Por qué algunas personas no sienten el efecto de la cafeína
¿Te ha pasado que, a pesar de tomar cafeína, tu cuerpo continúa exactamente igual? Podrías ser parte del grupo de personas que tiene un gen particular que le hace menos sensible a este compuesto.
Son muchas las personas que, para comenzar el día con energía, necesitan tomar su infaltable taza de café. Pero, ¿te ha pasado que, a pesar de tomar cafeína, tu cuerpo continúa exactamente igual? Si la respuesta es sí, podrías ser parte del grupo de personas que no responde al efecto de la cafeína gracias a un gen particular.
Incluso, más allá de los efectos de sentirse más activa, este gen puede predisponer a la persona a que no le guste el sabor del café y que los beneficios de este bebestible no le provoquen absolutamente nada.
¿Por qué no siento el efecto del café?
El CYP1A2 es un gen en particular que, según la ciencia, parece influir de manera importante en la sensibilidad de nuestro cuerpo a la cafeína.
Esto porque es el encargado de controlar una enzima —también llamada CYP1A2— que descompone la cafeína y la elimina del cuerpo.
Entonces, depende de qué cantidad de copias tengamos de esta enzima para determinar cómo metabolizamos el café (rápido, lento o ultra lento).
Según el profesor de ciencias de la nutrición en la Universidad de Toronto, Ahmed El-Sohemy, la mitad de las personas en el mundo tienen dos copias de la variante, por lo que metabolizan “rápido” la cafeína. El 40% tiene solo una copia, por lo que son “lentos” y, finalmente, el 10% restante no tiene ninguna copia, por lo que son “ultra lentos”.
En general, la cafeína tiene una vida media de dos a ocho horas en nuestro cuerpo, por lo que depende del metabolismo de la persona, cuánto tarda en eliminarla de su sistema.
Junto con lo anterior, el efecto de la cafeína en nuestro cuerpo tiene que ver con los receptores de adenosina que tenemos en el cerebro, que son las encargadas de decirle a una persona que necesita quedarse dormida.
Depende de cuántos receptores tenemos en el cerebro, por la genética, para determinar si la persona es más o menos sensible a la cafeína. Es decir, si produces muchos de esos receptores, sentirás menos el efecto del café.
Además, la genética también puede influir sobre la preferencia por el café. Se ha estudiado que las personas con variantes genéticas asociadas a una alta sensibilidad a la cafeína, tienen menos probabilidades de disfrutar el sabor amargo del café oscuro.
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