¿Por qué baja la temperatura corporal al envejecer y qué riesgos significa?
Uno de los cambios en el cuerpo que se manifiesta con el paso de los años es la pérdida de temperatura, donde resulta fundamental estar alerta ante un posible problema de salud.
La pérdida de temperatura corporal es uno de los cambios que llegan en el envejecimiento, donde es fundamental estar alerta para no dejar pasar síntomas como la fiebre, que puedan significar la aparición de una enfermedad.
Un artículo de la Unidad de Geriatría de Clínica Las Condes explica que hay una serie de procesos naturales que pasa el organismo con el paso de los años.
Varios de estos son anatómicos, como una reducción en la estatura, la pérdida de hasta 40% de la masa muscular y alteraciones en la visión y audición, entre otros. También señala sobre cambios en el sistema reproductivo y en los ritmos fisiológicos, donde uno de estos es la temperatura del cuerpo.
Según informó BBC, a medida que se envejece, la temperatura corporal promedio tiende a bajar 1°C en relación a la de adultos y adolescentes.
Es por eso que resulta fundamental una constante medición de este factor, dado que un síntoma de fiebre puede pasar desapercibido en un adulto mayor, por significar una temperatura normal para el cuerpo de una persona de menor edad.
A modo de ejemplo, si un anciano que normalmente presenta 36°C y en un momento marca 37,1°C, podría considerarse como una fiebre, en contraste con personas más jóvenes, donde esta se determina alrededor de los 38°C.
¿Por qué baja la temperatura corporal cuando se envejece?
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que con la edad es cada vez más difícil para el cuerpo mantener el control de la temperatura.
Uno de los motivos es la disminución de la grasa corporal bajo la piel, lo que ayuda a perder el calor, por lo que se recomienda que las personas mayores usen capas de prendas de ropa para mantenerse a una temperatura adecuada.
El sitio también señala que el envejecimiento disminuye la capacidad para transpirar, lo que resulta en una mayor dificultad a la hora de identificar cuando hay exceso de calor en el cuerpo.
Otro motivo es que este rango etario suele tener enfermedades que alteran la temperatura corporal, como la diabetes, trastornos neurológicos y desnutrición.
“Tenemos una especie de termostato en el hipotálamo, una de las regiones del cerebro. Y este controla la temperatura de nuestro cuerpo. A lo largo del proceso de envejecimiento, este termostato natural puede verse alterado”, explicó a BBC el geriatra Marcelo Altona del Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo.
¿Por qué puede significar un riesgo para la salud?
Las complicaciones a la hora de medir la temperatura pueden significar un riesgo para la salud del adulto mayor. Por ejemplo, la persona puede estar sufriendo una enfermedad como la neumonía y no presentar una alta temperatura que despierte la alerta para acudir a un médico.
“Al contrario de lo que ocurre con los niños, la fiebre no está entre los principales síntomas de infección en los ancianos. A menudo, tienen temperatura normal o incluso hipotermia”, explicó el profesional Marco Túlio Cintra, vicepresidente de la Sociedad Brasileña de Geriatría y Gerontología.
En tanto, Altona destacó que “si la temperatura media de un anciano es de 35,5ºC o 36ºC, y tiene 36,9ºC o 37ºC, ya es señal de que hay que vigilarlo más de cerca”.
“En personas muy frágiles o con edades muy avanzadas, los pequeños cambios en los signos vitales, como la temperatura, la presión arterial y el ritmo cardíaco, ya requieren de un cuidado mayor”, remarcó.
Es por eso que se recomienda tomar la temperatura constantemente en el mismo lugar del cuerpo y usando un mismo dispositivo; y así llevar un registro.
Por ejemplo, se puede realizar la medición cada 15 días o una vez al mes con el objetivo de identificar la temperatura promedio y así notar fácilmente cuando se presente un alza.
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