“No presenta peligro sísmico”: la Falla de San Ramón pone en jaque a geofísicos y parlamentarios
Un geofísico y sismólogo hizo el llamado a que investigadores externos hagan su propia evaluación para determinar si efectivamente existen riesgos sísmicos en la Falla de San Ramón. Caso contrario, "las consecuencias podrían ser desastrosas".
Temor a que provoque un sismo de gran intensidad y que, incluso, la tierra pueda romperse. Esos son los riesgos que se barajan cuando se habla de la Falla de San Ramón, una “estructura geológica” que bordea todo el frente de la cordillera de Santiago de norte a sur y que cruzaría las comunas de Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida y Puente Alto.
Y es que, pese a la hipótesis que se maneja sobre los peligros sísmicos de la falla, la zona está siendo urbanizada de todas maneras.
Según un reciente informe de la Cámara de Diputados y Diputadas de Chile y un estudio realizado por académicos de la Universidad de Chile, esto representaría una grave amenaza para la ciudad y, en especial, los habitantes que habitan por encima de la falla.
Por ello, emplazaron al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) a actualizar la planificación urbana y no permitir que se siga edificando la zona donde supuestamente estaría esta estructura geológica.
No obstante, existe evidencia que contradice todos los supuestos de la falla y las preocupaciones de los parlamentarios y académicos. En cambio, propone que se trata de solo una hipótesis, que no está comprobado que esté activa y que su peligro sísmico es de difícil pronóstico.
¿Deberíamos realmente preocuparnos por la Falla de San Ramón?
El debate sobre la Falla de San Ramón y su incidencia en las viviendas de los chilenos
La Falla de San Ramón sí existe. No obstante, el primer detalle que observa el sismólogo y geofísico Luis Donoso de la Universidad del Desarrollo, es que su trazo (que se muestra en distintos estudios y medios de comunicación) es “solamente un bosquejo”.
De hecho, en los mapas que se suelen compartir, a veces la línea está un poco más arriba o abajo, pues no existe un mismo trazo oficial. “Eso ocurre cuando el sistema que se está interpretando no está aprobado, cuando es una idea, un concepto”, le dice el experto a La Tercera.
Esta traza se maneja desde hace décadas y fue nuevamente evidenciada por el equipo de Gabriel Easton, del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, quien —en el estudio donde dio a conocer los supuestos riesgos de la falla— aseguró que está “definida en función de la ubicación de sus escapes morfológicos” y que mide entre 25 o 30 kilómetros, pero que incluso podría ampliarse a 50 km “si se considera también Pirque y Lo Barnechea”.
Es en esa misma instancia donde el geólogo Easton dio a conocer que “el riesgo que representa la Falla San Ramón para la ciudad llegó para instalarse, puesto su activación es un hecho futuro inevitable que es necesario considerar en la planificación y el desarrollo urbano (...)”.
Los peligros que postula son: una “demostrada capacidad de generar sismos (...) y que su intensidad tiene la “posibilidad de generar una ruptura de varios metros en la superficie del suelo”.
Sin embargo, Donoso le dice a LT que los dichos de Easton son una interpretación (no oficial) que estarían poniendo en jaque el patrimonio de las personas que viven cerca o por sobre la Falla de San Ramón.
“Hay consecuencias muy importantes, más allá de decir dónde va a ser la falla. (...) Las afectaciones son sobre el patrimonio personal de las personas. No solamente va a subir el seguro de sus viviendas, sino que van a quedar fuera de comercio. La casa en la que gastaron sus ahorros de la vida o con la que se endeudaron ya no valdrá nada”, advierte el experto.
La evidencia que desestima los riesgos sísmicos de la Falla de San Ramón
“Si esta falla existiera, como dicen los modelos, debería generar algún sismo, aunque sea uno modesto, pequeñito, magnitud 2 por lo menos que haga que apenas se mueva la aguja. Pero en los datos del Servicio Sismológico de los últimos 50 años, no se ha detectado ninguno”, explica Donoso.
Junto con este planteamiento, está una investigación publicada en el Instituto Panamericano de Geografía e Historia que midió con cuatro perfiles de gravedad el supuesto trazo de la Falla de San Ramón y encontró una “anomalía de Bouguer que no muestra ningún indicio importante que pueda asociarse a un salto de falla”.
Los autores analizaron los antecedentes geológicos y articularon que “no existe ninguna manifestación superficial de una traza que pueda asimilarse a la estructura de la Falla de San Ramón”.
De esta forma, el estudio concluye en que “la denominada Falla de San Ramón se puede considerar solamente como una hipótesis dentro del tiempo geológico, que no presenta ningún peligro sísmico en la zona” y que los escarpes que se ven en otros estudios son producto de “procesos aluviales y gravitacionales” que sucedieron en el pasado.
Con estos antecedentes, el sismólogo y geofísico, Luis Donoso coincide con lo anterior y le dice a La Tercera que probablemente la falla sí existe, pero que “es bastante pequeña. A lo mejor de cuatro o cinco kilómetros de largo, pero no más. Porque si fuera más larga, tendría expresión sísmica”.
“Es débil argumentar de una observación de terreno. La falla de San Ramón se ha amplificado de forma mediática y ahora se quiere poner una pintura en el suelo para decir ‘no construya en estos 300 metros’, pero nadie sabe con exactitud dónde están esos supuestos metros”, critica el experto.
“Las consecuencias de hacer algo que no está aprobado por un grupo independiente pueden ser muy desastrosas”, advierte.
Por ello, Donoso propone que el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernagemin) impulse un estudio a largo plazo que analice con profundidad toda la precordillera de la Región de Valparaíso, de Santiago y la pre y cordillera de la Región de O’Higgins para tener “la gran figura”.
No obstante, insta a que esta investigación sea realizada por personas que “no estén vinculadas a la solución que ya está escrita en mármol. Ojalá dirigido por un organismo técnico oficial, pero que sea independiente, es decir, no vinculado a la academia chilena que postuló el modelo (que se maneja hoy)”.
“En este momento, el parlamento chileno aprobó un informe que tiene estas debilidades y que, lamentablemente, no las vieron”, sentencia.
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