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Paula Vial Reynal: La voz de las mujeres

En medio del ambiente de empoderamiento femenino, la abogada Paula Vial puso la idea en Twitter: que algún medio dedicara toda su edición sólo a columnas de mujeres. En Tendencias lo hicimos y 43 mujeres escribieron para esta edición especial.


No nos ven. Nos ven únicamente dónde y cuándo nos quieren ver. Si aparecemos intempestivamente, descolocamos e incomodamos, incluso intimidamos. No nos ganamos esos espacios, no porque no tengamos méritos, sino porque no están disponibles. No nos ven, no porque no queramos hacernos ver, sino porque los espacios ya están ocupados y son masculinos y no están dispuestos a cederlos.

Y ¿cómo nos van a ver si estamos invisibles? Si se habla de maternidad, se consulta a dos o tres médicos expertos en obstetricia. Si se habla de energía, a la mano hay un par de eminencias, masculinas -no como el "acertijo" que circula por YouTube-, para ilustrarnos al respecto. Si es el turno de hablar de política y contingencia, ¿cómo no invitar a opinar a los verdaderos expertos, hombres? Si la coyuntura requiere hablar de seguridad y políticas criminales, ¿cómo no recurrir a esas voces autorizadas en la materia? ¿Ya adivinaron? Sí, masculinas. ¿Será entonces que no hay mujeres expertas en cada una de las materias sobre las que se requiere opinión e información? ¡Absurdo! ¿Realmente pretenden hacernos creer que no hay un Carlos Peña entre nosotras? ¿O un Cristóbal Bellolio? O hasta un Sergio Melnick o un Axel Kaiser, ¿por qué no? Probablemente resulta inevitable incluso una alter ego de Fernando Villegas. Porque ni siquiera es necesario ser bueno, experto o sabio en una materia, para que un hombre tenga espacio para hacerse oír (o leer).

La incorporación femenina supone un cambio de paradigma. Son otros criterios y puntos de vista los que se incorporan a lo público, al debate social. Es un aporte en la mirada más amplia. Si en los hombres hay diversidad de puntos de vista, también los hay en las mujeres, y se requiere de ambos. ¿Por qué sólo limitarnos a los contrapuntos masculinos si podemos contar con la mirada experta, en cada uno de los temas que estén en el tapete, de las mujeres?

Y por otro lado, ¿por qué querríamos nosotras hacernos oír? Lo respondo con impudicia. Tener voz es tener poder y tener poder es tener la posibilidad de cambiar el mundo, de amoldarlo a lo que la sociedad, diversa, requiere. Eso queremos, eso exigimos, porque somos voces valientes, osadas, que llamamos a las cosas por su nombre. Queremos tener el espacio porque lo copamos con claridad, con dedicación, con talento y pasión. ¿O no es el mejor discurso, el más osado, el que incluso está dispuesto a desnudarse para hacerse ver?

Si podemos enfrentar en audiencias a cualquiera, si podemos asesorar o dirigir grandes empresas, si podemos hacernos cargo de las negociaciones más complejas y obtener triunfos, por qué privarse de nuestro aporte.

Seguramente resultará interesante leernos.

Quiero hablar de seguridad ciudadana, derecho penal, delincuencia y reinserción. Quiero compartir conocimiento e ideas sobre delitos económicos, sobre audiencias trabadas con fiscales y juicios públicos y debatidos. Quiero opinar como experta, y quiero que cuando mis alumnas lean mis palabras no sólo admiren mis ideas, sino que aprendan que todas podemos. Quiero que todas sepan que todos aquellos espacios que hasta ahora han sido vistos como ámbitos masculinos, son también de nosotras y que nadie se pregunte qué hacemos ahí.

¿Cómo decir estas verdades como catedrales sin sonar resentida, agresiva o victimizada? ¿Cómo decirlas sin generar anticuerpos o temores? No sé si hay recetas para ello, seguramente resulta inevitable, pero hay que decirlas.

Y ahora que todos se disputan la batuta del feminismo, ustedes, hombres codiciosos, también quieren quedarse con ella. El gobierno quiere apropiarse de la agenda de género; el decano quiere aprovechar la toma para aparecer como la punta de lanza de las reivindicaciones; el ministro quiere decidir qué es humillante para una mujer; el columnista quiere definir el feminismo y el movimiento de mujeres. Es nuestro, de las mujeres, de todas, de las feministas, de las trabajadoras, de las estudiantes y de las dueñas de casa, de todas. No somos minoría, no nos traten como tal y dennos nuestro espacio porque lo llenaremos de fuerza, de coraje y de ideas nuevas. Y tengan claro que esto no será brisa pasajera, porque llegamos para quedarnos. Y para que nos lean y escuchen.

PD: Me pasé en caracteres, no me editen, achiquen la foto, prefiero que se vean mis palabras antes que mis rulos.

*Abogada

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