Hoy en día el potente opioide está causando una epidemia en Estados Unidos y ha conducido a la muerte de miles de personas. Se le ha denominado la “droga zombie” por las consecuencias que genera entre quienes la consumen, y aún más, si lo hacen por periodos prolongados.
Hablamos del fentanilo, un poderoso opioide sintético que se utiliza con fines médicos para paliar dolores intensos en contextos médicos, como procedimientos quirúrgicos.
Se asimila a la morfina, pero es mucho más intenso. En la actualidad, su uso farmacéutico está permitido por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
El problema es que al ser 100 veces más fuerte que la morfina y 50 más que la heroína, en los últimos años ha aparecido un profundo mercado de fentanilo fabricado ilegalmente, en el que se suele combinar este opioide con otras drogas como la cocaína, la heroína y la metanfetamina para causar efectos más profundos.
Combinada o no, esta sustancia puede llegar a ser mortal.
La crisis por el fentanilo parece agudizarse cada año al norte del continente: se ha convertido en la principal causa de muerte por sobredosis en Estados Unidos.
Según un reciente informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), solo en el año 2021 alrededor de 70.000 personas fallecieron por sobredosis que incluyeron fentanilo en Estados Unidos.
Ni siquiera la industria del entretenimiento se ha salvado de tener víctimas por esta droga: músicos como Prince, Mac Miller, Lil Peep y el actor Lowan Williams han fallecido en los últimos años por esta droga.
Quien logró sobrevivir fue la cantante Demi Lovato, ya que en 2018 fue hallada en estado de inconsciencia tras sufrir una sobredosis de fentanilo, pero consiguió ser hospitalizada y pudo sobrevivir al ataque.
Aunque queda claro que este opiáceo es potente y ha sido el causante de miles de muertes en ese país, ¿cuáles son los efectos que tiene esta sustancia en el cerebro?
Los efectos del fentanilo en el cerebro
El origen del fentanilo se da en 1959 a manos del médico Paul Janssen y a fines de la década de 1960, fue introducido al mercado para su uso médico a través de inyecciones, parches cutáneos o pastillas.
Según un artículo de BBC, desde entonces se recurre a él como analgésico para aliviar dolores profundos que pueden quedar después de las operaciones o también en los tratamientos contra el cáncer. En el mercado ilegal actual, esta sustancia se comercializa a través de diferentes formatos: puede ser en polvo, en gotas sobre papel secante o en pastillas.
Al ser un opioide, el fentanilo recorre la sangre y luego tiene interacciones con los receptores de los opioides, que están situados en zonas del cerebro donde se pueden manipular las sensaciones de dolor y también las emociones.
En general, las secuelas más inmediatas que deja este opiáceo son el aletargamiento, alegría, somnolencia, estreñimiento, confusión, depresión, y en los casos más graves, el coma e incluso la muerte.
Hay que recalcar que el impacto que deje este opiáceo va a depender de las dosis y el tiempo que se demore cada persona en consumirlo. Eso sí, puede bastar una pequeña cantidad para que se convierta en un arma letal como lo es la sobredosis.
El funcionamiento es así: cuando esta sustancia llega hasta el cerebro, comienza a tener conexiones con los receptores de opioides. El proceso mantiene a raya el dolor, ayuda a que aumenten los niveles de dopamina y entrega una aparente sensación de calma en quien lo recibe.
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, una vez que se recibe este opioide por tantas ocasiones seguidas, lo que ocurre es que el cerebro se ajusta a los efectos y deja de experimentar placer por otras vías que no sean el consumo de la sustancia. Lo único que lo puede hacer sentir bien es la droga, y poco a poco, se entra en el proceso de adicción.
Algo en esa misma línea expresó a BBC Daniel Sitar, académico de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Manitoba (Canadá): “Es un poco como la cocaína, en el sentido de que la primera vez que la gente la usa, tiene un subidón y luego va buscando otra vez ese efecto. Pero cuando la vuelven a consumir, nunca logran el subidón de la primera vez y entonces tienden a incrementar la dosis”.
A eso se añade otro efecto adicional que el fentanilo causa en el cerebro. Y es que una ración de esta sustancia también puede generar que la respiración se detenga por completo, incluso antes de que la persona pierda la conciencia.
Así lo identificó una investigación realizada por un equipo del Hospital General de Massachusetts con la colaboración de la Universidad de Harvard, que luego de analizar los electroencefalogramas de algunos pacientes que estaban en proceso de cirugía, descubrieron que el fentanilo tiene la capacidad de parar la respiración en los momentos previos a que se visibilicen otros síntomas más evidentes y graves de la droga.
En esas observaciones, los investigadores encontraron que este opioide podía dañar en la respiración de los pacientes casi cuatro minutos antes de otros efectos, incluso con aquellas dosis que eran 1.700 veces más pequeñas que otros medicamentos que también conducen al estado de sedación como lo hace el fentanilo.
Por el estudio, queda más expuesto que aunque sea una pequeña cantidad de fentanilo puede ser potencialmente mortal si no es en contextos médicos o científicos donde hay expertos analizando los riesgos inminentes.
Para Daniel Sitar, el panorama empeora de esta sustancia en las situaciones recreativas por las cantidades grandes que podrían tomarse y también porque es común que sea combinada con otras drogas.
Eso conduce a que “sus efectos sean impredecibles, ya que varian según la mezcla”, explica. “A veces está mezclado con estimulantes, porque estos tienden a exagerar el componente de la recompensa”.