Padres de Amy Winehouse publican adelanto de sus diarios: “A veces me pongo violenta con los que amo”
A fines de agosto se publicará In Her Words, libro que recopila los diarios que escribió Winehouse desde su niñez. Los padres de la artista adelantaron cómo es el contenido de la publicación.
Fue el 23 de julio de 2011 que se produjo la repentina partida de Amy Winehouse, luego de haber sido encontrada fallecida en su departamento de Londres. Había sufrido una intoxicación etílica. Si bien ha pasado más de una década desde ese momento, la artista británica continúa estando presente y siendo recordada por su voz inigualable, su estilo excéntrico, la música que creó en vida y al mismo tiempo, por los episodios oscuros que atravesó en sus últimos años.
En la víspera del que sería el cumpleaños número 40 de la intérprete de Valerie, el próximo 29 de agosto se publicará In Her Words, una recopilación de diarios inéditos que escribió Amy en su niñez y juventud.
En muchas de esas páginas no solo escribía, sino que también pegaba recortes de revistas de música, moda y celebridades, además de fotografías de su vida. El libro es una entrada al universo íntimo de la artista, pues en esas páginas vertió sus reflexiones, ideas e inspiraciones, muchos años antes de que alcanzara el estrellato. Todos esos recuerdos fueron recopilados por los padres de la compositora, Mitch Winehouse y Janis Seaton.
Ahora, Mitch y Janis decidieron adelantar en el diario The Telegraph algunos de los fragmentos nunca antes vistos del material.
¿Qué contarán los diarios de Amy Winehouse?
Tras la muerte de Amy, sus padres comenzaron a revisar los escritos y creaciones que había hecho la artista a lo largo de su vida. Si bien ellos no se dieron cuenta en ese entonces, desde pequeña que la voz del jazz y el soul se refugió en su habitación para plasmar cuadernos con sus pensamientos más íntimos, dejando en pausa a su carácter inquieto. Y así continuó en los años siguientes.
“Amy llegó al mundo el 14 de septiembre de 1983. Tenía cuatro días de retraso y siempre bromeábamos diciendo que Amy llegaba tarde a todo, incluso a su propio nacimiento. Desde el momento en que la trajimos a casa desde el hospital, Amy fue una verdadera persona. Podía ser adorable y encantadora, pero si no era feliz, todos lo sabían”, se lee en la publicación.
Según sus padres, a la pequeña Amy le gustaba ser el centro de atención en su hogar. Creció bailando, cantando y haciendo ruido. Sin embargo, también tenía una faceta más quieta y ensimismada, y era en esos momentos cuando se iba silenciosamente a su cuarto para despejar su mente creativa. Todo lo que produjo en esos años lo mantuvo en secreto, pero de vez en cuando entregaba tarjetas con poemas a su madre.
La estrella musical registró varios de los momentos más importantes de su época escolar, pues pegó en un álbum los recortes de su paso por el colegio. Al costado de las fotografías, acostumbraba a redactar una pequeña descripción.
“Desde el principio, nos dimos cuenta de que la escuela probablemente nunca la iba a satisfacer. ‘Estoy aburrida’, repetía a menudo. Los maestros nos dijeron que era brillante y capaz, pero siempre había un ‘pero’”, describen sus padres.
Era muy común que no pudiera quedarse quieta en la sala de clases. Pero cuando se trataba de arte, Amy podía consumir todas las películas, novelas y música que se le cruzaran por delante.
En esas hojas, hoy consideradas de gran valor, Amy hablaba de anécdotas que observaba en la calle y se retrataba en dibujos. En uno de ellos se consigue ver a una elegante mujer con una cabellera de “colmena”, tal como lo usó en sus últimos años de vida.
Según se aprecia en un escrito hecho en su adolescencia, la artista reconocía su carácter inquieto y que era diferente a sus pares. “Puedo ser un poco excéntrica y ruidosa, rara también, pero eso es porque no mucha gente realmente me conoce. La mayoría no quiere conocerme, están felices de pensar que soy la loca de la clase”, confesaba.
A pesar de asegurar que le complacía ser diferente, en esa misma reflexión Amy identificó que a veces su carácter podía ser muy fuerte, lo que se le podía ir de las manos: “Odio mi temperamento. A veces me consume tanto que me pongo físicamente violenta con los que amo, por mucho que diga que ‘lo siento’, es algo que nunca podrán olvidar”.
Los padres de la creadora de Frank recuerdan que muchas veces ella podía desaparecer en medio de una discusión para ir a registrar lo que estaba ocurriendo. Nadie entendía por qué, pero la respuesta estaba en que más tarde eso le serviría para sus canciones.
“De repente ella lo interrumpía (a Mitch) a mitad de camino. ‘Papá lo siento. Espera un minuto. Tengo que escribir esto’, anunciaba, antes de tomar un lápiz y un papel, anotar lo que Mitch había dicho y luego volver a la discusión”, reza el adelanto.
Una dinámica así fue lo que sucedió con la creación de la canción Rehab, su canción más popular. “Ella había llegado a su casa con sus entonces gerentes, quienes estaban preocupados por su forma de beber y querían llevarla a un tratamiento profesional. ‘No quiero ir, papá. ¡No tengo 90 días!’ le dijo a Mitch”, dice el relato. Es posible que ese recuerdo haya sido escrito en algún lugar y luego sirvió de inspiración para su éxito.
Otra práctica presente en los diarios es que a la británica le gustaba hacer listas sobre sus ambiciones, sueños e ideas para canciones futuras. “Ser fotografiada por David LaChapelle”, “evitar la cirugía”, “tener un cabello de Marilyn” y “colaborar con Missy Elliott y Timbaland”, fueron algunos de los deseos que enumeró.
In Her Words también hace un repaso por la adultez de Amy, con sus altos y bajos, cuando ya se había convertido en una icónica artista. Se caracterizaba por su carácter perfeccionista mientras creaba sus éxitos, pero prefería no guardar copias de sus discos ni recordarlos mucho. Cuando creó Back To Black, que retrata una mala experiencia amorosa, lo hizo en un período de tres semanas, luego “puso sus sentimientos en una caja, la cerró y una vez más siguió adelante”.
“La fama y las adicciones en espiral de Amy también sacaron a relucir sus tendencias perfeccionistas y autodestructivas. Amy rara vez estaba contenta con una actuación o una grabación, siempre su peor crítica”, señala un fragmento.
Mitch y Janis sugieren que enfrentarse al recuerdo de su hija no ha sido nada fácil. Y al contrario de lo que se podría pensar, les ha costado hallar “tormento o miseria en cualquiera de sus escritos”. También reconocen que poder leer todo eso no les asegura que hayan podido comprenderla.
“No sabemos con certeza si componer se convirtió o no en una catarsis para Amy, pero ciertamente fue un proceso creativo al que ella volvió una y otra vez en sus períodos más felices, así como en sus momentos más oscuros de adicción”, escriben.
A pesar de eso, tener la oportunidad de mirar hacia el mundo interior de la difunta estrella les ha traído una especie de alivio tras su partida. “Mirar hacia atrás en estos dibujos y garabatos todavía nos hace sonreír, al igual que lo hizo Amy. Por supuesto, no podemos blanquear la historia de Amy. Sí, era adicta y sí, su vida era caótica. En última instancia, sus adicciones le robaron a ella y a nosotros su vida. Pero esos son tiempos en los que no nos detenemos”, concluyen.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.