Qué países reclaman la soberanía de la Antártica y qué riquezas tiene
Al menos 7 países tienen una demanda soberana sobre el continente blanco. ¿Qué secretos oculta la Antártica, para ser un territorio tan codiciado por los gobiernos del mundo?
Nadie gobierna en la Antártica. No hay presidente, ni congreso. Sin embargo, son muchos los países que reclaman la soberanía de este gélido territorio de 14 millones de kilómetros cuadrados que, según BBC Mundo, “está reservado para la ciencia”.
Y la más reciente visita del presidente de Chile, Gabriel Boric el pasado 4 de enero de 2025,—que fue histórica, porque es el primer jefe de Estado que lo hace— le recordó al mundo que el país tiene cierto poder en el Polo Sur.
Junto con las ministras de Defensa Nacional y Medio Ambiente, además de los comandantes en jefe de la Fuerza Aérea de Chile y del Ejército y científicos chilenos, el mandatario llegó a la Estación Amundsen-Scott donde destacó que el viaje fue “un hito para nosotros”.
Pero, ¿qué hay en la Antártica, que tantos países quieren reclamar su soberanía? ¿Qué derechos tiene cada país en el territorio?
Los países que quieren soberanía en la Antártica
7 países están interesados y reclaman soberanía en la Antártica: Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda, Francia, Noruega y Reino Unido.
Pero Argentina fue el primer país en dejar una base científica permanente en el lugar. En 1904, se fundó la Base Orcadas, que es la más antigua y continúa funcionando con normalidad. Esto, porque consideraban que la Antártica era una extensión de Tierra del Fuego.
Pero cerca del límite, también están las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que se encuentran bajo la administración de Reino Unido, razón por la que también reclamaron la Antártica en 1908.
Por su parte, Chile también reclamó su propia porción de territorio en 1940, dada la proximidad que tiene el gélido continente con la región de Magallanes y de la Antártica Chilena, que es la más austral de todas las divisiones del país.
En paralelo, las demás demandas de los países están “justificadas” por famosos exploradores que conquistaron el Polo Sur en el siglo XX. Por ejemplo, Noruega reclamó soberanía por las exploraciones de Roald Amundsen, el hombre que llegó al lugar en 1911.
Además, un total de 35 países tienen bases permanentes en el continente, incluidos Alemania, Brasil, Estados Unidos, China y Rusia.
En esta línea, el documento que protege al territorio blanco de ser “apropiado” por algún gobierno es el Tratado Antártico, firmado durante la Guerra Fría por los países que reclaman soberanía (y por otras naciones más).
Este establece que “es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.
Fue así cómo el lugar se convirtió en una reserva científica internacional, donde está prohibida cualquier actividad que no esté relacionada con la ciencia.
Las riquezas que tiene la Antártica
¿Por qué tantos países quieren tener soberanía en el continente blanco?
Debajo de los kilómetros infinitos de hielo, yacen muchos recursos naturales, como petróleo, gas, carbón, plomo, hierro, cromo, cobre, oro, níquel, platino, uranio y plata..
Además, el océano Antártico es rico en poblaciones de kril (un tipo de crustáceo) y peces. No obstante, su pesca está regulada por la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos.
Y aunque, por el tratado, no se pueden explotar ninguno de estos recursos, sí se pueden explorar con fines científicos. Es así cómo, según el periodista Matthew Teller, las investigaciones han logrado estimar que hay cerca de 200.000 millones de barriles de petróleo en el continente.
Pero pensar en llegar a esos recursos es complejo, no solo porque hay un acuerdo entremedio que los protege, sino también porque es una actividad extremadamente cara: dado que la Antártida está cubierta de hielo que puede llegar hasta los 4 kilómetros de profundidad.
Además, construir plataformas petroleras en la costa también sería costoso, porque el agua se congela durante el invierno.
El incierto futuro de la Antártica
Según explicó Teller a BBC Mundo, 2048 será el año en el que se deberá renovar el protocolo que prohíbe la prospección antártica. Es decir, se podría plantear la posibilidad de explotar los tan añorados recursos que yacen bajo el hielo.
El experto advirtió que “es imposible predecir en qué estado estará la economía mundial” en ese año, por lo que no descarta que eventualmente se piense utilizar la Antártica como una alternativa de emergencia.
“En ese escenario, un mundo hambriento de energía podría estar desesperado”.
Además de los potenciales recursos que distintos países están “resguardando” con sus demandas de soberanía, otro de los bienes que es más ignorado (pero igual de preciado en el futuro) es el agua dulce. Y es que la Antártida es la mayor reserva de este recurso en el mundo.
Se estima que el continente blanco tiene el 70% del agua dulce del planeta, un bien que en un futuro próximo podría comenzar a valer millones.
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