Agua: Cómo adaptarse al estrés hídrico
Varios informes y estudios ponen a Chile en la categoría de “alto estrés hídrico”. La disponibilidad de agua disminuyó en un 37% en los últimos cinco años, según la Dirección General de Aguas (DGA). Los embalses presentan un déficit del 23%, y aunque este año puede convertirse en uno de los más secos desde que existen registros, se cree que para 2025 la crisis será aún mayor. La Dirección Meteorológica de Chile indica que en julio de un año normal deberían caer 86,6 mm de precipitaciones en la estación meteorológica de Quinta Normal, el referente principal para Santiago. En julio de este año cayeron 13,3 mm. La primera reacción es la alarma. Pero rápidamente hay que adaptarse. No solo las personas, con jardines más secos y duchas cortas. Las empresas también están poniendo recursos dentro de sus procesos de producción, así como en las comunidades en donde impactan. Quizá una de las más importantes en este aspecto es una compañía que justamente trabaja con este recurso: Aguas Andinas. Desde esta empresa han tenido que tomar medidas extraordinarias para reforzar su “plan de sequía”, el que trabajan hace ocho años y significa una inversión de US$ 160 millones. Estas consisten en mantener, “en la medida de lo posible” (como indican), el nivel del embalse El Yeso, “intentando desembalsar los caudales mínimos y compensarlos con mayor producción subterránea, para lo que estamos reforzando y reubicando nuestros pozos en acuíferos seguros”, cuenta Alberto Blanco, director de planificación sustentable, estructura y tecnología de Aguas Andinas. De hecho, hace unas semanas, en conjunto con la Junta de Vigilancia del Río Maipo, solicitaron a la DGA decretar zona de escasez hídrica en su cuenca, lo que fue aprobado la semana pasada.
La encrucijada agrícola
En Chile y en el mundo, cerca del 80% del agua es consumida por la industria agrícola y forestal, por lo que adaptarse también podría implicar ciertos cambios en esos rubros, especialmente en zonas donde este tema es clave en la economía local, como la Región del Maule. Por ejemplo, los registros de precipitación acumulada en la ciudad de Curicó la indican como una de las temporadas más secas desde el año 1950. Pero lo que más preocupa a los expertos es que debido al aumento de temperatura, el consumo de agua de los cultivos también aumenta, lo que agudiza la crisis para la agricultura nacional. “El agua es el insumo fundamental para el éxito de cualquier producción agrícola. Someter a las plantas a niveles de estrés hídrico en cualquier etapa de su desarrollo disminuye automáticamente su potencial productivo, especialmente cuando este estrés ocurre en periodos claves, como son floración y cuaja, en el caso de frutales, comenta Mauricio Zúñiga, doctor en Ciencias Agrarias y académico de la Universidad Católica del Maule. Según el académico, considerando las condiciones actuales, una forma de adaptarse es aumentando aún más la superficie de riego tecnificado -que aporta mayor eficiencia- en desmedro de los tradicionales riegos por surco o tendido. Y, por supuesto, invertir en informática, ámbito que se ha denominado como el “Agro 3.0”.
Eficiencia en la producción
Las empresas de consumo masivo también se están adaptando. Un caso es el de Coca Cola, donde claramente el agua es el ingrediente principal de la mayoría de sus productos. Están enfocados en una serie de prácticas de eficiencia en su tratamiento, uso y reutilización, con la meta de mejorar en un 25% la eficiencia del uso del agua para 2020 (en comparación con una línea de base de 2010). “En 2017, nuestra eficiencia del agua mejoró por decimoquinto año consecutivo, con una mejora del 2,55% respecto de 2016. Esto representa una mejora del 29,3% desde 2004 a través de esfuerzos combinados con los de nuestros socios embotelladores”, comentan en Coca Cola Company. Por su parte, según Carlos González, gerente general de McDonald’s Chile, desde el primer día de la llegada de esta compañía al país han ejecutado cada una de sus estrategias de negocio bajo una ruta sustentable denominada “Receta del Futuro”, cuyo objetivo es reducir de manera significativa la huella de carbono de su operación. “En este contexto, y gracias al uso consciente que la compañía hace del agua y al Acuerdo de Producción Limpia (APL) firmado en 2005, McDonald’s Chile ahorra cerca de cuatro millones de litros de agua al año”, dice González.
Basura: La meta de hacerla desaparecer
En Chile se generan anualmente más de 17 millones de toneladas de residuos y solo el 10% se recicla. De la basura que se genera, el 60% tiene origen industrial, y es ahí donde apunta un proyecto de más de 40 empresas. Cero basura. Parece una meta irrealizable para las sociedades actuales. Pero un grupo de privados comenzó a trabajar la idea y el 4 de septiembre de 2018, 30 empresas firmaron un Acuerdo de Producción Limpia (APL) denominada como Cero Residuos a Eliminación. En otras palabras, esta alianza, impulsada por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático (ASCC) de Corfo y Acción Empresas, consiste en un compromiso voluntario de reducir a cero el envío de residuos generados en sus instalaciones productivas y de servicios a destinos finales de eliminación o rellenos sanitarios en un plazo de 24 meses. A un año de la rúbrica, se han sumado 17 empresas más , que van desde un estudio jurídico como Ferrada Nehme, hasta una fábrica de cementos como Polpaico (ver listado). “Considerando que la mayoría de los desechos pueden reciclarse, reutilizar o convertirse en una fuente para la generación de energía, es muy relevante que un grupo de empresas estén comprometidas voluntariamente en incorporar este tipo de procesos para gestionar sus residuos de una forma sostenible”, comenta Giovanni Calderón, director ejecutivo de la ASCC. Para hacerse una idea, según el Ministerio del Medio Ambiente, en Chile se generan anualmente más de 17 millones de toneladas de residuos y solo el 10% se recicla. De acuerdo a las estimaciones iniciales, este APL permitirá que se dejen de enviar alrededor de 200 mil toneladas de residuos al relleno sanitario al año, además de impulsar el desarrollo de una economía aún emergente de gestión y retiro de residuos, posibilitando valorizar materiales que, hasta ahora, eran tratados como basura.
De hecho, del total de la basura que se genera en nuestro país, un 60% tiene un origen industrial y un 40%, domiciliario. “Los puntos limpios y el fomento a la cultura del reciclaje han contribuido a tomar conciencia en torno al tema, mientras que la Ley de Reciclaje (REP) permitirá ir avanzando hacia metas de recuperación de los residuos domiciliarios. Con eso como base, debemos ir más allá”, comenta Juan Pablo Marín, socio y cofundador de EcoLógica. Por ejemplo, Alemania, Suecia y Dinamarca son Cero Basura gracias a una legislación que propicia la administración y recuperación de los residuos. En Chile, una entidad que promueve este tipo de prácticas es Fundación Basura, que trabaja con diferentes entidades para promover y educar al respecto. Pero este APL parte de la experiencia de Unilever Chile, que en 2015 se convirtió en la primera empresa del país cuyas fábricas y oficinas dejaron de enviar sus residuos al relleno sanitario, lo que significó reutilizar o reciclar toda la basura que generaban, dejando de enviar anualmente 7.000 toneladas de residuos a vertederos, lo que equivale a cerrar por tres días el relleno sanitario de Santa Marta y sacar de circulación 700 camiones de basura al año. ¿En qué va este compromiso? Según la ASCC, las empresas se encuentran determinando sus líneas base de generación de residuos y definiendo sus metas de reducción, tanto para los tipos domiciliarios como productivos. De allí pasarán a la implementación propiamente tal del APL. Paralelamente se está trabajando en todos aquellos aspectos estructurales que actualmente impiden a las empresas cumplir con la estrategia de cero residuos, como, por ejemplo, mejorar la vinculación entre las empresas generadoras y las valorizadoras de residuos sólidos. Incluso, la Región Metropolitana podría ser el comienzo del Cero Basura, debido a la sobreoferta de rellenos sanitarios, con cuatro establecimientos “que compiten por precios bajos para recibir la mayor cantidad de residuos, lo que hace que el costo de la disposición de la basura en estos recintos sea 10 veces menor que en un país desarrollado, desincentivando la recuperación”, indica Marín.
Orgánicos
Otro desafío tanto de las empresas como del gobierno son los residuos orgánicos, especialmente cuando se mezclan con otra basura, lo que evita que sean compostables. “Los residuos orgánicos deberían tener nuestra especial atención, porque son los responsables de la generación de gas metano en vertederos y rellenos, un GEI que se indica es entre 20% a 25% peor para el calentamiento global que el CO2”, comenta Macarena Guajardo, directora ejecutiva de Fundación Basura. El problema es que en Chile no existen tantos compradores de compost disponibles como para que el sistema funcione con grandes cantidades desde el inicio. “Pero, sin duda, pensamos que es la manera más efectiva de combatir la crisis climática”, indica Guajardo.
Carbono: Las compañías ante el desafío de ser cero emisiones
La meta es que todos los sectores productivos reduzcan el 100% de su contaminación de C02 antes de 2050. Si bien la fecha parece lejana, las empresas ya comienzan a dar pasos para lograr este objetivo. Junto a importantes mandatarios de Europa, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, se comprometió a que el país sea carbono neutral al 2050. Pero el anuncio dado en el G-20 en Japón, reforzado en el lanzamiento del plan de cierre de centrales a carbón del país, reiterado en la cumbre sobre la acción climática de la ONU y que volverá a estar sobre la mesa cuando se realice el evento de la COP25 a final de año, tendrá que ser puesto en práctica. Ante este escenario, una de las principales tareas que impulsarán Chile y el resto de las naciones comprometidas en este objetivo es realizar un cambio en sus matrices energéticas, dejando de lado el carbón por energías renovables. En esta labor, el país se impuso el objetivo de descarbonización por medio del cierre de 28 termoeléctricas en 20 años y transitar al uso de otras fuentes de energía más amigables con el medioambiente (ver gráfico). Por su parte, el sector privado es clave, ya que son uno de los grupos más responsables sobre la emergencia climática que enfrenta el planeta. En el caso de las compañías chilenas, se han sumado a esta fiebre por el cuidado del medioambiente por medio de distintas acciones. Una de la más recientes fue el anuncio de Arauco, que se comprometió a alcanzar la carbono neutralidad al 2020. La forestal, ligada al Grupo Angelini, de lograr su meta, será una de las primeras empresas del rubro en reducir la totalidad de sus emisiones de CO2.
Por su parte, Latam Airlines Group trabaja en la reducción de su impacto al medioambiente por medio de su programa “Juntos más sostenibles”. Entre las iniciativas que impulsa en esta área destaca el reciclaje de los alimentos que son ofrecidos en cada uno de sus vuelos. Sobre las emisiones de carbono, la aerolínea relacionada a la familia Cueto estima que en 2020 su funcionamiento será de carbono neutro solo respecto de sus operaciones en tierra. Los bancos tampoco han sido ajenos ante el desafío de disminuir el impacto al medioambiente. Por ejemplo, el banco Bci suscribió con Engie un acuerdo de suministro de energía 100% renovable. El objetivo es que la entidad bancaria controlada por la familia Yarur sea la primera compañía del rubro en tener un suministro eléctrico 100% renovable. En relación con su huella de carbono, Bci espera que de aquí al 2050 pueda ser una empresa sin emisiones. Mientras que Engie planteó aportar en esta área por medio de su oferta de energía renovable. Entre su cartera están empresas de distintos sectores productivos, como Grupo GTD, C13, Aeropuerto Nuevo Pudahuel, Cementos BSA y minera Antucoya, entre otros. El mundo inmobiliario nacional también ha comenzado a dar pequeños pasos para tener una huella de carbono neutral. Entre las medidas que destacan es la inauguración del primer edificio en Chile y Latinoamérica que descontamina el aire. El Hotel Nodo abrirá sus puertas en el corto plazo, pero al estar ya la estructura construida, la edificación está generando un aporte al medioambiente. Otra de las iniciativas en esta línea es la que impulsa Colbún junto a seis hoteles de la Región Metropolitana. El proyecto “Hoteles Carbono Zero 2019” cuenta con la asesoría de la iniciativa “For The Planet” y busca medir la huella de carbono de los hoteles a partir de su consumo eléctrico, gestión de residuos, calefacción y otros indicadores que inciden en las emisiones de cada establecimiento, las cuales serán compensadas a través de bonos de carbono ofrecidos por Colbún a partir de una de sus seis centrales certificadas como energía limpia y renovable.
Los gigantes internacionales y la huella de carbono
Las compañías más grandes a nivel internacional también han manifestado su intención de asumir el desafío de ser carbono neutral. Amazon, el gigante del comercio electrónico, espera cumplir con la tarea de ser una compañía de cero emisiones para el año 2040. Jeff Bezos, el hombre con más dinero en el mundo, planteó que buscará lograr este objetivo por medio de inversiones de US$ 100 millones en reforestación, en comprar vehículos eléctricos para que sus operaciones comerciales al año 2030 solo usen energías renovables. Mientras que Microsoft tiene pensado disminuir sus emisiones de carbono en un 75% para el año 2030. Esto, por medio de un impuesto interno que se le cobra a cada división de su negocio, en función de lo que contaminan, para que tengan un incentivo para reducir sus emisiones de carbono, entre otras medidas.