Sonny Angel: por qué colecciono muñecos en forma de querubín
Aunque pareciera ser un muñeco como cualquier otro, no lo es. Siempre va dentro de una caja sorpresa, mide apenas 7 centímetros, tiene una cara adorable y lleva dos alitas en su espalda. Su lema es que traerá consuelo en la vida cotidiana, y hasta ahora, lo ha conseguido: tiene una fuerte comunidad de coleccionistas en todo el mundo, incluyendo a Chile.
Es el primer domingo de abril en el parque Washington Square de Nueva York, Estados Unidos. Bajo los escuetos árboles que no protegen del sol, figuran más de 100 jóvenes que conversan con mucho ánimo y ríen entre ellos. Algunos llevan bolsos de tela o cámaras que cuelgan de sus cuellos. Otros están recostados en sus mantas sobre el pasto, pero allí no hay alimentos o bebestibles que podrían compartir para pasar el rato.
En realidad, lo que hay sobre las manos de las personas o encima de las frazadas es otro objeto: muñecos Sonny Angel. Están en cajas, otros en bolsas o simplemente solos. El formato no importa demasiado, porque lo que desean los coleccionistas es que sean vendidos e intercambiados para conseguir otros más anhelados.
La masiva asistencia de ese día es apenas un indicio del fenómeno que está causando Sonny Angel últimamente, conquista que ha sido estimulada especialmente por redes sociales como TikTok e Instagram. Solo en la primera red social, el término #sonnyangel tiene más de 107 millones de visualizaciones.
Qué es un Sonny Angel
No es un bebé, sino que un muñeco con forma de querubín creado en 2005 por el fabricante de juguetes japonés Toru Soeya, bajo el alero de la compañía Dreams. Su pequeño tamaño, de tan solo 7 centímetros, además de su rostro angelical, pueden flechar de forma casi inmediata a quien los ve por primera vez.
Eso no es todo. Como son querubines, en su espalda llevan dos alitas que los acompañan en toda ocasión y también un pequeño pene. En su cabeza siempre llevan un pequeño sombrero que varía en colores y formatos, y en algunas ocasiones, también tienen outfits o accesorios muy particulares.
Para quienes no los conocen puede ocurrir que los confundan con los bebés Kewpie, puesto que son un poco similares en ciertos detalles, pero la realidad es que son dos productos completamente distintos.
Uno de los mayores atractivos del universo Sonny Angel es que no es un muñeco único y que se repite siempre, sino que posee una cantidad infinita de temáticas en su catálogo. Cada caja en la que va un Sonny Angel es una sorpresa y el modelo específico no puede ser escogido, por lo que todo queda al azar. Eso hace que un apasionado por coleccionarlos jamás pueda cansarse de adquirirlos.
Existen series regulares que nunca dejan de salir, por ejemplo, de flores, frutas, vegetales, animales y dulces. Eso hace que un muñeco de esas divisiones pueda llevar un sombrero con forma de manzana, conejo e incluso un pastel. Cada edición posee 6 o 12 modelos completamente distintos, además de dos secretos que no están visibles en el catálogo y que son muy raras de aparecer: un Robby —una especie de ratón— o un ángel.
También están las series limitadas que solo salen para ocasiones muy especiales y después no vuelven a aparecer: de Navidad, Halloween, el Año Nuevo Chino o del Día de San Valentín. El coleccionista que no compre esas ediciones dentro de un corto periodo de tiempo, perdió su oportunidad y tendrá que buscar en el mercado alternativo.
Por otro lado, están las ediciones limitadas que llevan diseños de ilustradores del mundo y que tienen un tamaño de 15 centímetros, más grande que las figuras regulares. En general, el precio aproximado de un Sonny Angel rodea los 10 dólares (unos $8 mil), pero puede ir ascendiendo.
Hay algo más: Sonny Angel no es un juguete pensado en los niños. Su misión es ser el consuelo y apoyo de mujeres que están en la adultez, especialmente para poder acompañarlas en momentos difíciles del trabajo o la vida en general. Incluso, la leyenda que acompaña a cada muñeco es “He may bring you happiness” (Él podría traerte felicidad).
“Siempre estará a tu lado, cuidándote y haciéndote sonreír. En la entrada de tu casa, alrededor de tu cama, en el escritorio de tu oficina y otros lugares familiares en tu vida diaria, será una presencia que te dará un momento de sanación”, indica el sitio web de estos ángeles.
Sonny Angel en Chile
Aunque este pequeño objeto, que ha llegado a elevarse casi a la categoría de culto, se ha expandido más en Estados Unidos, Europa y Asia, Chile no se ha quedado atrás. Desde hace un par de años los querubines Sonny Angel han creado una comunidad muy fiel de coleccionistas, mayoritariamente mujeres, que ven en ellos una apariencia que acompaña y adorna con sus rostros angelicales los rincones especiales de la casa.
Patricia Klein (38) es quien lideró la misión de traer estos querubines a Chile, el único país de todo el continente que puede oficialmente comercializarlos además de Estados Unidos. Su historia con estos diminutos ángeles se originó en el año 2015, cuando navegaba por Internet y se topó con estos ejemplares. Al verlos, inmediatamente se enamoró y comenzó a comprarlos en tiendas online.
—Yo trabajaba en ese entonces en una empresa y dije “me voy a contactar con Sonny Angel para empezar a venderlos acá y así financio económicamente mi propia colección”. Ese era el objetivo —cuenta Klein. Un año después apostó con todo a su sueño, viajó a una feria de juguetes en Nueva York y consiguió quedarse con la representación legal de Sonny Angel.
Hasta el día de hoy, Patricia Klein, además de ser la única que puede vender estos pequeños muñecos al público, sigue siendo una de sus seguidoras más dedicadas en el país: tiene casi 400 ejemplares. Dice que su edición favorita es la de Alicia en el País de las Maravillas, que contiene modelos con los personajes más icónicos de la película.
Según relata la representante legal de Sonny Angel, cuando recién los trajo Chile había un grupo muy reducido de personas que los conocían. Ese nicho fue aumentando más con el tiempo, y ahora, quizás a propósito de lo ocurrido en la reunión de intercambios en Nueva York, ha ido creciendo aún más.
Como estos muñecos están en la categoría de Blind Box, es decir, cajas ciegas que en su interior contienen objetos coleccionables que no pueden ser escogidos, sino que son una sorpresa al momento de ser abiertos, Klein dice que eso ha sido un obstáculo para expandir más masivamente este nicho. Y es porque ahora no hay una cultura tan instalada de los objetos sorpresa, comenta.
—Cuando la gente compra y los tienen, de ahí no hay un camino de vuelta. Lo abren y es como “chuta, no me salió el que quería, quiero otro, quiero otro” y así —relata.
“Es mi altar”
La diseñadora industrial Macarena Aguilar es probablemente otra de las coleccionistas más antiguas y con mayor cantidad de Sonny Angel en Chile. Siempre le ha gustado reunir varios objetos dentro de su casa. Hace 8 años atrás, cuando estaba embarazada de su hija, empezó a reunir estas mini figuras en una repisa para cuando la niña estuviera más grande.
—Desde que nació le empecé a contar que le había tenía esta colección, que la íbamos a ir armando juntas. Cada vez que llega alguna ella la abre o estamos siempre atentas a que salga otra nueva. Las cuida mucho —dice Macarena. Ahora tiene más de 500 Sonny Angel y con ningún ejemplar repetido.
Para ambas no se trata de juguetes, sino que es un lugar muy especial de decoración y algo que las une. Por lo mismo, cuidar de los Sonny Angel se ha convertido en una especie de rito de madre e hija. Cada vez que se repleta una repisa, ponen otra. Y al menos unas dos veces al año, las sacan cuidadosamente, las lavan y vuelven a organizar por series.
—Es muy entretenido, es una cosa un poquito.. no puedes parar de juntarlos, en el fondo. Si no compras una colección, después ya pasó “la vieja” —comenta.
Cuando la publicista Viviana Morales (44) conoció a los Sonny Angel por una amiga le gustó que tenían una buena fabricación y estéticamente eran lindos, pero ahora le atrae todo lo que significan estas figuras de ángeles.
Actualmente tiene más de 80 en una repisa de madera dentro de su casa, más algunos repetidos que espera intercambiar pronto. Es fanática de los que tienen forma de cactus y suculentas.
—Para mí es un objeto especial porque es algo mío. Cuando uno es mamá y está en la adultez son bien pocas las posibilidades que uno tiene de hacer algo realmente propio, darte un gusto para ti —dice a La Tercera— El espacio de mi casa donde están es mi altar, nadie se mete ahí. Es respetado y querido.
Al mismo tiempo, para Viviana los Sonny Angel se han convertido en algo asociado a un recuerdo o situaciones especiales, puesto que le han regalado familiares, compañeros de trabajo y hasta en instancias como el “amigo secreto”. Por ejemplo, de los que más recuerda con cariño que le han obsequiado es uno caracterizado como conejo y otro con vestimenta de payaso.
Algo en esa línea le ocurrió a Romina Brunetti (43), productora de eventos, quien cuenta a La Tercera que todo su entorno sabe que es una seguidora entusiasta de los Sonny Angel. Después de casi 6 años coleccionando, sus familiares y amigos ya saben qué regalarle: cualquier modelo de estos ángeles en miniatura.
—Yo no coleccionaba cosas, pero en ellos encontré esa intriga, algo así como un bichito —explica Romina— Para mí una colección significa completarla. No me puedo quedar con dos figuras, entonces eso genera una sorpresa permanente.
Romina relata que lo que más le atrae de los Sonny Angel son su diseño y el mensaje que tiene cada serie, pero que no podría escoger alguno favorito. Los ama a todos por igual. Y al igual que Macarena, ha buscado completar cada edición que tiene, por lo que ahora posee una colección de aproximadamente 150 Sonny Angel que solo espera que siga creciendo.
Hay otra cosa: hay personas que se llevan de viaje a sus modelos preferidos para sacarles fotografías en distintos puntos turísticos, como si fuera un acompañante más. En Instagram, por ejemplo, es posible ver imágenes de estos pequeños ángeles en un parque de diversiones, en la playa y hasta en el bosque.
El azar y los unboxing de Sonny Angel
Aunque los querubines japoneses han conseguido conquistar a un público por su aspecto estético muy cuidado, otro de los factores que ha cautivado a muchas personas es el hecho de que el modelo específico que pueda salir está a la suerte de quien lo compra.
—La sorpresa me fascina, me carga la rutina, entonces que me llegue un Sonny para abrir me arregla la semana —dice Romina.
Mientras que Viviana cuenta que, al comienzo, fue “alucinante” entender que era una sorpresa lo que podía salir en cada caja, especialmente porque cuando estás empezando ningún ejemplar se repite.
Precisamente, que cada modelo sea sorpresa ha llevado a que los unboxing (tendencia de abrir o mostrar un producto frente al público) sean la norma en TikTok después de que un paquete de Sonny Angel llegue a manos de los coleccionistas. Se trata del momento más emocionante de ver si es el modelo que uno estaba buscando desde hace tiempo, o simplemente, para mostrar a otros usuarios cuál fue el que tocó.
La lista de unboxing sobre Sonny Angel en la plataforma china es infinita, especialmente si son subidos por usuarias de Estados Unidos y Europa. En Chile, una de las pocas jóvenes que ha hecho este tipo de videos en esa red social es Sofía Viscay (25), estudiante de medicina, quien narra a La Tercera que le gusta mucho armar colecciones de figuras de animé y la cultura japonesa en general.
En uno de sus tiktoks, Sofía desempaca frente a la cámara dos figuras de la edición limitada llamada Japanese Good Luck, hasta que aparecen dos querubines caracterizados con atuendos de la cultura japonesa. En otro, en tanto, muestra las figuras de una edición limitada de Navidad, en la que los Sonny Angel llevan un gancho para ser colgados como un adorno del árbol.
Sofía conoce la marca desde hace más de una década, desde la época en que estaba en el colegio y exploraba plataformas de imágenes inspiradoras como WeHeartIt y Pinterest. No fue hasta el año 2018 que compró sus primeras figuras, cuando se enteró de que Sonny Angel tenía una sucursal online en Chile.
Hasta ahora tiene 10 modelos, ya que los escoge cuidadosamente según sus gustos específicos. En el día a día suele utilizarlos para sacar imágenes para su feed de Instagram o vlogs, por ejemplo, aparecen arriba de su escritorio o en algún mueble. Para ella, en el último tiempo los muñecos Sonny Angel han ganado mucho más fuerza debido a la visibilidad que entrega TikTok.
—Es porque el algoritmo te muestra cosas que te gustan. A mí por ejemplo me salen esos videos de la gente que se reúne para ir a comprarlos. Yo creo que a muchos les ha pasado eso y ahí los ha ido conociendo —dice.
Otra de las coleccionistas chilenas que tiene unboxing en la plataforma de videos es Javiera Montupil (26), traductora, quien subió un video abriendo tres modelos de Sonny Angel en la edición regular de flores: su favorita de todos los tiempos. Javiera asegura que estos artículos son parte de la nostalgia de tener cosas pequeñas y lindas estéticamente, para así poder brindarle un estilo único a espacios propios.
Según lo que ha presenciado en el último tiempo, la marca japonesa ha conseguido expandir su nicho de forma tan fuerte que está volviéndose un objeto de múltiples utilidades, especialmente por usuarias de otros países.
—Sonny Angel está integrado en muchos aspectos más de los que uno podría imaginar que solamente como una figura de colección. Ahora he visto que los usan como accesorio de moda, como llavero o crean outfits inspirados según las series.
Un ejemplo de eso es que en los últimos años la compañía ha estrenado líneas llamadas Hippers, donde los modelos de querubines tienen un pequeño cuadro para ser pegados en los teléfonos, computadores y otras superficies. Por ahora, esas series parecen ser las más preferidas para hacer contenido en TikTok.
Una estrecha comunidad
Para casi todos los que recopilan figuras de Sonny Angel, esto se ha convertido en un lugar de dedicación y algo muy íntimo en medio de la cotidianidad.
Según explica Francisco Parada, director del Centro de Estudios en Neurociencia Humana y Neuropsicología de la U. Diego Portales, tener objetos de colección “es algo muy recompensante, por lo tanto va a ser un protector de la salud mental. Te desconecta de lo que sea que hagas en el día a día, te lleva a un lugar seguro y a un interés especial que es tuyo, te genera una sensación de pertenencia”.
El académico asegura que los lazos de comunidad que se generan en torno a este tipo de actividades, puede llegar a ser muy algo sano para quienes se identifican con este tipo de pasatiempos.
—Los humanos somos animales sociales, entonces necesitamos pertenecer a grupos. El coleccionismo o este tipo de hobbies promueven ese vínculo humano que trasciende cualquier tipo de generación, niveles socioeconómicos, socioculturales y geográficos —apunta.
Aunque hasta ahora no se han concretado reuniones físicas de intercambio como ocurrió en Nueva York, en Chile sí existe un nicho fuerte de coleccionistas que tiene potencial de seguir creciendo en el futuro, creen los implicados en esta actividad.
—Es como una cultura, se arma una comunidad real. Hoy día lamentablemente no ha habido la instancia de generar de forma física esta comunidad, pero si se diera, yo creo que mucha gente vendría. Eso es súper importante, porque acerca a las personas —expresa Patricia Klein.
Eso es lo que más añoran algunas de las coleccionistas de estos querubines: que surgiera un espacio físico para comprar o hacer trueque de esas figuras. Mientras que a Javiera Montupil le gustaría que hubiera un local donde se pueda acudir a comprar estos objetos, tal como ocurre en otros países, Romina Brunetti desea que se masificara más este nicho y que pudiera originarse alguna instancia para ir cambiando los Sonny Angel repetidos.
Hace unas semanas la representante legal de Sonny Angel acudió a una feria por otra de sus pymes, de puzzles con ilustraciones. Aprovechando el momento llevó algunos ejemplares de los pequeños ángeles para vender.
Como no suele ver la reacción de las personas al momento de comprar, una de las cosas que más la dejó pensando fue la emoción que sentía la gente cuando miraban las cajas ciegas de estos artículos. Hasta mujeres de la tercera edad que pasaban por su puesto no podían creer cuán adorables eran los rostros de esos angelitos japoneses.
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