Safari por Chile
Buscamos los sitios menos comunes para observar fauna en nuestro país. Para amantes del avistamiento de aves, de ballenas y de distintos animales. De norte a sur y también cerca de Santiago.
En Chile existe una diversidad tan amplia de ecosistemas que es posible encontrar especies que habitan sólo ciertos ambientes. Desde aves que viven únicamente en la cordillera de los Andes a otras que tienen su hábitat en bosques mediterráneos o en humedales costeros. Esto es un verdadero paraíso para quienes gozan observando la naturaleza y la vida animal.
Más allá de los salares en el Norte Grande, de los alrededores de San Pedro de Atacama, de Punta de Choros, los parques nacionales y Torres del Paine, que son los sitios más emblemáticos para la observación de avifauna en Chile, en el país existen numerosos lugares donde admirar y fotografiar diferentes especies. Por su variedad geográfica y de paisajes, Chile es un sitio privilegiado de cordillera a mar. A continuación, un recorrido por aquellos lugares no tan obvios que aseguran -con silencio y paciencia- un safari fotográfico inolvidable.
* Aves
La Región de Coquimbo cuenta con varios humedales costeros. Y un poco al sur de La Serena existe un punto atractivo para quienes gustan de fotografiar la naturaleza; especialmente para los que gozan observando aves. El estero El Culebrón y los humedales Salinas Chicas, Salinas Grande y Pachingo, todos cercanos a Tongoy y declarados Santuarios de la Naturaleza, son estupendos para apreciar aves tanto nativas como endémicas: taguas, águilas pescadoras, gaviotines, zarapitos, rayadores.
En el humedal de Mantagua, que forma parte de una red de humedales costeros y se ubica muy cerca de Concón, Región de Valparaíso, existen cinco ecosistemas distintos donde suelen habitar temporalmente más de 70 especies de aves, como el siete colores -conocido como el pájaro más lindo de Chile- y el trabajador, que se puede encontrar escondido entre las totoras. También se ven becasinas pintadas, pidenes, yecos, taguas y hualas. Una forma de acercarse más a las aves es arrendar kayaks para explorar el humedal a un ritmo pausado.
Un poco más al sur, la Reserva Nacional Río Los Cipreses, a 50 km de Rancagua, al interior de Coya, alberga numerosos tipos de aves entre las que destaca el loro tricahue, especie en peligro de extinción y una de las más coloridas de Chile. Estos loros arman sus nidos en barrancos y es posible observarlos en las mañanas cuando, bulliciosos, salen para alimentarse y por las tardes cuando regresan a sus nidos. Aquí también se pueden ver cachañas -un loro más pequeño-; y en las cumbres, cóndores y águilas.
El Monumento Natural Islotes de Puñihuil, al sur de Ancud, en Chiloé, es uno de los pocos sitios en el mundo que alberga colonias de nidificación y reproducción de los pingüinos de Magallanes y de Humboldt. Es sumamente fácil su observación. Desde la caleta de pescadores de Puñihuil salen embarcaciones que se acercan a estos tres islotes para poder ver de cerca enormes colonias de estas simpáticas aves y sus crías, además de otras especies como chungungos, lobos de mar, carancas, fardelas y cormoranes. La mejor época para visitarlas es de noviembre a febrero, cuando están en plena etapa de reproducción.
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Río Ibáñez en Cerro Castillo, Aysén. | Foto: AFP[/caption]
* Cóndores
El ave más famosa de la fauna chilena es difícil de ver debido que suele habitar en sitios altos de la cordillera y con bastante viento para planear. Su enorme tamaño -hasta tres metros con sus alas extendidas- lo convierten en un blanco perfecto para fotografiar. Con algo de suerte, es posible observarlo a lo largo de la cordillera de los Andes y en la Patagonia.
La Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile organiza salidas programadas para censar a estas aves en otoño y primavera y recibe voluntarios. En la Zona Central, coinciden en que los mejores puntos de observación de cóndores son por el momento la cuesta Chacabuco, Farellones, El Alfalfal y camino al embalse El Yeso, ambos en el Cajón del Maipo. La mejor forma de lograrlo es acercándose a los acantilados, donde suelen volar en parejas. En invierno es más fácil verlos en San Carlos de Apoquindo, subiendo el cerro Provincia.
El Parque Andino Juncal, cercano a Portillo, es otro punto donde se pueden encontrar cóndores, además de una gran diversidad de aves, como dormilonas, canasteros, jilgueros grandes, pericos cordilleranos y algunas rapaces como aguiluchos.
En Aysén, específicamente en Coyhaique Alto, también se pueden observar cóndores. El único requisito: madrugar. En la estancia Punta del Monte, a una hora aproximadamente de Coyhaique, es posible deleitarse con el vuelo y planeo de estos gigantes que, en ocasiones, parecieran flotar entre paisajes de estepa, cientos de ovejas y colores irrepetibles. A eso de las 5 de la mañana, el dueño de la estancia pasa por los visitantes: hay que llegar hasta el punto de avistamiento cuando aún los cóndores duermen y verlos antes de que despierten y emprendan vuelo. Justo al borde de una quebrada, el espectáculo comienza con los primeros movimientos, algo torpes y sin mucha gracia, hasta que se alzan en vuelo tomando corrientes y extendiendo sus enormes alas para planear.
Más al sur, en Magallanes, una hora al norte de Punta Arenas, hay un sitio donde un centenar de cóndores tienen su hábitat todo el año. Se trata del cerro Palomares, un lugar protegido, de fácil acceso y desde donde se pueden ver desde lo alto. La forma más fácil de llegar es contratando alguno de los diversos tours que en minibuses llevan a la Estancia Olga Teresa, donde se localiza en cerro. Aquí hasta el fotógrafo más amateur, ese que usa el celular, se lleva una buena fotografía. La mejor hora para la observación es después de las tres de la tarde.
* Ballenas
Más de 40 especies de ballenas pasan por los mares de Chile, lo que representa más del 50 por ciento de las especies conocidas a nivel mundial. Varias se acercan a la costa para alimentarse en su viaje desde el trópico hasta la Antártica, entre diciembre y mayo, convirtiendo las costas chilenas en un verdadero anfiteatro para el avistamiento.
Por ejemplo, pocos saben que en Arica es posible observar rorcuales tropicales o ballenas Bryde, las que resultan más fáciles de ver desde las lanchas y botes que salen desde el muelle de esta ciudad.
Pero más allá de las conocidas caletas pesqueras Chañaral del Aceituno y Punta de Choros, ambas en el norte, y donde miles de turistas llegan cada verano, hay otros puntos menos conocidos donde los avistamientos de ballenas son irrepetibles. Uno de ellos es Melinka, localidad del archipiélago de las Guaitecas, Región de Aysén, hasta donde llegan a alimentarse y descansar cientos de ballenas azules, jorobadas e incluso orcas. Un incipiente turismo se ha venido desarrollando en los últimos años: quienes han tenido la oportunidad de avistar cetáceos aquí, aseguran que es uno de los mejores sitios en Chile.
Otro es el Parque Marino Francisco Coloane, en Magallanes, uno de los imprescindibles para ver ballenas jorobadas: se han llegado a registrar más de 100 ejemplares. Este parque, además, tiene un valor paisajístico enorme, con tranquilos canales patagónicos y verdes montañas repletas de bosque nativo.
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Ballena en el Parque Marino Francisco Coloane. | Foto: AFP[/caption]
* Huemules
Aysén es, sin duda, la zona de Chile donde es más fácil observar huemules. A lo largo de la Carretera Austral de vez en cuando se dejan ver, casi siempre en grupos pequeños. A la primera, suelen ser curiosos y acercarse a los humanos, pero si sienten movimiento, huyen rápidamente. En la reserva Cerro Castillo suelen verse con más facilidad al igual que en la ex reserva nacional Tamango, en las cercanías de Cochrane y que está en proceso de formar parte del nuevo Parque Nacional Patagonia a partir de fines de abril.
Un dato
La empresa Abtao lleva más de 12 años impartiendo cursos, talleres y expediciones de fotografía de naturaleza, realizando salidas durante todo el año por diversos puntos del país en búsqueda de flora y fauna. Este 28 de marzo habrá una salida por el día a la cordillera cercana a Santiago para fotografiar cóndores, aguiluchos, halcones, vizcachas y cururos, junto al biólogo y fotógrafo Jean Paul de la Harpe. En mayo se moverán al sur, para captar los colores del otoño en el precioso Parque Nacional Conguillío y observar durante cinco días sus paisajes y espectacular fauna, como el carpintero negro, el quetru volador o el pato cortacorriente.
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