El Parque Nacional Yellowstone, situado entre Wyoming, Montana e Idaho en Estados Unidos, es conocido por albergar una gran cantidad de fauna y ser una de las reservas naturales más populares del país.

Sin embargo, en el último tiempo el parque ha acaparado las miradas por otras razones. A mediados de noviembre, se descubrió el primer caso del año de caquexia crónica (CDW, por sus siglas en inglés), mejor conocida como la enfermedad del ciervo zombie. El hecho ha encendido las alarmas de las autoridades estadounidenses y científicos, puesto que en los últimos años ha aumentado la propagación de manera muy sigilosa, llegando incluso a Canadá.

El temor es que la enfermedad pueda continuar transmitiendo a otros países, así como que pueda afectar a humanos. Sin embargo, de momento eso no ha ocurrido.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, hasta ahora la patología se ha encontrado en 32 estados y 3 provincias canadienses.

Cómo es la enfermedad del ciervo zombie

La caquexia crónica es una enfermedad neurológica y degenerativa que puede ser transmitida en la familia de cérvidos, es decir, ciervos, renos, alces y caribúes. Suele ser altamente contagiosa y mortal.

De acuerdo a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), se cree que el contagio se produce a través de fluidos corporales, como la saliva, sangre u orina. También podría ocurrir cuando el suelo, el agua o los alimentos están contaminados.

La caquexia crónica se da en ciervos.

No es una patología reciente, puesto que se descubrió por primera vez en 1967 en ciervos cautivos de Colorado, y en la década de 1980, se encontró en ciervos salvajes. Hasta ahora, sin embargo, se desconocen sus causas y no hay tratamientos disponibles para enfrentarla.

Para que un animal infectado muestre los síntomas podría incluso pasar un año, detallan los CDC.

La caquexia crónica es causada por los priones, que son agentes que provocan alteraciones neurodegenerativas letales. Eso se traduce en que el cerebro y el sistema nervioso se vean directamente afectados.

Algunos de los indicios que muestran los huéspedes del virus son tropiezos, apatía, falta de apetito, pérdida de peso, babeo excesivo y descoordinación motora.

Thomas Roffe, veterinario y exjefe de salud animal de Fish & Wildlife. Service, detalló al medio The Guardian que, si bien es positivo que la enfermedad haya acaparado la atención últimamente, hay que considerar “que tiene enormes implicaciones ecológicas”.

En noviembre se encontró el primer caso de caquexia crónica en el Parque Nacional Yellowstone.

La preocupación de los científicos radica en que esta patología no tiene cura, es mortal y altamente infecciosa en sus huéspedes. Tampoco hay una forma de erradicarlo de los ecosistemas en que está presente.

Otro punto es que, si bien hasta ahora no hay evidencia de que hayan casos de transmisión a humanos, eso no descarta que pueda ocurrir a futuro.

“El brote de EEB (vacas locas) en Gran Bretaña proporcionó un ejemplo de cómo, de la noche a la mañana, las cosas pueden volverse locas cuando un evento de contagio ocurre, por ejemplo, del ganado a las personas”, detalló al mismo medio Cory Anderson, quien en su doctorado investigó la caquexia crónica.

“Estamos hablando de la posibilidad de que ocurra algo similar. Nadie dice que esto vaya a suceder definitivamente, pero es importante que la gente esté preparada”, expresó el investigador.