¿Por qué los perros se sacuden cuando están mojados? Esto es lo que dice la ciencia
¿Por qué los perros se sacuden cuando están mojados? Esto es lo que dice la ciencia. Foto: Pexels.

¿Por qué los perros se sacuden cuando están mojados? Esto es lo que dice la ciencia

Investigadores del Instituto Médico Howard Hughes, de la Facultad de Medicina de Harvard, sugieren que esa recurrente conducta de los perros ocurre por un mecanismo neuronal complejo.


Cada vez que un perro moja su pelaje, ya sea porque fue bañado por su tutor o se metió a un charco de agua por travesura, es probable que después comience a sacudirse rápidamente.

Una de las explicaciones comunes que podrían surgir es que solo busca empapar a quien esté cerca.

Sin embargo, un nuevo estudio realizado por el Instituto Médico Howard Hughes, de la Facultad de Medicina de Harvard, sugiere que hay un mecanismo neuronal complejo por el cual estos animales realizan ese movimiento.

Los hallazgos fueron publicados recientemente en la revista Science.

Por qué los perros se sacuden cuando están mojados

Los perros no son los únicos mamíferos que zamarrean su cuerpo cuando tienen su pelaje mojado.

La misma conducta ocurre en otros mamíferos peludos, como gatos, ratones, ardillas, osos, leones y tigres, describe una publicación de la revista Nature.

Según el equipo de investigadores, ese movimiento no es realizado al azar, sino que se trata de un reflejo instintivo. Una clase específica de receptor táctil es la responsable de que mamíferos peludos hagan un sacudón, y de esa manera, eliminen el agua y otros elementos que puedan ser irritantes.

¿Por qué los perros se sacuden cuando están mojados? Esto es lo que dice la ciencia
Según el estudio, la sacudida que realizan los perros mojados es un reflejo instintivo.

Cómo se hizo el estudio

El proceso que gatilla que los perros se sacudan sucede en la piel. En ella cuentan con más de 12 tipos de células sensoriales, donde cada una puede interpretar a su manera diferentes estímulos.

Dawei Zhang, coautor del estudio y estudiante de doctorado en el Instituto Médico Howard Hughes de Harvard, y su equipo, decidieron enfocarse en una clase de receptores ultrasensibles conocido como mecanorreceptores de umbral bajo de fibra, o también, C-LTMR.

Si bien en los humanos esos receptores se vinculan a sensaciones tácticas táctiles muy agradables, como las caricias, en los mamíferos peludos ocurre algo completamente diferente. Y es que en ellos esos receptores ejercen un rol de protección, pues les avisan si hay un elemento potencialmente riesgoso en su piel como gotas de agua, parásitos o suciedad.

El equipo de Zhang usó ratones de laboratorio en su estudio. Para lograr que hicieran el mismo temblor que suelen hacer los perros mojados, les aplicaron gotas de aceite de girasol en la nuca. También usaron optogenética, una técnica que permite activar receptores en la piel a través de la luz.

Los investigadores descubrieron que, al estimular los C-LTMR con esa técnica, los ratones se sacudían como si recién los hubieran bañado, pese a que no tenían una gota en su cuerpo.

Otro método que hicieron fue modificar genéticamente a algunos ratones, con el fin de que quedaran sin C-LTMR. Se identificó que esos ejemplares presentaron una reducción de un 58% en las sacudidas en comparación a los animales rociados con gotas de aceite.

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Los perros, junto con otros mamíferos peludos, se sacuden cuando tienen su pelaje mojado.

Cuál es la importancia de los C-LTMR

Las pruebas que realizaron Zhang y sus colegas indican que los mecanorreceptores de umbral bajo de fibra pueden mandar señales de los folículos pilosos en el subpelo de los mamíferos peludos. A raíz de lo anterior, los investigadores creen que su función es identificar estímulos que pueden resultar molestos, incluyendo las gotas de agua.

“Esencialmente, es un sistema defensivo para deshacerse de estímulos potencialmente dañinos que están en su pelaje”, señaló Zhang al sitio Live Science.

Los autores esperan que los estudios que vengan a futuro exploren si los C-LTMR podrían influir en afecciones como el síndrome de hiperestesia felina, que se caracteriza por contracciones musculares que el gato no puede controlar.

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