Mujer demandó a una red social por emparejarla con un pedófilo que la convirtió en su esclava sexual cuando era niña
La popular sala de chat elige personas al azar de todo el mundo y las conecta para que hablen a través de texto o videollamada, no obstante, los peligros de utilizarla, en especial para los niños y niñas, son altos, pues la falta de reglas lo convierte en un terreno para pederastas.
Se trata de uno de los chatrooms (sala de chat) en línea más populares, pero también de los más peligrosos. Omegle, una red social para hablar con personas aleatorias de cualquier parte del mundo, funciona así: te empareja con otra persona al azar y puedes tener conversaciones por texto o incluso con cámara web.
Pero aunque en la misma página establece que los usuarios deben tener más de 18 años para utilizarla, que monitorean todo el contenido de video y que tienen la potestad de reportar actitudes y contenido “inapropiados”, son aspectos que en la práctica pareciera que no se cumplen.
Omegle se ha convertido en el ecosistema ideal para los depredadores infantiles y la recopilación de material de abuso sexual infantil, gracias al poco control y a que muchísimos niños lo ocupan sin supervisión.
Así le sucedió a Alice, el nombre ficticio que le dio la BBC a una mujer que, cuando era niña, la página la emparejó con un hombre que pronto la obligaría a volverse su esclava sexual.
“Nadie sabía cuáles eran los peligros”
En su colegio Omegle se había hecho popular, todos hablaban de ello, por lo que Alice, de 11 años, hizo una pijamada con sus amigas y entraron a la página: “Todo el mundo en el colegio sabía, pero obviamente nadie sabía cuáles eran los peligros”, cuenta la mujer.
Y aunque esa vez no pasó nada, ya en casa, Alice se conectó sola a Omegle y la emparejaron con Ryan Fordyce, un hombre canadiense de apariencia normal, pero que en las sombras era un pedófilo.
La niña estaba en una edad donde sufría ansiedad, al estar comenzando su adolescencia, por lo que Fordyce se aprovechó de esa vulnerabilidad y la hizo sentir mejor. La convenció de que le compartiera su número, y ahí comenzó el infierno: “Fue capaz de manipularme de inmediato. Muy pronto me estaba obligando a hacer cosas que un niño no debería tener que hacer”.
El pedófilo obligó a Alice a que le enviara fotografías íntimas. Una vez que tuvo el primer material, le dijo que ahora ella era cómplice de fabricar y compartir material de abuso sexual a menores, por lo que podría ser detenida si lo delataba, así que, por el miedo, la niña no le contó nada de lo que estaba sucediendo a su familia y amigos.
“Pasé gran parte de mi infancia a su entera disposición”, cuenta Alice. Y es que el hombre la sometió en contra de su voluntad a entregarle todo tipo de material sexual durante tres años y, según recopiló la niña, “era muy exigente” respecto a su apariencia física.
Le pedía que se hiciera peinados específicos, como una cola a la izquierda de su cabeza, para parecer incluso más pequeña de lo que ya era. Pero llegó el día que el pedófilo comenzó a perder interés y, finalmente, interrumpió la comunicación con la niña.
El arresto de Ryan Fordyce
Alice mantenía silencio, pero no sabía que pronto atraparían al hombre que atormentó su infancia. La policía canadiense se dio cuenta de que había un hombre que compartía material ilícito de niñas y niños en Internet, por lo que comenzó a rastrear su dirección IP y los llevó a la casa de Ryan Fordyce.
El 12 de enero de 2018, Fordyce no se encontraba en su domicilio, pero con una orden de registro, la policía pudo entrar y revisar su computador, donde encontraron una espantosa colección de imágenes y videos de abusos sexuales, enviados por niñas bajo sus órdenes: habían siete carpetas, cada una con el nombre de una niña distinta, entre ellas, estaba la de Alice.
El hombre volvió a casa a comer y fue ahí cuando lograron detenerlo. Su esposa estaba incrédula y pensó que se trataba de un error, y es que Fordyce era un hombre de familia y padre de dos hijos. En diciembre de 2021, fue condenado a ocho años de prisión.
En algunas fotografías que la policía manejaba de Alice, se percataron de su uniforme escolar, por lo que lograron localizarla rápidamente y contarle que su abusador estaba tras las rejas.
La demanda a Omegle
Alice ahora es una mujer independiente de 21 años, pero todavía tiene cicatrices del horror que tuvo que vivir en su infancia. Por ello, a pesar de que Fordyce está cumpliendo su condena en la cárcel, quiere que Omegle pague por ser una plataforma insegura para otros niños que, como ella, pueden caer en las garras de un predador.
El equipo jurídico de Alice sostiene que Omegle, aunque no es su fin, podría llegar a ser un “terreno de caza para predadores” por el emparejamiento aleatorio pero, más importante, por la falta de advertencias y la verificación de edad.
Y es que, según la abogada de la mujer, Carrie Goldberg, en Estados Unidos es muy difícil demandar a una plataforma online, por lo que apelarán a que Omegle tiene “un defecto en el diseño, que provoca daños”, por lo que -en caso de ganar- marcaría un antes y un después en la historia de las redes sociales y páginas en línea.
Leif K Brooks, el creador de Omegle, le dijo a la BBC en un comunicado que “los usuarios de Omegle son los únicos responsables de su comportamiento” al utilizar la página y que se tomaban “muy en serio la seguridad”, con moderación por inteligencia artificial y moderadores humanos.
Además, afirmó que con anterioridad habían ayudado a las fuerzas del orden y a las organizaciones que trabajan para detener la explotación infantil en Internet, e incluso entregó las direcciones IP de distintos abusadores de menores. No obstante, el equipo legal de Alice considera que esto “no es suficiente”.
La misma Alice explicó que le gustaría que cerraran Omegle, pues argumentó que “no creo que tenga tantos beneficios como para destrozar la vida de los niños”.
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