Un trozo de torta de 77 años de la boda entre la reina Isabel y el príncipe Felipe se vende por 2.800 dólares
Un trozo de torta de 77 años de la boda entre la reina Isabel y el príncipe Felipe se vende por 2.800 dólares.

Un trozo de torta de 77 años de la boda entre la reina Isabel y el príncipe Felipe se vende por 2.800 dólares

El postre, que fue regalado hace ocho décadas por Isabel a una ama de llaves del Palacio de Holyroodhouse, ha sido descrito como “muy raro” por conservar todo su contenido original.


Una curiosa reliquia que alguna vez estuvo relacionada a la casa real británica acaba de ser subastada por 2.200 libras (unos 2.800 dólares).

No se trata de una joya, una prenda de vestir o una obra de arte, sino que un trozo del pastel que se repartió durante la boda de la reina Isabel y el príncipe Felipe.

De quién era el trozo de torta que fue subastado

Según reportó la BBC, el peculiar trozo de pastel fue descubierto al interior de una maleta que estaba debajo de una cama y logró sobrevivir casi ocho décadas, pues el matrimonio fue celebrado el 20 de noviembre de 1947.

La torta nupcial, de 2,7 metros de altura, se repartió entre los 2.000 invitados que asistieron a la boda.

¿Y a quién pertenecía la pieza? De acuerdo al medio británico, se trató de un regalo de la entonces princesa Isabel a Marion Polson, quien fue ama de llaves del Palacio de Holyroodhouse, en Edimburgo, entre los años 1931 y 1969.

“Es un verdadero hallazgo, una pequeña cápsula del tiempo de un pastel glorioso”, detalló James Grinter de la casa de subastas Reeman Dansie.

Un trozo de torta de 77 años de la boda entre la reina Isabel y el príncipe Felipe se vende por 2.800 dólares
El trozo de pastel, que fue regalado en la boda de Isabel y Felipe, sobrevivió casi ocho décadas. Foto: Reeman Dansie.

Cómo fue encontrado el trozo de pastel

Desde la casa de subastas tenían contemplado que el precio inicial del trozo era de 500 libras.

Finalmente se vendió por más de 2.200 libras a un ciudadano de China, quien lo compró por teléfono.

Luego de la boda de la reina Isabel y el príncipe Felipe, la señora Polson recibió recibió una parte del pastel como una señal de agradecimiento de los novios, debido a que ella había estado a cargo del “delicioso” servicio de postres.

La mujer guardó el regalo debajo de su cama, junto a otras de sus pertenencias, hasta que falleció en la década de los 80. Fue ahí que su familia descubrió la reliquia entre sus objetos personales.

El bizcocho seguía cuidadosamente guardado en su caja de presentación original y hasta venía con una carta de Isabel que fue escrita en noviembre de 1947. “Mi esposo y yo estamos profundamente conmovidos al saber que usted participó en darnos un regalo de bodas tan encantador”, detalla parte del escrito.

Luego sigue: “Ambos estamos encantados con el servicio de postres; las diferentes flores y el hermoso colorido serán, sé, muy admirados por todos los que lo vean”.

A inicios de este año, los familiares de Polson decidieron contactar a Reeman Dansie para así poder subastar la reliquia.

Si bien no es la primera pieza de este tipo que se vende, Grinter ha asegurado que es la de mayor tamaño. “Este sí que conserva su contenido original, lo cual es muy, muy raro”, indicó el director de la casa de subastas al medio británico.

“Tenga en cuenta que se produjo en una época de racionamiento… Mandaron a hacer para ellos un pastel magnífico. He visto fotografías de él, llenaba media habitación, era absolutamente enorme”, agregó.

Un trozo de torta de 77 años de la boda entre la reina Isabel y el príncipe Felipe se vende por 2.800 dólares
La reina Isabel y el príncipe Felipe.

Los detalles del pastel de bodas de la reina Isabel y el príncipe Felipe

El lujoso pastel nupcial de Isabel y Felipe tenía cuatro pisos, 2,7 metros de altura y llegó a pesar casi 230 kilos.

En su momento fue apodada “la tarta de las diez mil millas” al ser elaborada con fruta seca de Australia y macerada en ron y brandy de Sudáfrica, describe el medio español ABC. Es precisamente ese baño de alcohol lo que le permite que se conserve bien ocho décadas después.

Su diseño consistía en escudos de armas de las dos familias reales y elementos glaseados que pretendían simbolizar los pasatiempos favoritos de los novios. Los trozos, conservados en pequeñas cajitas con dedicatorias, fueron distribuidos entre los 2.000 invitados y otros fueron enviados a organizaciones.

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