¿Cómo se instruye una feminista en toma?

Más de una docena de universidades en distintas ciudades se han plegado a las tomas feministas. Fuimos durante tres días a varias de ellas, con un objetivo: preguntarles a sus participantes cómo se han formado e informado sobre el feminismo que ahora convierten en consigna y en pancarta. Las respuestas fueron variadas. Aquí la crónica de este recorrido.


La idea era ésta: ir a algunas de las universidades que se mantienen en toma -hasta el cierre de esta edición sumaban 16 a nivel nacional- para hablar con estas mujeres sobre cómo se han ido formando en lo que significa el feminismo. Cómo ha funcionado su particular instrucción en las ideas que están detrás de este movimiento intenso que busca mejorar los protocolos contra el acoso y abuso sexual en cada recinto educacional y que hasta la ministra de la Mujer y Equidad de Género ha definido como "hito histórico".

Si bien las tomas de estos recintos son definidas como feministas, es distinto el fundamento que cada mujer participante tiene sobre este concepto que la RAE define como "principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre". Algunas de las voceras consultadas nunca han leído un libro sobre el tema y su principal motivación es la propia experiencia; otras llevan como bandera de lucha a la escritora francesa Simone de Beauvoir o a la filósofa Mary Wollstonecraft; y algunas se han preparado intelectualmente, leyendo, yendo a foros y conversatorios.

Este fue el recorrido y esto lo que encontramos.

Derecho, Universidad Andrés Bello / Mediodía

Antes de irse a toma el jueves 10, Daniela Tapia (22) y Alison Díaz (25), ambas en el último año de la carrera, recibieron dos acusaciones de acoso contra el decano de su facultad. Una, la de un hombre, por acoso laboral; y la otra, de una académica, por acoso sexual. Una abogada envió una carta a las autoridades universitarias y a la secretaría de género, mientras Tapia y Díaz se sumergieron en reuniones y reflexiones sobre cómo proceder en estos casos. Entonces recordaron los conversatorios, esos diálogos con agrupaciones feministas y lecturas con las que ambas se formaron. "Nosotras sabíamos que teníamos que abordar el tema de las denuncias, pero que también teníamos que validarnos como universidad privada preocupada de esta temática en este momento importante", dice Díaz. "Lo más importante fueron las cosas que cada una traía como lecturas y vivencias para aportar en las asambleas. Nos hemos preocupado de eso. Nos hemos respaldado en académicos que hablan sobre temáticas de género", acota Tapia. El tiempo previo a las movilizaciones estuvieron en contacto con Verónica Matus, la representante de la Corporación de Desarrollo de la Mujer, La Morada, para priorizar los temas más inmediatos y acceder a contenido teórico.

En la sede de Derecho de la UNAB, en el corazón del barrio Bellavista, se pueden ver sillas y lienzos con consignas contra el acoso y el decano. Al costado, seis hombres y dos mujeres cuidan la puerta de ingreso. La toma, aclaran, no es separatista. "No queríamos excluir a los hombres. Ellos tienen que ser nuestros aliados, no nuestros enemigos", dice Díaz, quien además cita a la filósofa Mary Wollstonecraft mientras habla de cómo irrumpir socialmente sin amedrentar a otros géneros: "El feminismo es un impertinente, porque cuestiona el orden establecido, lo que no quiere decir que quiera destruir todo lo que va a su paso".

Para Tapia, su puerta de entrada al feminismo "fue hace dos años con El segundo sexo, de Simone de Beauvoir. Me hizo replantearme muchas cosas que hoy transmito a mis compañeras y compañeros, porque adquirí las herramientas para cuestionarme el orden establecido que es, en el fondo, el género y de roles dentro de la sociedad".

Administración y Economía, Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) / 17.00 h.

Fuera de esta facultad en Providencia hay dos hombres sentados en una mesa y cuatro mujeres. Un cartel invita a colaborar monetariamente con la toma. Cuesta encontrar el acceso: si no fuera por los carteles que a lo lejos se distinguen dentro de la universidad, éste no parece ser un lugar habitado. La entrada la cuidan una mujer y un hombre. Al ser consultados por los fundamentos prácticos y teóricos que los ha llevado a plegarse a la toma y al feminismo, son claros: en una asamblea previa decidieron no conversar con la prensa.

Facultad de Humanidades, UTEM / 14 h.

Luego de la toma en Trabajo Social de la misma universidad, los alumnos de Humanidades entraron a un proceso de reflexión. Tras eso, explica Nazlha Ortiz, se dieron cuenta de que también estaban siendo víctimas de acoso por parte de compañeros y profesores. Y que cuentan con un protocolo que en la práctica no abarca ninguna situación concreta. "Dijimos: necesitamos educarnos, pero antes necesitamos entender y visibilizar esto", explica Ortiz. Durante la toma, se han encargado de tener charlas con sicólogos y expertas en género para instruirse en contenidos políticos, emocionales y educacionales.

Por día hay entre 200 y 300 personas trabajando en el petitorio y las actividades. Ortiz explica que son las mujeres las que toman las decisiones: "Se nos está dando el espacio y el apoyo para que en cosas de logística nosotras no perdamos tiempo y nos dediquemos a discutir, reflexionar y a plantear soluciones".

Ella llegó al feminismo a través del marxismo, cuenta. Ahí conoció a Simone de Beauvoir. Le gusta porque tiene libros que hablan sobre política dura y otros más narrativos donde toca temas más culturales. También dice que la ha influido Beatriz Preciado, feminista y transexual.

Sus referentes chilenos son Camila Vallejo, Pedro Lemebel y Nelly Richards. También Paola Molina, quien escribió el libro Confesiones de una soltera: "Empieza con un tema más sexual y decanta en reflexiones de cómo nosotras mujeres machistas nos violentamos y dejamos que nos violenten".

Facultad de Artes, Universidad de Chile / 15 h.

Esta facultad está en pleno centro. Para cuidarla, no permiten el ingreso a nadie que haya consumido drogas o alcohol fuera de la universidad, y tampoco permiten su consumo dentro.

En una sala del cuarto piso, Javiera, Antonia y Francisca, las tres alumnas de Danza, fueron las elegidas para hablar de su toma. Comenzaron como asamblea de mujeres, pero poco a poco han ido modificando sus reglas. "Se ha abierto el espacio a que participen nuestros compañeros hombres", dice Francisca, y agrega que "para construir el espacio libre de vulneraciones a las mujeres necesitan hacerlo junto a sus compañeros".

Para Antonia, algo significativo que han vivido aquí es que "pese a que nadie está absuelto de replicar conductas machistas, nos hemos hecho cargo del proceso de cómo cambiar significativamente esas conductas desde algo tan básico como las relaciones interpersonales".

Han comenzado con charlas sobre la historia del feminismo. Reconocen que no todas conocen este tema a fondo, pero sí tienen algunas nociones. Las voceras consideran que lo que cada una conoce del concepto es muy personal y que no necesariamente representa a todas, así que prefieren no profundizar. Sí cuentan que llegaron a sus definiciones desde vivencias que han tenido en sus propias vidas, que las han conectado con la lucha feminista.

Sede Condell, Academia de Humanismo Cristiano / 17.50 h.

Cuatro mujeres sentadas en una mesa controlan a quiénes entran a esta sede, donde están carreras como Antropología y Ciencias Políticas. En el patio delantero hay música y actividades para entretenerse en el paro. "Tenemos como norma no hablar con medios burgueses", dicen y se da por terminada la conversación.

Universidad Metropolitana de Ciencias y Educación / 15 h.

Todas las carreras están en José Pedro Alessandri, casi al llegar a Avenida Grecia. Todos sus accesos están bloqueados con sillas. Sobre las rejas, lienzos con consignas feministas contra la educación sexista y la cultura patriarcal. En una caseta de seguridad hay tres mujeres con capuchas. Dicen que no tienen voceras definidas y que para hablar con los medios necesitan una carta de petición formal que se discute en sus asambleas de cada tarde. Explican que están enfocadas en las discusiones de su petitorio y en la organización de la toma. Fin del tema.

Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile / 16:50 h.

Luego del 1 de mayo, estas alumnas decidieron irse a toma. El motivo, dicen, es que necesitaban un espacio seguro para conversar, organizar sus peticiones, contar sus vivencias y poder confiar entre ellas. Como explican las voceras, Francisca Lagos y Laura Ibáñez, varios de los hombres que estaban siendo denunciados eran compañeros suyos y muchos decían ser feministas. Para poder concentrarse, decidieron que la toma fuera separatista, sin hombres.

Dicen que no es posible agrupar a todas dentro de un mismo tipo de feminismo. Adscriben a distintas corrientes, a distintas ideas, y hay otras que no saben mucho del tema. Francisca asegura que las que no adscriben a ningún feminismo y que no tienen mayor conocimiento es porque en su facultad no hay educación feminista ni de género. Las que sí saben de feminismo ha sido por interés personal.

Pero dentro de la toma se dan instancias para estudiar sobre feminismo. Ha nacido de manera espontánea entre sus compañeras que participan en colectivos externos o han hecho talleres. También han colaborado algunas académicas. Para Laura es un gran avance tener tiempo y espacio para aprender sobre feminismo en la práctica, en base a ensayo y error.

Si bien sus discusiones no van en lo teórico, sí se repiten nombres en sus asambleas. La académica emblema y frecuentemente recordada es la socióloga y cientista política Julieta Kirkwood. Ella fue alumna de esta facultad, tiene un auditorio con su nombre y ha sido referente del feminismo. Otro de los nombres ineludibles en estas conversación es Simone de Beauvoir.

Escuela de Ingeniería, Universidad de Chile / 18:20 h.

En el patio que rodea los edificios de esta facultad hay puestos con hombres sentados que vigilan que todo esté bien. En la entrada, entre sillas y pancartas, hay un puesto de control donde otro grupo de hombres anota los datos de todos quienes entran. Adentro, las mujeres debaten. Los guardianes no tienen permitido entregar información. Su único canal de comunicación formal, dicen, es a través de redes sociales y no hablarán con medios.

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