Una madre le dio Ozempic a su hija de 12 años: esto fue lo que pasó
La obesidad infantil alcanza cifras preocupantes en Estados Unidos. Por ello, la FDA aprobó el uso de la semaglutida en adolescentes, una decisión que los médicos observan con temor, pues no se conocen los efectos que puede tener este medicamento en niños.
Desde que era pequeña, Kait Handler tenía problemas con la comida y su peso. No podía dejar de comer galletas y, para evitar que sus padres se enojaran, escondía los envoltorios. Ya más adulta, siempre le daba ansiedad decidir entre pedir una ensalada o una hamburguesa para almorzar, según le relató a The Wall Street Journal.
Pese a que hacía ejercicio y probó todas las dietas de moda, Handler no conseguía bajar de peso. Pero cuando escuchó sobre la existencia de Ozempic, acudió al médico y se encontró con una nueva barrera: pagar 1.000 dólares (cerca de 900.000 pesos chilenos) al mes por el famoso medicamento.
Optó por la versión barata —y no aprobada por la FDA—, que era un medicamento preparado con tirzepatida, el ingrediente de algunos tratamientos para la obesidad, pero que también se incluye en las versiones “falsas” de Ozempic y Mounjaro, que son ilegales en Estados Unidos.
Y así logró perder 34 kilos.
Pero en paralelo, otro fenómeno ocurría: su hija Berdie, de 12 años, comenzó a tener comportamientos similares a los que ella tenía a su edad. Se obsesionaba con la comida, se enojaba cuando no le cumplían sus antojos y, pese a su pequeño tamaño, comía hasta dos porciones para adultos.
También la escuchó comentar negativamente sobre su propio cuerpo.
Esto fue lo que hizo para ayudarla.
El uso de Ozempic en niños y adolescentes
Lo primero que hizo Kait Handler fue ver de cerca lo que comía su hija. También optó por llevarla a terapia, motivarla para que saliera a caminar, pero finalmente decidió enviarla a un campamento de adelgazamiento, que está disponible en Estados Unidos.
La madre se sentía mal por la forma en que estaba “ayudándola”, pero la ansiedad “porque terminara como yo” era mayor.
Pero en diciembre de 2022, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el uso de Wegovy —una variante de Ozempic, pero que también usa semaglutida— en adolescentes de 12 años o más que tuvieran obesidad.
Y es que la obesidad infantil en Estados Unidos está en un alza preocupante, por lo que la Academia Estadounidense de Pediatría recomendó que los médicos tuvieran un “enfoque más agresivo”.
Fue así cómo, según las cifras recopiladas por WSJ de un análisis de la Universidad de Michigan, más de 30.000 adolescentes (entre 12 y 17 años) recibieron este tipo de medicamentos en 2023. De ellos, un 60% eran mujeres. Y la tendencia continúa.
Si bien hay casos donde no se justifica el uso de Ozempic o Wegovy, los médicos están convencidos de que se trata de una oportunidad para que niños obesos tengan un futuro mucho más saludable, con menor riesgo de padecer diabetes y enfermedades cardíacas.
Aún así, hay otros doctores que todavía dudan de recetar estos tratamientos a los niños, y es que como son relativamente nuevos, todavía no se conocen sus efectos a largo plazo.
La niña de 12 años que utiliza Ozempic
Birdie, la hija de Kait Handler, le dijo a The Wall Street Journal que a los 8 años vio una serie en la televisión donde se bromeaba de la adicción a la comida de una personaje, quien comía mucho, pero era de contextura delgada.
“Fue entonces que me di cuenta de que tenía un tipo de cuerpo más grande. Y luego me sentí mal conmigo misma”.
Después, un compañero de su colegio se burló de su cuerpo y comenzó a sentir vergüenza incluso de utilizar shorts en público.
Pese a ello, no podía evitar comprar postres todos los días, o de repente comer un segundo almuerzo. Pero siempre se sentía mal después.
Entonces su madre decidió llevarla al pediatra. Según relató, el médico se sentía “incómodo” en recetarle Ozempic a la niña de 12 años y decidió no hacerlo, pues Birdie no tenía prediabetes ni diabetes, aunque sí niveles altos del colesterol “malo”.
Pero después de varios intentos nuevos para perder peso de forma tradicional, decidieron tomar hora en una clínica de telesalud que receta Ozempic sin obstáculos, y Birdie comenzó con su tratamiento.
Eso sí, Handler dejó claro que su hija podía dejar el tratamiento siempre que quisiera.
“Está luchando con su propia autoestima y esto podría aliviar esos problemas. ¿Por qué no le daría la herramienta que necesitaría para hacerlo?”, dijo la madre.
La membresía de la clínica más el medicamento le costó alrededor de 178 dólares ($175.000 aprox.) que se pagan de forma mensual, mientras el tratamiento esté en curso.
Desde que comenzó el tratamiento, Birdie logró perder el peso que la incomodaba. Dijo sentirse más segura con su ropa, aunque la parte negativa fueron síntomas molestos como las náuseas leves que siente después de recibir la inyección semanal.
No obstante, relató que ya no siente la impulsividad de comprar postres o cualquier tipo de comida chatarra y siente que controla mejor las decisiones que toma sobre la comida.
Los peligros de que los niños y adolescentes usen Ozempic
Según explicaron en el mismo artículo de WSJ, distintos médicos, nutricionistas y profesionales de la salud sienten temor sobre el uso de la semaglutida en una edad tan temprana como la adolescencia.
Y es que esto podría contribuir a los trastornos alimentarios, metabólicos, entre otras consecuencias de las que no se tiene data, por estar en etapas de prueba tempranas de este medicamento.
En especial, el miedo reside en que los adolescentes entre 12 y 17 años todavía están desarrollándose, por lo que una alimentación insuficiente podría perjudicar el crecimiento de los huesos, por ejemplo, o la mala relación con el ejercicio, que es necesario para mantenerse saludable.
“Sabemos que si no se tiene suficiente mineralización ósea entre los 11 y los 25 años, es extremadamente difícil agregar mineral nuevo al hueso. Durante ese período crítico, los factores que determinarán la mineralización ósea son la nutrición y el ejercicio”, dijo el profesor de pediatría de la Universidad de California, Dan Cooper.
Además, les preocupa que los padres presionen a sus hijos para tomar medicamentos y así bajar de peso de forma “fácil”.
Según Tom Hildebrandt, jefe del programa de trastornos alimentarios y de peso de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Mount Sinai, le llegó un paciente adolescente que no tenía sobrepeso pero que tomó Ozempic para perder peso antes de su graduación.
El joven, al igual que otros pacientes que trató, tenía síndrome de inanición, que es provocado por perder demasiado peso por no comer, y que es acompañado por síntomas como la ralentización de la digestión y dolor al comer.
“Ahora están en tratamiento por anorexia nerviosa”.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.