¿Qué pasa en el mundo cuando El Niño y La Niña desaparecen?
Los fenómenos El Niño y La Niña ya forman parte de nuestro lenguaje habitual. Los últimos años, hemos presenciado sus establecimientos, pero, ¿qué pasa cuando ninguno de los dos está activo en el mundo?
Los fenómenos El Niño y La Niña ya se han convertido en parte habitual de nuestras conversaciones del día a día. Y es que los cambios que provocan en la atmósfera influyen en el pronóstico del clima, una herramienta que suele guiar desde cómo nos vestimos hasta cómo desarrollamos nuestra jornada.
El año pasado, El Niño se estableció en el mundo por cerca de un semestre. Y, ahora, estamos a la espera del fenómeno La Niña que, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), llegaría entre agosto, septiembre y octubre con un 66% de probabilidad.
Ambos fenómenos forman parte de El Niño-Oscilación Sur (ENSO) que tiene tres etapas: El Niño, La Niña y Neutral.
Esta última, Neutral, sucede cuando El Niño y La Niña desaparecen. Es decir, cuando la temperatura superficial del mar (TMS) no registra anormalidades con temperaturas altas sobre el promedio, ni tampoco temperaturas más bajas que la media.
Entonces, ¿qué pasa en el mundo cuando el ENSO se encuentra en la fase neutral?
Qué pasa cuando El Niño y La Niña no están presentes en el mundo
Entonces, cuando los fenómenos La Niña y El Niño no están establecidos, significa que el mundo se encuentra en una fase Neutral.
Para entenderlo mejor, cuando la temperatura del océano Pacífico Ecuatorial está 0,5 °C más cálido que el promedio por siete meses consecutivos, se dice que el fenómeno El Niño está establecido. Cuando esto sucede, El Niño provoca efectos en gran parte de Norteamérica, Latinoamérica, Asia y África.
En general, en Latinoamérica se manifiesta a través de un aumento de precipitaciones relevante que puede provocar inundaciones, deslizamientos de tierra, aluviones, entre otros.
Por su parte, si la temperatura del mar está -0,5 °C más fría que lo normal durante siete meses seguidos, se establece que el fenómeno La Niña está presente. Esta etapa del fenómeno también afecta a diversos países y, específicamente en Latinoamérica, suele caracterizarse por disminuir considerablemente la lluvia y asentar la sequía.
Además, La Niña provoca inviernos australes mucho más fríos que de costumbre y generar condiciones favorables para el desarrollo de huracanes en el océano Atlántico.
Y, aunque los últimos años hemos estado con una visita constante de ambos fenómenos, en la normalidad no se generan siempre. Hay períodos intermedios en los que no se forman ni La Niña ni El Niño: los científicos los llaman etapas “ENSO-Neutrales”.
En esta etapa, el clima de la atmósfera se encuentra en condiciones normales: según explicaron en The Weather Network, los vientos predominantes soplan de este a oeste y empujan el agua superficial de Sudamérica hacia Australia. Esto permitiría que el agua cálida se desplace hacia el oeste, mientras que el agua fría llega a las costas de Perú y Ecuador.
Además, la temperatura del mar suele estar dentro del rango de los 0,5 °C esperados. A veces pueden fluctuar unas décimas más o menos, no obstante, no son lo suficientemente importantes como para afectar los patrones climáticos del mundo de forma significativa.
En general, cuando el planeta se encuentra en la fase Neutral, los patrones del clima suelen ser lo más cercanos o normales para cada estación en particular. (Aunque el calentamiento global podría influir también en las altas temperaturas, pese a que se trata de un fenómeno aparte).
Es a partir de esta normalidad en la que los fenómenos La Niña y El Niño pueden comenzar a desarrollarse: basta con que la temperatura del mar suba o baje más o menos que el promedio y que los vientos normales se debiliten o cambien de dirección para que se comiencen a generar estos cambios en el clima.
Adicionalmente, según la Organización Mundial de la Salud, el ENOS suele darse en ciclos irregulares de entre 2 y 7 años.
La fecha actualizada de la llegada del fenómeno La Niña 2024
La Niña se está haciendo esperar más de la cuenta. A inicios de año, se pronosticaba que este fenómeno se establecería a comienzos del invierno austral, en junio o julio. No obstante, cada mes se atrasa más su llegada, puesto que no se han cumplido los requisitos necesarios para declarar que ya está en el mundo.
De hecho, el último informe de la NOAA dio cuenta de que el 70% de probabilidad de que se estableciera en el trimestre agosto, septiembre y octubre —que se mantuvo por dos meses— bajó considerablemente a un 66%.
Es decir, existe un 66% de probabilidad de que La Niña se establezca en septiembre y noviembre de este 2024.
Adicionalmente, si es que lo anterior no llegara a pasar, la institución estadounidense cree que existe un 74% de que lo haga entre noviembre y enero.
Mientras tanto, nos encontramos en una etapa Neutral de ENSO.
Pero, ¿por qué se está tardando tanto La Niña?
La NOAA aseguró que el enfriamiento de la temperatura superficial del mar ha estado más lento de lo anticipado. Aún así, los científicos todavía creen que la temperatura y anomalías de los vientos “permanecen propicias para el desarrollo de La Niña en los siguientes meses”.
Y es que pese a que el enfriamiento está lento, la tendencia continúa hacia la baja y, durante estas próximas semanas, podría agarrar más ritmo y enfriar el mar mucho más rápido. Es por esto que no se descarta que incluso en septiembre ya se pueda establecer el inicio de La Niña.
Eso sí, los expertos aseguran que el cambio en el clima tardará un poco más en notarse, pues los efectos sobre la atmósfera no son instantáneos, sino que deben pasar por un proceso de transición. Esto quiere decir que en el verano austral, podríamos sentir efectos todavía muy leves de este fenómeno.
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