Por qué el cartel de Sinaloa no volverá a ser el mismo jamás

Desde hace cinco meses, las dos principales facciones del cartel de Sinaloa se han enfrentado en una guerra territorial para tomar el control del negocio del narcotráfico.

La situación ha llevado a que se registren más de 800 muertos, mientras que los miembros de las bandas contrarias han atacado múltiples espacios y asesinado desde a simpatizantes de sus rivales hasta policías, empresarios y políticos locales.

También han fallecido civiles atrapados en el fuego cruzado y numerosas familias han optado por escapar o tomar medidas como no enviar a sus hijos al colegio.

Los habitantes de Culiacán viven con el miedo de las balas y temen la posible llegada de grupos enemigos, mientras las autoridades de México buscan manejar el escenario y Estados Unidos ejerce presión para acabar con el tráfico de fentanilo a través de la frontera.

Muchos de los residentes creen que el cartel de Sinaloa no volverá a ser el mismo.

El ex político y empresario local, Manuel Clouthier, dijo en declaraciones reunidas por el Wall Street Journal que “está más débil, más dividido y más desgarrado por luchas internas que nunca antes”.

“Este momento representa una oportunidad única para que el gobierno mexicano recupere su control de Culiacán y Sinaloa del crimen organizado”.

En conversación con el citado periódico, altos funcionarios militares estadounidenses reconocieron que los vuelos de vigilancia a lo largo de la frontera han aumentado significativamente.

Desde la administración del presidente Donald Trump también han efectuado una serie de amenazas relacionadas con el tráfico de fentanilo.

Una de las más significativas consistió en imponer aranceles del 25% a las importaciones de productos mexicanos, a menos de que el gobierno del país vecino tomara más medidas para contener el contrabando y la migración ilegal.

Trump aplazó los aranceles un mes, después de que la presidenta Claudia Sheinbaum hablara con él y acordara desplegar 10.000 tropas de la Guardia Nacional en la frontera con Estados Unidos.

En su regreso a la Casa Blanca, el abanderado republicano también designó al cartel de Sinaloa y otros carteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras.

En medio de la guerra entre las dos principales facciones del cartel de Sinaloa, algunos presumen que el grupo que resulte vencedor quedará debilitado.

Aquello podría incentivar a que otro grupo del crimen organizado, como el cartel Jalisco Nueva Generación, busque una toma hostil.

Si lo anterior ocurre, podrían haber más episodios de violencia.

Mientras la guerra continúa, el negocio del fentanilo sigue en auge.

Un operador de laboratorio declaró al Journal que hay alrededor de un centenar de laboratorios en las cercanías de Culiacán.

Dijo que cada facción en pugna tiene como objetivo las operaciones de la otra.

Junto con ello, agregó, delatan las ubicaciones de sus oponentes a las autoridades.

Para poder continuar con su producción, los operadores de laboratorios buscan constantemente nuevas ubicaciones.

“Hay más violencia, por lo que tenemos que ser más cuidadosos”, dijo al citado periódico una persona dedicada a estas actividades.

Afirmó que la guerra ha incrementado los gastos, lo que ha llevado a que aumenten su producción para cubrir mayores costos.

“Si antes fabricábamos 10 millones de pastillas, ahora tenemos que fabricar 20 millones”, agregó, para luego añadir que aquello también ha implicado que llegue más carga a Estados Unidos.

No obstante, el secretario de Seguridad mexicano, Omar García Harfuch, declaró a la prensa en enero que “las células criminales que generan más violencia se han debilitado”.

En diciembre de 2024, las autoridades anunciaron una incautación récord de 1,3 toneladas de fentanilo, mientras que en febrero de 2025, capturaron a varios lugartenientes del cartel en Sinaloa.

Algunos analistas consultados por el citado periódico afirmaron que, a pesar de la guerra, creen que el grupo sobrevivirá a su crisis.

En parte, porque la demanda estadounidense sigue siendo fuerte y porque los operadores del cartel no quieren perder sus negocios ante los competidores.

El operador del laboratorio comentó en este sentido: “Tenemos que producir millones de pastillas a la semana para mantener contentos a los gringos”.

Los dos líderes del cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada están actualmente encarcelados en Estados Unidos.

Ambos tenían el control de Culiacán y muchos residentes los veneraban por mantener la ciudad en gran medida libre de delitos menores, mientras que también proporcionaban empleos y favores a miles de personas.

En 2008 estalló una guerra interna entre las principales familias del cartel.

Por un lado, estaban los Guzmán y los Zambada.

En contraposición, estaba la familia Beltrán Levya.

El conflicto llevó a que miles de personas fueran asesinadas en todo el país.

Ahora, la guerra es entre los “Chapitos” y los “Mayitos”.

Se trata de los descendientes de Guzmán y Zambada.

La guerra entre dichas facciones estalló después de que Joaquín Guzmán López —uno de los hijos de “El Chapo”— buscara obtener un trato con las autoridades estadounidenses, el cual consideró que llegara con “El Mayo” a un aeropuerto ubicado en las afueras de El Paso, Texas.

Al llegar al lugar, ambos fueron arrestados por los agentes policiales.

Zambada sostuvo en una carta difundida por sus abogados que fue secuestrado en México y llevado de forma ilegal al territorio estadounidense, en donde se le acusa de múltiples delitos graves relacionados con el narcotráfico y ahora está en espera de juicio.

Los analistas consultados por el Journal dijeron que, actualmente, Iván Archivaldo Guzmán —uno de los hijos de “El Chapo” que sigue en libertad— es el objetivo más importante de las fuerzas de seguridad mexicanas.