La volatilidad, complejidad y ambigüedad de un mundo cada vez más incierto parece ser un contexto que ha llegado para quedarse. Sin embargo, los estilos de liderazgo siguen manteniéndose relativamente igual desde hace muchas décadas, volviéndose insuficientes. Ante esto, el mindfulness surge hoy como una alternativa posible hacia un liderazgo efectivo. Esta práctica posibilitará afrontar con sabiduría los nuevos contextos para todas las personas que lideran, a partir de la atención y aceptación plena del presente.
Extracto del curso Minfulness para el Liderazgo
Vivimos en un mundo complejo que cada día nos sorprende más y cuyo futuro se nos hace cada vez más incierto. ¿Tiene sentido esta frase para ti? Probablemente si pensamos en cómo funcionaba el planeta hace tres décadas, nos daremos cuenta de los fuertes cambios que estamos viviendo como sociedad global, y esto nos hace cuestionarnos cómo será el futuro en 30 años más.
Vemos cómo la tecnología ha sido el mayor dispositivo de cambio al crear un mundo hiperconectado, democratizando la información y permanentemente desarrollando cambios que modifican nuestra vida cotidiana, la forma en que trabajamos, interactuamos y nos comunicamos, volviéndose un llamado constante a la evolución de nuestras organizaciones.
La inadecuada utilización de los recursos; preocupaciones ambientales, exigencias por una mayor democratización y cuestionamientos a la integridad de las jefaturas, son sólo algunos de los síntomas que se evidencian en las organizaciones y exigen pensar nuevos estilos de liderazgo. Sin embargo, éstos siguen manteniéndose relativamente igual desde hace muchas décadas.
Y la razón es que pese a que las teorías de liderazgo han evolucionado, para quienes ejercen esta labor ha sido difícil cambiar sus estructuras de forma tan drástica, por lo que padecen crecientemente la necesidad de aprender a enfrentar la tarea con otros recursos. Así, el nivel de estrés de los líderes aumenta y los sentimientos de incompetencia crecen significativamente. ¿Te has visto en esta situación?
Una de las últimas tendencias de las teorías del liderazgo propone la concepción del quiet leadership o liderazgo sereno. Entre sus características principales está el poner la acción del grupo en el centro; generar entusiasmo; desarrollar la lealtad; promover confianza, compasión y respeto; y tener un pensamiento sistémico, creativo y una mente abierta.
<span style="font-weight: 400;">42% de los trabajadores en Chile manifiestan sufrir alto estrés laboral (Fuente: Zoom al Trabajo, 2019).</span>
El rol del mindfulness para un liderazgo efectivo
Es aquí donde el mindfulness surge como una opción de gran validez. Esta metodología fundamentada en una tradición milenaria, originaria del budismo, puede hacer un gran aporte en las formas de aplicar el liderazgo, ya que permite que una persona desarrolle las herramientas necesarias para prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente, con interés, curiosidad y aceptación. Su práctica permitirá afrontar con sabiduría los nuevos contextos para todas las personas que lideran, y particularmente para quienes ejercen o quisieran ejercer el liderazgo efectivo.
El mindfulness es una práctica que nace en Oriente y se basa en la atención y aceptación plena del presente. Hoy, muchos investigadores occidentales han replanteado esta filosofía añadiéndole bases científicas, a fin de mejorar la experiencia de los líderes y sus equipos, tanto en las organizaciones como en sus vidas.
A pesar de que las concepciones occidentales de mindfulness pueden variar, el enunciado central que las engloba tiene relación con la definición que entrega Kabat-Zinn a través de su conexión con el origen de esta práctica: "El mindfulness requiere prestar atención, en una forma particular, intencionalmente, en el momento presente, sin juicio".
Los tres elementos reconocidos en esta definición son la intencionalidad, la concentración en el aquí y ahora del presente, y la ausencia de juicio.
Si bien existe una discusión acerca de la definición de Mindfulness, dado que el término es usado para referirse a distintos constructos, un elemento nuclear que cruza estas conceptualizaciones es la ATENCIÓN. Es particularmente importante prestar atención al cuerpo, especialmente a la respiración y a las sensaciones.
Asimismo, se ha sugerido que la meditación mindfulness influye en las personas a través de cuatro mecanismos de acción: 1) Regulación de la atención; 2) Conciencia del cuerpo; 3) Regulación de las emociones; y 4) Cambio en la perspectiva del sí mismo (o self).
Concretamente, ¿cómo podemos aplicar un modelo mindful que considere metas y entorno?
Más allá del planteamiento realizado por Janice Marturano, quien puso el mindfulness a disposición de los líderes especialmente para manejar el estrés y aumentar su capacidad de poner foco en el momento presente, a fin de mejorar la efectividad de su quehacer, lo que surge claramente desde nuestra perspectiva, es que además los desafíos actuales de quienes ejercen el liderazgo pueden verse impactados a nivel de procesos experienciales en primera persona.
Como se ve en la infografía, en esta concepción el liderazgo presupone la articulación del YO (entendido como la parte consciente de la mente), con las METAS (el resultado esperado a nuestras acciones), mediados por los OTROS (referido a nuestro entorno, las personas que nos rodean o el resto de la sociedad).
Esta articulación se lleva a cabo en espacios de interacción que incluyen las dimensiones MICRO (Interacción, comunicación) y MACRO (Dirigir).
Por ejemplo, si necesito dirigir un equipo, mis ideas para liderar están determinadas (YO), y éstas obedecen al objetivo de trabajar de forma eficiente (METAS). Pero ello también depende de cómo el equipo responde a mi ejercicio de dirección, por lo que sus integrantes median mis acciones (OTROS).
Todos aquellos aspectos se llevan a la práctica en dos espacios fundamentales: la dimensión de mi dirección de un equipo (Macro liderazgo) y la dimensión de la comunicación e interacción que tengo con este grupo de personas (Micro liderazgo).
Con toda esta estructura surge una nueva dimensión: el Meta liderazgo, que consiste en que el líder evoluciona desde la dirección y se transforma en un puente para que cada persona que forma parte de su equipo, se transforme en líder y mejore con creces su valor humano y profesional.
Para lograr esto, la persona líder puede realizar una re-percepción de las actividades que ejecuta, adquiriendo una nueva relación con su conciencia, a través de la aceptación plena del presente, su atención, cuerpo, emociones y de la perspectiva de sí mismo.