Desde 1985, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publica periódicamente recomendaciones para los cuidados del parto y para que éste se convierta en una experiencia positiva. La última actualización fue en mayo de este año y arrojó una lista de 56 sugerencias.
La tercera recomendación indica que durante el trabajo de parto y el parto mismo, la mujer esté acompañada por la persona de su elección. La número 48 dice que los recién nacidos que nazcan sin complicaciones "se deben mantener en contacto piel con piel (CPP) con sus madres durante la primera hora después del nacimiento, para prevenir la hipotermia y promover la lactancia.
Según estudio realizado por el Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO Chile), en los últimos tres años, menos del 20% de las mujeres que han sido madres ha logrado tener un contacto de 30 o más minutos con sus hijos tras el parto, y el 60% de las mujeres en el sistema público y 20% en el privado no tuvieron un acompañante significativo en el momento del parto (ver infografía).
Esta ONG realizó una encuesta online a más de 11 mil mujeres que fueron madres entre 1970 y 2017, quienes fueron agrupadas en tres períodos: de 1970 a 2007, de 2009 a 2013 y de 2014 a 2017. El objetivo de la investigación fue describir y analizar las experiencias de atención obstétrica en el país. La participación fue anónima y voluntaria.
De acuerdo a los resultados obtenidos, entre 1970 y 2008 solo el 10,6% de las mujeres que contestaron la encuesta pudo tener un acompañante durante el parto en los hospitales públicos, cifra que aumentó al 39,2% en el último período evaluado. Cuando se les preguntó por el contacto con sus hijos, solo el 4,3% pudo lograr ese apego en el sistema público en 1970, y aunque creció a 16,8% en 2017, todavía sigue siendo bajo, según los investigadores. En las clínicas privadas, para el primer período evaluado, el 66,6% de las mujeres dijo haber contado con un acompañante, mientras que hoy el 79,1% lo tiene. Sin embargo, la diferencia en el tiempo de apego no es mucha si se compara con los hospitales públicos. En las clínicas privadas hoy, solo el 17,9% asegura haber estado 30 o más minutos con su hijo tras el parto.
Gonzalo Leiva, matrón y director de OVO, explica que en el caso del acompañante la excusa para no hacerlo siempre es la del espacio y falta de infraestructura, sobre todo en los hospitales públicos, pero también hay otro elemento que tiene que ver con la cantidad de matronas atendiendo. En la recomendación de 2007, dice Leiva, se señaló que el estándar era de una matrona por cada dos mujeres en parto, luego se dijo una por cada mujer, "pero a 2018, sigue habiendo una por cada tres o cuatro mujeres en parto. En el sistema privado se tiene un médico y una matrona por cada mujer", señala. Sobre el poco tiempo de apego, el director de OVO dice que la principal razón es la falta de pabellón y la necesidad de desocuparlos pronto para la intervención que sigue.
El jefe del Departamento de Ginecoobstetricia de Clínica Las Condes, Pedro Daza, reconoce que desde 1970 a la fecha los partos han cambiado mucho. "Ha habido un cambio cultural, la medicina cambió, pasó de ser paternalista a una en la que los pacientes tienen autonomía. Hoy las mujeres participan activamente del parto, es una experiencia en la que se expresan y dicen qué quieren. La tendencia hoy es a evitar la sobremedicación, alejarse de inducción y en la que los médicos acompañan en este proceso desde su conocimiento y experiencia", dice.
Anita Román, presidenta del Colegio de Matronas, cree que es difícil medir parámetros de parto en tiempos tan distintos como 1970, 1990 o 2017. Sí destaca que hoy está ocurriendo un cambio cultural que, en parte, ha sido impulsado por las matronas y que al igual que hace 40 años, con la planificación familiar, hoy están aportando al cambio en el trato respetuoso de la salud reproductiva y sexual de las mujeres, para lo que han realizado capacitaciones y congresos.
Respecto del acompañante al parto, Román indica que en 1992 se permite el ingreso del padre y desde 2007 se habla de un acompañante significativo, por lo que la cifra de ingreso hoy es cercana al 70% u 80% en el sistema público y no tan baja como aparece en el estudio. En el caso del apego, insiste en que en todas las maternidades el recién nacido tiene al menos 25 o 30 minutos con su madre tras el parto, luego se separa por un breve momento para que lo revise el médico y sigue con su madre.
Una de cada cuatro mujeres dice haber sufrido abuso físico en hospitales públicos
Otro aspecto que midió la encuesta fue el abuso físico y verbal que dicen haber sufrido las madres durante el parto. El abuso físico se refiere a un contacto físico irrespetuoso durante la atención (manotazos, zamarreo, empujones, toques molestos, etc.). El abuso verbal, a lenguaje grosero, sexual, burlesco o humillante hacia la mujer o represión de expresiones de dolor y emociones, también infantilización y o culparlas por su capacidad de amamantar.
En la muestra total, el 6,8% de las mujeres atendidas en clínicas privadas reporta haber vivido abuso físico, el que sube a 24,1% en los hospitales públicos; el abuso verbal es más frecuente en los hospitales públicos: el 56,4% dice haber sido criticada y/o reprimida por expresar su dolor y emociones en hospitales públicos, mientras que en las clínicas privadas esta forma de abuso llega a 19,3%.
Michelle Sadler, académica de la U. Adolfo Ibáñez y directora de OVO, explica que los resultados muestran patrones muy interesantes y muy consistentes con la información que hay en el país de otros estudios. "Se ve un descenso de la percepción por parte de las mujeres de varios tipos de abuso a lo largo del tiempo, pero sigue siendo bastante alto. Las más jóvenes y con menores niveles de educación son las que reportan mayores tipos de abusos verbales, físicos, de discriminación, de sentirse desatendidas, acalladas o no tomadas en cuenta. Las más jóvenes viven una mayor recriminación del ejercicio de su sexualidad a edades tempranas, por lo que reportan, es que hay una especie de castigo por haber ejercido una sexualidad temprana", dice Sadler.
De acuerdo al trabajo de OVO, la cesárea en hospitales ha aumentado, pasando de 26,5% en el período 1970-2008 a 39,7% en 2014-2017. En las clínicas privadas disminuye de 53,5% a 50,8% en los mismos períodos. El alza de la práctica de cesáreas se explica por la estandarización de esta práctica. "Al principio, era una operación de emergencia que salvaba vidas en situaciones graves, pero en las últimas décadas se fue estandarizando la práctica que permitía resolver muchos temas que no eran de tanta gravedad y, además, empezó a permitir vicios del sistema, como por ejemplo la programación de nacimientos por motivos no médicos", explica Sadler.
Agrega que en todo el mundo, las tasas de cesáreas se duplican o triplican en los servicios privados versus los públicos, porque en el sector privado hay incentivos económicos asociados a cada intervención, por prestación, a diferencia de los sistemas públicos, donde varía mucho en distintos contextos. "La cesárea, tanto en el sistema público como privado, permite resolver partos en los cuales hay alguna duda, trabajos de parto en los cuales hay presencia de una posible complicación", indica la académica.