Medio estadounidense alerta sobre el salmón chileno: “Es menos respetuoso con el medio ambiente”
También precisaron que esta industria es más sostenible que otras como la de la carne y el pollo. Desde el sector de la piscifactoría en Chile se refirieron al artículo.
Fue el pasado 24 de julio cuando el periódico estadounidense The Washington Post publicó un artículo titulado “lo que puedes aprender sobre el salmón a través de su envase”.
La nota se presenta como una guía para que los consumidores del país norteamericano sepan qué productos están comprando, considerando factores como su impacto en el medio ambiente.
Para esto, analizaron con el apoyo de especialistas más de una docena de los paquetes de salmón que se venden en las principales tiendas de Estados Unidos.
Según anticipó el profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara, Ben Halpern, “muchos envases no incluyen la información necesaria”.
La revisión determinó que la mayoría de los empaquetados especifican si el pescado fue capturado en la naturaleza o si viene de piscifactoría.
En este sentido, precisaron que si uno no entrega esa información, es probable que venga de uno de estos últimos establecimientos.
Entre las aristas a considerar también está que el pescado silvestre tiende a ser más costoso que las alternativas de piscifactoría.
Por otro lado, aseguraron los expertos, el de piscifactoría “suele ser más barato, aunque es menos respetuoso con el medio ambiente”.
Esto último se debe a aspectos como el uso generalizado de antibióticos y pesticidas, además de que los peces pueden escapar de sus jaulas y alterar el entorno que les rodea.
No obstante, destacaron que algunos de los principales países productores han mejorado sus prácticas con el paso de los años.
A esto se le suma que varias piscifactorías han optado por usar menos productos químicos en el procesamiento de los salmones.
Estos pueden ser utilizados para ámbitos como —por ejemplo— cambiar su color, ya que los salmones de piscifactoría pueden no ser tan rosados como los silvestres, que se ven de esa manera porque se alimentan naturalmente de camarones.
Los expertos sugirieron revisar si en la descripción del empaquetado se lee “color agregado”, para así saber si el salmón fue “teñido” o si fue alimentado con algún tipo de elemento que afecte en su color.
A nivel general, una de las diferencias entre los capturados en la naturaleza y los de piscifactoría está que estos últimos tienden a ser más grasosos.
Aún así, el académico de la Universidad de California subrayó que “el salmón de piscifactoría es realmente, en general, una buena opción”.
Datos rescatados por el Post también afirman que independiente del tipo de salmón que se compre, el pescado es una mejor opción para el medio ambiente que el pollo, la carne de res y otros tipos de proteínas animales terrestres.
Halpern explicó en este sentido que generan menos contaminación y perturban menos el hábitat en comparación a la misma cantidad de proteínas obtenidas por esas otras fuentes.
“El salmón y otros pescados son una forma mucho más sostenible de obtener proteína animal que casi cualquier otra cosa que podamos comer”, dijo el experto en esta área de la Universidad de California en Santa Bárbara, quien lideró un estudio sobre este tópico para el National Center for Ecological Analysis and Synthesis.
Qué dijeron sobre el origen del salmón y su impacto en el medio ambiente
Además de asegurar que factores como detallar en el envase cuál es la especie específica que se está comprando hacen que un producto sea más confiable, el artículo incluyó detalles sobre el origen de los salmones.
De hecho, afirman que se trata de uno de los datos más importantes para evaluar su sostenibilidad.
Bajo esa premisa, compartieron datos sobre de dónde viene el salmón importado que llega a Estados Unidos.
La mayoría del pescado de cultivo proviene de Chile (48,9%) Noruega (14,6%) y Canadá (14,5%), según informaciones de NOAA Fisheries.
El listado sigue con China (5,6%), Islas Feroe (3,8%), Países Bajos (2,9%) y Reino Unido (2,3%).
De la misma manera, citaron la clasificación del Seafood Watch del Monterey Bay Aquarium, el cual considera que el salmón es “de alto riesgo” si es sobreexplotado y viene de industrias que usan sustancias químicas en exceso, para así enfrentar enfermedades y parásitos.
También se consideran sus tasas de escape, mientras que las cifras corresponden a 2021.
Noruega figura con el 40% de la producción mundial total. De ese número, un 65,8% es clasificado como de “alto riesgo ambiental”.
Chile posee el 26% de la producción mundial total, cifra de la que un 64,8% entra en esa categoría, según el Seafood Watch.
Reino Unido tiene un 4% de la producción global, con un 85,6% en clasificación de “alto riesgo ambiental”.
Por su parte, Canadá figura con un 3%, del cual un 88,6% se considera en dicha categoría.
Entre los demás factores a considerar, los expertos precisaron que el hecho de que un empaquetado diga “producto de (un país en específico)” no necesariamente significa que el pescado fue capturado o cultivado en ese lugar.
Más bien, por ejemplo, puede referirse al territorio en el que se “transformó sustancialmente”, dijo la directora de la campaña de transparencia y pesca ilegal de Oceana, Max Valentine.
También recomendaron revisar los distintos logotipos de sostenibilidad que dicen frases como “elección responsable” o “procedimiento sostenible”, ya que puede aludir a una certificación de la empresa sobre sus propios productos, en vez de a los criterios de una organización externa dedicada a medir el impacto en el medioambiente.
Sin embargo, Halpern hizo hincapié en que aunque dichas certificaciones pueden ser un buen indicador, que un empaquetado lo tenga no necesariamente significa que un producto sea (o no) sustentable.
Los criterios para elegir pueden variar dependiendo de lo que busque el consumidor, dijeron los expertos al Post.
Sugirieron a los consumidores estadounidenses que si lo que se busca es un precio más asequible, el salmón chileno de cultivo puede ser una alternativa, a pesar de que no sea tan sostenible como otras opciones capturadas en estado salvaje.
Si la persona desea centrarse en la sostenibilidad, aseguraron que el salmón de Alaska capturado en estado salvaje y procesado en el país puede ser una opción. No obstante, su valor suele ser más alto.
Qué respondieron desde la industria de salmón en Chile
Después de que el periódico estadounidense publicara su artículo, desde la Asociación de la industria del Salmón de Chile (SalmonChile) compartieron un comunicado refiriéndose a la nota.
Revísalo a continuación:
—En relación a la publicación de una noticia en The Washington Post, en la cual se grafica una guía para que los consumidores lean las etiquetas del salmón comercializado en Estados Unidos y sepan qué están consumiendo, desde SalmonChile nos gustaría aclarar que en ninguna parte del texto se llama a no consumir en particular el salmón chileno.
Es más, el mismo documento se refiere a la investigación del National Center for Ecological Analysis and Synthesis, donde se señala que “el salmón y otros pescados son una forma mucho más sostenible de obtener proteína animal que casi cualquier otra cosa que podamos comer”, aspecto que pareciera no ser considerado en las réplicas de esta nota.
El informe al que hace referencia la publicación es el Seafood Watch del Monterey Bay Aquarium, donde califica a un salmón como de “alto riesgo” si proviene de escape o es cultivado con alto uso de químicos para el control de enfermedades y parásitos, quedando en esta categoría el 88% del canadiense, el 85% del escocés, el 65,8% del noruego y el 64,8% del chileno.
En ese sentido, es importante puntualizar que estos indicadores solo se basan en antecedentes que aún no concluyen a ciencia cierta los patrones de afectación sobre el medioambiente, por lo que la metodología aplica el principio precautorio. Lo que sí es un hecho es que la salmonicultura tiene la huella de carbono y de agua más baja entre los productores de proteína animal, ofreciendo un producto saludable y eficiente que será clave en la alimentación del futuro.
Sabemos que todavía existen brechas, pero estamos trabajando arduamente para reducirlas. En ese sentido, con el mismo Monterey Bay Aquarium tenemos un programa para disminuir el uso de antibióticos en un 50% hacia 2025.
Según los últimos datos entregados por el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) en 2023 -a ciclo cerrado-, hubo una reducción del 41% en el uso de antibióticos en comparación con 2022.
A esto, se suma que el salmón producido en Chile sigue estrictos estándares de calidad sanitaria y seguridad alimentaria para certificar el cumplimiento de altos estándares nacionales e internacionales. Esta proteína llega a más de 104 países, por lo que nuestros estándares son tremendamente exigentes.
En definitiva, nuestro salmón está altamente calificado para su consumo, siendo un alimento altamente nutritivo y saludable, con una alta cantidad de Omega-3 que actúa como una gran protección para, por ejemplo, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, bajar la presión arterial y reducir los triglicéridos, entre tantos otros beneficios.
Asimismo, el Aquaculture Stewardship Council (ASC) -símil de la ONG Marine Stewardship Council (MSC) citada en la nota- realiza evaluaciones de sostenibilidad, bajo las cuales también se ha certificado la biomasa cosechada por compañías productoras de salmón chilenas.
Durante 2023, la totalidad de la biomasa cosechada y procesada fue certificada por programas de sustentabilidad y un 52% se certificó bajo el estándar ASC, que es además reconocido por el Seafood Watch como una buena alternativa.
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