“La flora y fauna de un país son su patrimonio y tienen un valor que muchas veces no se puede monetizar. Ese valor se llama ‘valor de existencia’”. Esta simple idea es la que desde hace años mueve a Víctor Bravo-Naranjo, coordinador de Fauna Impactada, un proyecto que busca visibilizar una realidad que para muchos no es más que un elemento del paisaje: el atropello de animales en las carreteras. Para él, “todos tienen el derecho de convivir en paz y como sociedad debiésemos salvaguardar el patrimonio biológico del país”. Eso, dice él, incluye la fauna, que está asociada a las carreteras, los humedales, el borde costero, la zona intermedia y la zona alto andina. El proyecto de Bravo-Naranjo ha cobrado relevancia en redes sociales por la cantidad de voluntarios que han ayudado a generar un catastro nacional con cifras que llaman la atención: de Arica a Punta Arenas se han registrado más de 1.500 atropellos, en el último año, siendo las especies más perjudicadas la lechuza, el zorro chilla, el zorro culpeo, el tucúquere y el gato güiña, esta última en estado de conservación de “amenazada”. “No existe una repuesta general de por qué ocurren los atropellos, pero si está claro que esto pasa porque en el país no se están tomando las medidas necesarias para que esto no ocurra”, señala Bravo-Naranjo. Un tema que hasta ahora estaba invisibilizado, pero que adquiere relevancia porque el gobierno de Chile ha planteado como tema de discusión en la próxima COP 25 (que se llevará a cabo en el país en diciembre de este año) la protección de la biodiversidad y los ecosistemas. Bravo-Naranjo, también investigador del laboratorio de Ecología de vertebrados de la Universidad de La Serena, explica que los atropellos van en respuesta del lugar en el país donde están ocurriendo y existen variables particulares de algunas especies que influyen en ello. Y ejemplifica: “En la comuna de Canela (donde el científico inició este trabajo) detectamos que los atropellos de aves rapaces, en su mayoría lechuzas, estaban asociados con lugares que tienen una mayor superficie de árboles, pero además existe una mayor cantidad de postes de alumbrado público. Además, hay una menor distancia a las quebradas y se suma a que se construyeron carreteras rectas y de doble calzada”. La existencia de basura a la orilla de estas vías también es una de la variables que se estudia, pues se asocia con la presencia de roedores, el principal alimento de las lechuzas. Pero el tema es más complejo. En Chile hay cerca de 18 millones de hectáreas de Parques, Reservas y Monumentos Nacionales y algunos de ellos son cruzados o colindan con carreteras o caminos de alto tráfico. El Parque Nacional Cerro Castillo, en la región de Aysén, es un ejemplo de ello, donde en los últimos años se debieron reforzar las advertencias viales para alertar a los automovilistas sobre el cruce de huemules. El atropello de varios de estos ejemplares -también en estado conservación de “amenazado”-, encendieron luces de alerta, porque dejó en evidencia que los riesgos de la fauna local van mucho más allá de la caza, la destrucción de su hábitat o los perros asilvestrados (caninos que perdieron su condición de domésticos para pasar a un estado salvaje). “Chile, al no ser un país experto en temas de conservación, se ha avanzado relativamente poco en este tema. Recién estamos intentando determinar la especie que está muriendo en carreteras a nivel país, así como los lugares”, asegura el especialista.
"En el caso de Chile, la extensión de nuestras rutas conlleva una importante responsabilidad con los usuarios, la seguridad vial y por supuesto con el entorno donde estamos presentes" Diana Posada, Gerente de Gestión Corporativa de ISA INTERVIAL
ISA INTERVIAL es la mayor operadora de carreteras interurbanas del país, con un total de 907 kilómetros de rutas desde la salida de Santiago hasta Río Bueno, en el sur de Chile. Diana Posada, Gerente de Gestión Corporativa de ISA INTERVIAL, explica algunos de los pasos que la empresa ha seguido para aminorar el impacto en la fauna que circunda sus carreteras. “En el caso de Chile, la extensión de nuestras rutas conlleva una importante responsabilidad con los usuarios, la seguridad vial y por supuesto con el entorno donde estamos presentes”, dice Posada. “Es por ello, que diseñamos un diagnóstico para identificar las especies que conviven con las vías que operamos, ya que nos preocupan las variables involucradas cuando interactúan con la infraestructura y su impacto, no sólo en la biodiversidad, sino también en la seguridad vial de las personas”, agrega.
Enfrentando un problema
Según el Ministerio del Medio Ambiente, Chile tiene poco más de 31 mil especies nativas descritas, las que corresponden aproximadamente al 1,5% de las especies del mundo (estimadas en 1,7 a 2 millones). De ellas, entre el 22% y el 25% son endémicas, es decir, viven solo dentro del territorio. Aún así, su riqueza en especies es baja, por lo que se hace urgente su cuidado y la implementación de políticas efectivas para su protección. Pese a la reciente aprobación por parte del Senado del proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), el tema de la fauna atropellada no es un tema de discusión urgente. “En el caso de las carreteras, el Ministerio de Obras Públicas es el organismo rector en la construcción de este tipo de infraestructura en el país. Los cambios que debiesen ocurrir son la incorporación de estrategias en un manual de carreteras para evitar que los animales sean atropellados. De esta forma, una empresa que postule a una licitación para construir una carretera sabrá qué hacer para salvaguardar la fauna. Ellos debiesen obtener esa información a través de mesas de trabajo desarrolladas por el propio Ministerio del Medio Ambiente”, señala Bravo-Naranjo.
Chile tiene poco más de 31 mil especies nativas descritas, las que corresponden aproximadamente al 1,5% de las especies del mundo. De ellas, entre el 22% y el 25% son endémicas, es decir, viven solo dentro del territorio
Sobre la infraestructura que se debiera construir para evitar el atropello de animales, la experiencia internacional es clave. Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, España, Francia, Reino Unido, Bélgica y Australia son referentes gracias a que desde hace décadas han implementado sistemas efectivos de protección de animales en carreteras. Entre ellos, se cuentan pasos de fauna (túneles o puentes), infografías que alertan en carreteras sobre la presencia de animales silvestres, reductores de velocidad, reflectores a orillas de las carreteras y programas específicos de concientización y educación ambiental. Dentro de Sudamérica, la única infraestructura similar que existe se encuentra en la provincia de Corrientes en Argentina y es un Ecoducto. Sobre el proyecto Fauna Impactada, Víctor Bravo-Naranjo señala que actualmente se encuentra en etapa de colecta de información, de procesamiento y análisis de datos, y el desarrollo de manuscritos para luego ser enviados a revistas científicas. “Nosotros estamos empeñados en entender las variables que están asociadas con atropellos de algunas especies en particular porque sólo así tendremos claro qué infraestructura se debe construir en el país y dónde”, puntualiza el científico.