Una nueva misión submarina al pecio del RMS Titanic revela datos escalofriantes
En julio, la compañía que tiene los derechos exclusivos de salvamento del Titanic realizó una nueva expedición al naufragio. El equipo tenía entusiasmo por mirar la proa del barco, hasta que notaron que un cambio importante había sucedido en su silueta.
Una reciente expedición que se hizo a los restos del RMS Titanic, situados al norte del océano Atlántico, capturó imágenes que han revelado nuevos efectos que se han presentado en el transatlántico británico a más de 112 años de su hundimiento.
Es el caso de la icónica barandilla que fue inmortalizada por Jack y Rose en la película de James Cameron. Tras una serie de inmersiones que hicieron robots sumergibles, se logró identificar que una parte de esa estructura se derrumbó y ahora está ubicada en el fondo marino.
La expedición estuvo liderada por RMS Titanic Inc, compañía estadounidense que cuenta con los derechos exclusivos de salvamento del barco y la única autorizada por ley para retirar objetos de esa zona. Desde 2010 que no visitaban el naufragio.
Según la empresa, los hallazgos del viaje “muestran una mezcla agridulce de conservación y pérdida”.
Qué se encontró en nueva misión submarina a restos del RMS Titanic
La reciente expedición a los restos del barco británico se realizó para cumplir varios objetivos. Entre ellos, preservar el estado actual del sitio digitalmente, proteger el sitio comparándolo con las imágenes de 2010 para identificar el impacto de los océanos, hallar nuevas zonas de deterioro que podrían facilitar el acceso al buque y descubrir vida marina previamente desconocida o que nunca antes se había visto.
“La primera misión de recuperación del RMS Titanic Inc se llevó a cabo 75 años después del hundimiento del Titanic. Han pasado casi 40 años desde entonces y hemos visto cómo ha cambiado a lo largo de los años”, explicó la compañía en un comunicado.
En esta ocasión, la tripulación alcanzó pasar 20 días en la zona del naufragio, entre julio y agosto. Con la ayuda de dos vehículos de operación remota (ROV, por sus siglas en inglés) capturaron más de 2 millones de fotografías y 24 horas de video, tanto de los restos de la embarcación como sus alrededores.
Uno de los momentos más cruciales ocurrió después de 13 días de expedición, específicamente, el pasado 29 de julio. El equipo estaba entusiasmado por mirar la proa del Titanic, hasta que notaron que un cambio importante había sucedido en la silueta que conocían.
La emblemática barandilla que rodea la cubierta del castillo de proa, que por décadas se mantuvo completamente intacta, había perdido una sección que mide aproximadamente 4,5 metros de largo.
“La proa del Titanic es simplemente icónica -tenemos todos estos momentos en la cultura popular- y en eso es lo que piensas cuando piensas del naufragio. Y ya no se ve así”, comentó a la BBC Tomasina Ray, directora de colecciones de RMS Titanic Inc.
Para Ray, el hecho de que se cayera esa pieza “es otra alerta del deterioro” que a diario está sufriendo la embarcación. “La gente pregunta todo el tiempo: ‘¿Cuánto más va a permanecer el Titanic allí?’ Simplemente no lo sabemos pero lo estamos observando en tiempo real”, dijo.
Desde RMS Titanic Inc estiman que la sección de la barandilla se habría desprendido en los últimos dos años. Esto, ya que durante una expedición que realizaron otras empresas en 2022, se identificó por imágenes que la barandilla aún estaba en su lugar, pero mostraba señales de que estaba comenzando a ceder.
La tripulación también realizó un impresionante descubrimiento de otro artefacto pocas horas antes de que finalizara la misión. Se trata de una estatua de bronce denominada Diana de Versalles, que representa a la diosa romana Diana y que alcanza los 60 metros de altura.
La escultura fue reportada por primera vez en 1986, cuando Robert Ballard, el famoso explorador y oceanógrafo que descubrió los escombros del Titanic un año antes, capturó la escultura en las cercanías de la sección de la proa.
Desde entonces la estatua no había vuelto a ser vista, pero eso cambió ahora: el equipo del RMS Titanic Inc la encontró boca arriba, enterrada en el sedimento del campo de escombros.
“Fue como encontrar una aguja en un pajar, y redescubrirla este año fue trascendental”, dijo al medio británico James Penca, investigador del Titanic y presentador del podcast Witness Titanic.
El salón de los pasajeros de primera clase era “el lugar más hermoso e increíblemente detallado del barco”, dijo el investigador. Y allí, como atracción principal, se ubicaba la estatua de Diana de Versalles.
Cuando el barco chocó con el iceberg y se partió en dos en medio del hundimiento, ese salón se destruyó por completo, según Penca. “Y en el caos y la destrucción, Diana fue arrojada de su repisa y terminó en la oscuridad del campo de escombros”, complementó.
Los investigadores también dedicaron tiempo a cartografiar el naufragio y el campo de escombros con una tecnología que podría ayudar a mejorar la comprensión del Titanic, explicaron. Ahora en adelante deberán procesar los datos obtenidos para que posteriormente sean compartidos con científicos y, de esa manera, sea posible identificar “los artefactos históricamente significativos y en riesgo para su recuperación segura en futuras expediciones”.
A la fecha, la compañía ha realizado nueve expediciones: en 1987, 1993, 1994, 1996, 1998, 2000, 2004, 2010 y la más reciente, en 2024. Todas ellas estuvieron destinadas a investigar el naufragio y recuperar artefactos de importancia, con el propósito de preservar el legado del viaje del Titanic, su posterior hundimiento y la memoria de sus pasajeros y tripulación.
El próximo año, RMS Titanic Inc planea volver a realizar una nueva expedición. De hecho, la estatua de Diana de Versalles está en la lista de objetos que quieren sacar del océano.
Aunque son muchos los que creen que el barco debería no ser visitado, debido a las 1.500 muertes que ocurrieron durante el hundimiento, Penca no es uno de ellos.
Según el investigador, el reciente hallazgo de la enigmática estatua “es el argumento perfecto” para no creer que el Titanic debería estar en paz. Esto, ya que se trata de “una pieza de arte que estaba destinada a ser vista y preciada”.
“Devolver a Diana para que la gente la pueda ver con sus propios ojos; el valor de eso, de encender la pasión por la historia, por la exploración submarina, por la conservación, por los naufragios, por la escultura, nunca podría dejar eso en el fondo del océano”, argumentó.
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