada, Nueva Jersey y Pensilvania.
Benjamín López (23) es usuario regular de PokerStars. No es profesional, pero sí se ha especializado con cursos en el área e, incluso, ha participado en torneos internacionales. Contesta el teléfono en medio de una partida: “Estoy jugando más porque estoy siempre en la casa y no hay nada que hacer, pero nunca volviéndome loco”, cuenta. Tiene clara su estrategia de apuestas, calculando cuál es el máximo que va a apostar según la posible pérdida. “Sé que estoy jugando con fuego”, dice, y aclara que aunque la cuarentena no ha aumentado sus horas de torneo, sí lo ha llevado a participar de mesas independientes. “Se han generado muchos más torneos, entre personas, amigos o que comparten grupos de Facebook”, dice el joven.
“Estoy jugando más porque estoy siempre en la casa y no hay nada que hacer, pero nunca volviéndome loco”, cuenta Benjamín López. Tiene clara su estrategia de apuestas, calculando cuál es el máximo que va a apostar según la posible pérdida. “Sé que estoy jugando con fuego”, dice.
Fernando (nombre ficticio) tiene 44 años y participa en mesas de este tipo. Durante la cuarentena creó con sus amigos un torneo que se juega como mínimo dos veces por semana y que llega a más de 80 personas. Hasta antes del confinamiento se juntaban los más cercanos a jugar póker todos los domingos. Ahora él participa de estos torneos online por lo menos tres veces a la semana: los lunes y miércoles en la noche y los fines de semana en la tarde, con un grupo más reducido. También juega ajedrez y participa de distintas apuestas: como ya no están disponibles las ligadas a distintos deportes, ha apostado en temas más excéntricos, como qué país va a descubrir la cura para el coronavirus o cuál torneo de fútbol se reanudará primero. Las horas de juego se multiplicaron, pero dice que lo maneja bien, no así sus cercanos.
En el grupo de amigos de póker online se fueron dando cuenta de que Ignacio (nombre ficticio) había empezado a jugar todas las noches en distintos torneos. Se lo hicieron saber en el último Zoom que armaron para jugar entre ellos. “Oye, estái un poco excesivo”, le dijo Fernando, pero luego de la conversación pusieron sus fichas. Ignacio tenía antecedentes de ludopatía, ya que años atrás lo había perdido todo jugando en casinos de distintos países, pero hasta la cuarentena lo tenía controlado. “Esto empezó y se volvió loco, no paraba”, dice Fernando, que agrega que se dieron cuenta de la verdadera dimensión del problema el día en que al despertar, después de jugar hasta la madrugada, Ignacio ya estaba preguntando cuándo sería la próxima partida por el grupo de WhatsApp. Días más tarde, Ignacio envió otro mensaje al chat contando que se retiraba. “Él siempre ha tenido ese tema y ahora se descontroló”, cuenta Fernando. Ignacio abandonó el grupo de WhatsApp para no sentirse involucrado.
Barrales dice que en su consulta ha notado que ahora que están cerrados los casinos y algunos de los negocios de barrio con tragamonedas por la emergencia sanitaria, muchos ludópatas empiezan a jugar en línea debido a que las mismas empresas se pasaron a ese formato. “Por ejemplo, hay algunos casinos, cadenas, que cambiaron, se reconvirtieron y ahora son apuestas online. Son los mismos juegos en su mayoría, pero la diferencia es que ahora es vía internet”, explica. Lo más complejo es, como explica el mismo Barrales, que desde el punto de vista terapéutico los juegos en línea son más difíciles de controlar que los presenciales: “La ironía de la vida es que es más fácil ahora acceder a esos juegos para los ludópatas, por la privacidad que les da su celular, con el que pueden entrar desde cualquier lugar, o con su computador”, explica el sicólogo.
“La ironía de la vida es que es más fácil ahora acceder a esos juegos para los ludópatas, por la privacidad que les da su celular, con el que pueden entrar desde cualquier lugar, o con su computador”, explica Barrales
Según Carmona, el perfil de este jugador es bien claro: son hombres jóvenes que disfrutan del póker o las apuestas deportivas en línea. “Tengo un paciente de 20 años que juega a las apuestas deportivas y ha perdido lo que tiene y lo que no. Los papás le han bloqueado todo y no hay caso. Ha vendido hasta el computador”, cuenta la sicóloga.
Se trata de un grupo etario que está entrando fuerte por el juego en línea, pero que no es el principal entre los ludópatas nacionales. “El rango etario que más juega en Chile es en entre los 35 y los 45 años. Generalmente son mujeres, aunque a nivel mundial siempre son más hombres”, explica Carmona, y agrega que ese perfil femenino es muy vulnerable sobre todo a los casinos clandestinos, a los que asisten muchas dueñas de casa de sectores populares. Según un estudio publicado en 2019 por la Corporación de Juego Responsable y la Universidad Andrés Bello, la mayoría de los ludópatas en el país pertenece al segmento socioeconómico D, con el 74,8%. El resto de los grupos tiene menos presencia: el ABC1 (1,5%), C2 (13,4%) y C3 (10,3%).
Para Carlos Ibáñez, la clave en los próximos meses va a estar en controlar el tsunami de salud mental que se comenzará a ver producto del encierro. “Probablemente como van a aumentar otros problemas de salud mental, también crezca este, pero claro que el crecimiento va a ser difícil de ver porque la gente está en sus casas y no quiere consultar. Pero una vez que se acabe la crisis, lo más probable es que esto tenga repercusiones importantes en la salud mental”, opina el siquiatra.
Alejada de esta discusión, Fernanda, la mujer con la que partió este artículo, explica que de los 10 mil pesos que ingresó a la cuenta del juego de azar online que hace unas semanas la hizo recaer, aún le queda dinero. “Me quedaron 3 mil pesos adentro y no los he jugado”, dice orgullosa, sobre el monto que quedó ahí, como una especie de prueba de voluntad para sí misma.
SOS ¿dónde pedir ayuda?
- Psicólogos Ludopatía Chile: los números telefónicos 992223860 o 993448120
- Agrupación de Jugadores en Terapia (Ajuter): al correo ajuterchile@gmail.com
- Centro de Adicciones Nevería: al número 979787878 o contacto@neveria.cl