¿Por qué la luz artificial afecta a tu salud?
En medio de un escenario en el que la Tierra es cada vez más brillante, científicos advierten sobre las consecuencias que genera la contaminación lumínica.
En la gran mayoría de las áreas urbanas alrededor del mundo, es común que haya una presencia constante de luces artificiales, es decir, de aquellas que son generadas por los humanos.
Si bien, eso puede ser útil para objetivos cómo transitar por las calles en medio de la noche, diversas investigaciones científicas han alertado que su incremento ha traído consigo múltiples consecuencias.
Según un trabajo publicado en Science hace solo unos meses, el brillo nocturno artificial de la Tierra ha aumentado en cerca de un 10% al año desde hace al menos una década.
Este escenario, de acuerdo a otros estudios, ha generado un impacto tanto en el comportamiento de los animales como en la salud de las personas.
Cuáles son los efectos de las luces artificiales
Frente a esta situación, distintos grupos de especialistas compartieron sus investigaciones en una edición especial de la mencionada revista, la cual salió esta semana y tiene la contaminación lumínica como temática central.
Según informaciones reunidas por El País a partir de dicha publicación, se han registrado efectos como que las luciérnagas macho ya no encuentran a las hembras en las zonas cercanas a las ciudades.
De la misma manera, hay peces que emergen de las profundidades del mar para acercarse a las playas de sectores turísticos en medio de la noche, debido a que —por la intensidad de las luces— creen que ya es de día.
Respecto a cómo afecta a los humanos, no solo existe una mayor dificultad para observar las estrellas al dirigir la mirada hacia el cielo, sino que también, ese objetivo se ha complejizado para los astrónomos que utilizan telescopios especiales, en relación a años anteriores.
Esas son algunas de las consecuencias que ha desatado este aumento de la intensidad lumínica. Y si se considera el ámbito de la salud, el escenario es aún más preocupante para los expertos.
Uno de los trabajos publicados detalló cómo el exceso de luz artificial tiene una relación con la supresión de la melatonina, hormona que las personas comparten con la gran mayoría de los seres vivos y que es clave para la organización del reloj biológico.
El experimento fue realizado con una muestra de 100 personas expuestas de forma constante a este brillo. Según datos reunidos por el citado medio, se ha demostrado que en ese segmento de la población hay una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y casos de cáncer.
Aún así, una de las problemáticas que ha obstaculizado a los científicos durante los últimos años es que no hay muchos estudios que aborden este tópico. Asimismo, muchos de ellos —como el mencionado anteriormente— analizan a empleados nocturnos en laboratorios o lugares en los que están expuestos a luces de interiores
Pero, ¿qué pasa con las luces de, por ejemplo, la calle?
Un fenómeno cotidiano
Uno de los pocos estudios que abordó esa arista fue publicado originalmente el año pasado y revisó los casos de conductores, peatones y personas dentro de sus hogares que utilizan farolas LED.
Con ese espectro más amplio, midieron sus niveles de melatonina a través de muestras de saliva. Y si bien, los académicos no encontraron mayores diferencias entre los tres grupos, otra investigación llevada a cabo en Nueva York en 2018 puso a los participantes unas pulseras de la actividad, mediante las cuales se percataron de que presentaron alteraciones en su ritmo circadiano.
“Los individuos que viven en entornos urbanos oscurecen sus días e iluminan sus noches”, alertaron los autores según El País.
Pero uno de los sesgos de ambos estudios es que consideraron muestras de 29 y 23 personas, lo que dificulta que se puedan generalizar los resultados hacia el resto de la población.
Es por esto que la comunidad científica continúa realizando experimentos para conocer más sobre este escenario, que ha presentado un incremento acelerado de la luminosidad del planeta durante los últimos años.
Bajo esta línea, la investigadora de ISGlobal, Bárbara Harding, quien se dedica a estudiar este fenómeno y sus consecuencias para la salud, dijo al citado medio que con su equipo se están centrando en “el impacto de la contaminación lumínica en la salud cardiovascular”.
Pese a que sus conclusiones todavía no han sido publicadas, sí reveló que unos primeros resultados muestran que el exceso de iluminación “tiene un efecto sobre la hipertensión y la obesidad”.
Por su parte, el científico del Centro Alemán de Investigación en Geociencias de Potsdam, Cristopher Kyba, añadió que hay “muchas pruebas de que las personas que viven en áreas con iluminación más brillante tienden a tener peores resultados de salud, y para muchos de estos (por ejemplo, cáncer de mama, síndrome metabólico), se sabe que existe una conexión con la exposición a la luz”.
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