Es una de las principales causas de muerte en la población adulta chilena. El infarto de miocardio deja, según datos del Ministerio de Salud (Minsal), aproximadamente 5895 fallecidos al año y, por lo mismo, esta patología está incorporada en el listado de Garantías Explícitas en Salud (GES) desde el 2005.
Sin embargo, los síntomas a veces pueden ser difíciles de reconocer y podrían asociarse a otros problemas de salud. Por ello, es importante saber cuáles son y acudir a un centro de emergencias en cuanto se sospeche que se está cursando un infarto.
Los síntomas de un infarto de miocardio
Según el Minsal, lo primero que se puede sentir es dolor o sensación de tener algo pesado en el pecho, dolor en el pecho que se extiende a uno o ambos brazos y dolor en el pecho que se extiende al cuello o la mandíbula.
Además, desde la Fundación Británica del Corazón agregan que incluso puede sentirse como una indigestión o sensación de ardor, como si la persona estuviese enferma, sudorosa, mareada o con dificultad para respirar, tener tos o sibilancias y una abrumadora sensación de ansiedad.
“Es muy importante que en el momento que tengan esta sensación, acudan a un establecimiento de salud y se hagan un electrocardiograma”, dijeron desde el Minsal en una campaña educativa sobre esta patología.
Y es que se trata de una urgencia médica, por lo que el tiempo es un factor clave. Mientras más pronto se inicie el tratamiento, mejor expectativa de sobrevivir tiene una persona.
¿Cómo prevenir un infarto?
Las personas deben controlar factores que incrementan el riesgo de sufrir un infarto. Estos son: tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, sedentarismo -es decir, poca actividad física- y dietas poco saludables. Según el Minsal, siguiendo estos métodos de prevención se podrían evitar casi el 80% de los episodios.
Y es que en Chile, según la última Encuesta Nacional de Salud, el 40,6% de la población adulta fuma de manera habitual, el 38,5% tiene el colesterol total elevado, un 64,5% tiene sobrepeso u obesidad, el 9,4% es diabético, un 26,9% es hipertenso y, una cifra bastante alta, el 88,6% es sedentario.