Advertencia: esta nota contiene spoilers de la película Oppenheimer.
Con siete galardones de los Premios Oscar, Oppenheimer se convirtió en la película del año. Y es que la forma en la que Christopher Nolan y su equipo contaron la vida del padre de la bomba atómica, J. Robert Oppenheimer dejó ovaciones, aplausos y reconocimientos que, sin duda, pasarán a la historia del cine.
Además del científico, uno de los personajes que capturó la atención del público fue Lewis Strauss, el político que, en un inicio, nos cautiva con sus buenas intenciones pero que en el desarrollo se convierte en un villano hábil que intenta destruir la reputación de Oppenheimer.
Interpretado por Robert Downey Jr. —quien se llevó el premio a Mejor actor secundario— Strauss fue un personaje de la vida real que, como lo vemos en el relato, poseía mucho poder e influencias en el mundo político en el que se desenvolvió el padre de la bomba atómica, pese a nunca haber estudiado en la universidad.
Así fue su vida y el momento en que —para bien o mal— conoció al científico que le cambió la vida.
Quién fue Lewis Strauss, el enemigo de Oppenheimer
Según consignó la BBC, Lewis Strauss y J. Robert Oppenheimer siempre tuvieron diferencias ideológicas que después se extrapolaron a sus opiniones sobre la ciencia y la energía nuclear.
Pero antes de cruzar sus caminos, Strauss tenía una vida muy distinta a la de su enemigo, quien nació con varios privilegios. En su lugar, creció con una familia judía en Virginia Occidental y, aunque siempre quiso ser físico, su situación económica no se lo permitía.
Es por esto que no pudo ir a la universidad y, durante varios años, tuvo que vender zapatos para ayudar a su familia.
Sin embargo, su primer trabajo en camino al ascenso lo consiguió al ofrecerle al político republicano Herbert Hoover ser su asistente sin esperar ninguna remuneración a cambio. Fue así como el hombre se convirtió en su mentor y, con los años, logró convertirse en un banquero de inversiones y se hizo millonario.
“Strauss llegó a la cima gracias a su habilidad, su ambición, la elección de la empresa y la esposa adecuadas, y la buena suerte de empezar en un momento próspero”, aseguró su biógrafo Richard Pfau, según la BBC.
En un vaivén entre su carrera en el banco, la ayuda que proveía a las familias judías y su vida política, Strauss llegó a ser parte de la Oficina de Artillería donde ganó reputación y privilegio por su inteligencia. Durante la Segunda Guerra Mundial, sus conocimientos fueron clave para Estados Unidos.
Sin embargo, la muerte de sus padres lo impactó en desmedida. Fallecieron de cáncer, por lo que quiso invertir parte de su dinero en el desarrollo de nuevos tratamientos. Fue ahí que se encontró con la energía nuclear.
El encuentro de Lewis Strauss y J. Robert Oppenheimer
Strauss no participó del Proyecto Manhattan que se vio en la película.
Pero después de la detonación en Hiroshima y Nagasaki, fue nombrado como uno de los comisionados de la Comisión de Energía Atómica y logró promover un sistema de vigilancia que detectó el primer ensayo de bomba atómica de la Unión Soviética.
En ese momento, Estados Unidos dejó de ser el único país que poseía bombas nucleares, por lo que Strauss propuso y defendió desarrollar la bomba de hidrógeno. Pero se trata de un arma mucho más poderosa que la bomba atómica, y fue ahí que tuvo el primer encontrón con Oppenheimer.
El padre de la bomba atómica tenía mucha credibilidad y reputación por su trabajo en Los Álamos, y su opinión importaba mucho en el debate de las armas nucleares. Desde siempre, fue opositor de las bombas de hidrógeno y defendió que el país debía tener una política de transparencia de qué y cuántas armas nucleares poseía.
Esto, para Strauss, eran indicios de que Oppenheimer quería beneficiar a los soviéticos y que podía tener alguna relación con ellos. Sus sospechas crecieron cuando se enteró de que su hermano y esposa pertenecieron al Partido Comunista.
Finalmente, el gobierno estadounidense se convenció de hacer la bomba de hidrógeno y Strauss terminó liderando la Comisión de Energía Atómica.
En una ocasión, hicieron pruebas de armas termonucleares que contaminaron una parte del Océano Pacífico que tuvo consecuencias en quienes vivían en islas cercanas, pero Strauss intentó tapar los efectos y minimizó el problema. Así, dio rienda suelta a las pruebas nucleares.
En cuanto a Oppenheimer, Strauss tomó el cargo con la única condición de que no le permitieran a J. Robert tener acceso a la información clasificada en materia nuclear. Además, puso al FBI a cargo de “vigilar” sus movimientos.
Fue en este momento de la historia donde suceden las escenas que se ven en la película: someten a Oppenheimer a una audiencia para revocar su acreditación de seguridad ante miembros y un abogado que fueron nombrados por Strauss.
Se concluyó que Oppenheimer podía ser un riesgo para la seguridad nacional. El anuncio terminó con su carrera y credibilidad. Y no fue hasta el 2022 que el Departamento de Energía de EE.UU., cuestionó el procedimiento al que fue sometido el científico.
Sin embargo, después de la audiencia, la vida de Strauss tampoco tomó un buen rumbo: el presidente Eisenhower, en 1958, quiso darle a Strauss el puesto de Secretario de Comercio de la Casa Blanca que debía ser ratificado por el Senado, no obstante, los políticos votaron que “no”.
Con esa humillación, la carrera de Strauss terminó.
El hombre falleció a los 77 años (en 1974), por un linfoma.
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