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Qué pasa cuando una generación entera “deja de crecer”. Foto: referencial.

Qué pasa cuando una generación entera “deja de crecer”

Investigadores alertaron al Wall Street Journal que lo que alguna vez llamaron un rezago, hoy se parece más a un estado permanente de desarrollo detenido.


Los estadounidenses de 30 y tantos años están luchando para alcanzar los hitos que generaciones anteriores consideraban como parte de una edad adulta.

Aunque algunos de ellos han elegido por su propia cuenta seguir un camino menos tradicional, muchos han alertado que ciertos objetivos están simplemente fuera de su alcance.

Entre estos se encuentran algunos como comprar una vivienda, contraer matrimonio y tener hijos, por mencionar solo un par.

Economistas consultados por el Wall Street Journal afirmaron que se trata de un fenómeno que reúne factores sociales y económicos.

Y dijeron que lo que los investigadores alguna vez llamaron un rezago, está empezando a parecerse más a un estado permanente de desarrollo detenido.

El presidente de la organización American Institute for Boys and Men, Richard Reeves, enfatizó al citado periódico: “Estamos pasando de más tarde a nunca”.

Agregó que cuanto más tardan las personas en iniciarse en la adultez más convencional, menos probabilidades hay de que lo hagan.

Qué pasa cuando una generación entera “deja de crecer”.
Qué pasa cuando una generación entera “deja de crecer”.

Por qué los investigadores plantean que una generación entera ha “dejado de crecer”

El grupo de expertos conservador Institute for Family Studies proyecta que un tercio de los adultos jóvenes de hoy nunca se casarán.

Los nacidos en décadas anteriores figuraban con menos de una quinta parte.

Según el Pew Research Center, la proporción de adultos sin hijos menores de 50 años que dicen que es poco probable que tengan hijos en algún momento aumentó 10 puntos porcentuales entre 2018 y 2023, del 37% al 47%.

La explicación más común, respecto a por qué ocurre este fenómeno, suele estar asociada a la inflación y los crecientes costos de la vivienda.

Sin embargo, los economistas consultados por el Journal afirmaron que hay más factores que se deben considerar.

Explicaron que es cierto que los treintañeros ingresaron al mercado laboral durante la Gran Recesión.

También que muchos de ellos sobrevivieron a la pandemia gracias a que volvieron a las casas de sus padres y hoy enfrentan el peor mercado inmobiliario en 40 años en Estados Unidos.

No obstante, citaron datos del Departamento del Trabajo para afirmar que los salarios anuales medios de los trabajadores a tiempo completo de entre 35 y 44 años aumentaron un 16% entre 2000 y 2024.

Pasaron de 58.522 dólares a 67.652 dólares ajustados a la inflación.

Según la Reserva Federal de St. Louis, la riqueza general de los treintañeros también aumentó un 66% entre 1989 y 2022, de 62.000 dólares a 103.000 dólares.

En otras palabras, se sugiere que dicho grupo etario, en promedio, posee una mejor situación financiera que la que tenían sus padres a la misma edad.

Aún así, según la Reserva Federal, solo el 21% de los estadounidenses de entre 30 y 40 años calificó la economía general como buena o excelente en 2023.

Los expertos consultados por el Journal afirmaron que los adultos jóvenes tienden a ser más pesimistas sobre el futuro que las generaciones anteriores.

En palabras de la economista del Brookings Institute que se dedica a estudiar el bienestar, Carol Graham, “ven el mundo en el que vivirán dentro de 20 años como realmente jodido”.

Dijo que algunos factores que contribuyen a estas preocupaciones son la polarización política, la crisis climática, los riesgos que pueden traer tecnologías como la inteligencia artificial (IA), y el resentimiento hacia el poder corporativo.

La economista de la Universidad de Maryland que se dedica a investigar el área de niños y familia, Melissa Kearney, aseguró que al menos parte de lo que está frenando el crecimiento de una generación son sus expectativas “mucho más altas”.

“Las generaciones anteriores a la nuestra no esperaban tener casas grandes donde cada niño tuviera un dormitorio y hubiera múltiples vacaciones”, precisó.

A pesar de los promedios financieros, los expertos consultados por el Journal afirmaron que una parte considerable de los treintañeros está en peor situación económica que sus padres.

De la misma manera, algunas de las llamadas metas tradicionales de la adultez se han vuelto más difíciles de conseguir.

Los datos reunidos por el citado periódico estadounidense detallan que la deuda estudiantil se ha más que duplicado en las últimas dos décadas.

Y tener un título universitario tampoco es garantía de un trabajo bien remunerado.

A este escenario se le suma el aumento de las tasas de interés y la disminución de la oferta, lo que ha contribuido a que conseguir la propiedad de una vivienda sea cada vez más complejo para los estadounidenses.

La Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios del país norteamericano detalla que la edad media de quienes compran una vivienda por primera vez alcanzó un récord de 38 años en 2024.

En 2023, el promedio era de 35. Y en 1981, de 29.

Según un análisis de los datos de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense realizado por el economista Luke Pardue, del Aspen Economic Strategy Group, casi el 9% de los adultos de entre 30 y 40 años todavía viven con sus padres, en comparación con casi el 6% en 1990.

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Qué pasa cuando una generación entera “deja de crecer”. Foto: referencial.

Cómo son las dificultades que enfrentan los adultos jóvenes en Estados Unidos

Aunque los casos pueden variar entre cada persona, a nivel general, se trata de un escenario que puede generar frustración.

Un estadounidense de 38 años llamado Cody Harding, quien es soltero y vive con tres compañeros en una residencia en Brooklyn (Nueva York), dijo que pensó que ser el primero de su familia en obtener una licenciatura le garantizaría tener una calidad de vida aún mejor.

Sin embargo, dijo que está decepcionado.

Detalló que salió de la facultad de derecho de su universidad con una deuda de 180.000 dólares por préstamos estudiantiles.

No ha podido trabajar como abogado a tiempo completo. Por lo tanto, para obtener más ingresos, tiene una tienda de muebles antiguos.

Precisó que paga 1.700 dólares de alquiler mensual para vivir con sus tres compañeros en Brooklyn.

Recientemente, gracias a que recibió la ayuda de sus padres, pudo comprar una casa que necesitará arreglar en su ciudad natal, en Pensilvania.

Espera casarse y tener hijos en un futuro, pero dijo sentirse desilusionado por una cultura de citas en las que, según él, se valoran más las aventuras a corto plazo que el compromiso a largo plazo.

Junto con ello, aseguró que prefiere permanecer soltero antes que comprometerse con una persona que no sea la indicada.

“Está bien intentar reinventar cómo es la vida moderna, pero estoy un poco decepcionado por todo lo que le falta”.

Una mujer de 31 años llamada Renata Leo contó al Journal que volvió a la casa de sus padres en Nueva Jersey tras graduarse de la universidad en 2015, con una deuda de 20.000 dólares por préstamos estudiantiles.

Vive en la misma habitación en la que creció. Las decoraciones permanecen intactas, pero dijo que no planea cambiarlas.

“Redecorar significaría aceptar que no me voy”, comentó al citado periódico.

Relató que estuvo a punto de mudarse en 2020, pero que el aumento de los precios de las viviendas, a raíz de la pandemia, disparó los valores para comprar una casa con su entonces prometido.

En 2021 perdió su trabajo a tiempo completo en una empresa y, desde entonces, ha estado trabajando a tiempo parcial.

Leo aseguró sentirse estancada con su situación actual.

Aquello, a pesar de que cuenta con un título, se graduó como la mejor de su clase en el colegio y publicó un libro con su firma.

Sus padres, Ed y Paula, dijeron que quieren que su hija tenga la libertad de seguir la vida que quiera, a diferencia de ellos, que se vieron obligados a trabajar en lo que encontraron para conseguir dinero rápidamente.

Paula, una profesora de matemáticas jubilada de 61 años, comentó al Journal que “ya no hay un camino correcto y seguro”.

Refiriéndose a su caso personal, admitió que nunca pensó si quería casarse o ser madre. Simplemente asumió que lo haría.

No obstante, dijo que tener menos presión para seguir una vía tradicional también tiene sus complejidades.

Según ella, el tener más opciones “hace que sea más difícil saber qué hacer”.

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