En Chile existen más de 25 especies de aves rapaces, y entre las más comunes se encuentran  el cóndor, la lechuza, el tiuque, el águila y el peuco. Pero lo que no muchos conocen es su vital importancia como controladores esenciales de ecosistemas rurales y urbanos, lo que se traduce en una vida más segura y tranquila para todas las personas. Y ejemplos sobran. Una sola lechuza es capaz de comer hasta 1000 ratones cola larga al año, los principales responsables del virus hanta en la zona centro-sur del país. Los halcones peregrinos por su parte, ayudan a controlar la sobrepoblación de palomas que pueden transmitir a través de sus excrementos, enfermedades como neumonía y hepatitis; y los jotes, se alimentan de animales muertos, que de lo contrario, podrían convertirse en peligrosos focos de infección. Como ave rapaz (también llamada ave de presa) se entiende aquella que se alimenta de los animales que caza utilizando su poderoso pico y filosas garras. Al respecto, el ornitólogo e investigador de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Francisco Santander, pone de relieve la importancia de estas especies para el equilibrio de los ecosistemas. “Ellas se encuentran en la cúspide de la cadena trófica (o alimentaria), se distribuyen en casi todos los hábitats y son indicadores ecológicos ya que permiten determinar la salud de un ecosistema, ya que al comportarse como depredadores tope, la principal función de estas aves es regular directamente las poblaciones de sus especies presas”, explica. [caption id="attachment_909947" align="alignnone" width="300"]

Un Peuquito (Accipiter Chilensis), macho juvenil posa para ser fotografiado. Foto: Aves Rapaces de Chile.[/caption] No obstante, el especialista advierte que “lamentablemente, están en peligro en todo el mundo por la pérdida de su hábitat, la caza ilegal, la contaminación y el desarrollo energético, entre esto, la mortandad por electrocución o colisión con el tendido eléctrico”.

La preocupación ciudadana

Por eso, en el último tiempo han aparecido movimientos ciudadanos que buscan, precisamente, generar conciencia de la importancia de las aves rapaces y promover su cuidado y conservación en todo el mundo. En el país, una de las primeras iniciativas que han aparecido es Aves Rapaces de Chile, que nace en Puerto Montt hace 5 años de la mano de Kevin Arriagada, un entusiasta observador de estos animales y que, en ese entonces, sólo tenía 15 años. “Nadie protege lo que no conoce”, señala el creador de esta ONG y quien hoy es estudiante de Ingeniería en Expediciones y Ecoturismo. “Yo creo que la raíz de los problemas de conservación es la ignorancia. Aquel señor que envenena carne para matar a los perros que atacan su ganado, y que termina matando a un cóndor; o aquella empresa que instala una torre de alta tensión y que termina electrocutando a un águila, no creo que lo haga a propósito. Eso se puede cambiar con educación, creo es la mejor estrategia”, agrega Arriagada. El joven explica que su amor por las aves rapaces le fue heredado de su padre, quien estudió el mensaje del naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente, uno de los principales divulgadores de la cetrería, el arte de entrenar aves rapaces para que vuelen en libertad y cazar con ellas. [caption id="attachment_909957" align="alignnone" width="300"]

Kevin Arriagada, creador de la ONG Aves Rapaces de Chile, junto a un Búho. Foto: Aves Rapaces de Chile.[/caption] “Cuando yo era chico mi papá se emocionaba mucho cuando íbamos caminando por la calle y veía un halcón peregrino. Yo no entendía cómo una persona podía maravillarse tanto con una silueta que cruzaba el cielo de Puerto Montt. Por eso decidí investigar y fue así como empecé a compartir su pasión. Y cuando vi por primera vez a un halcón en vivo y en directo, simplemente me enamoré”, confiesa Arriagada.

"Con la ayuda de un par de amigos organizamos el primer grupo de niños de Chile que trabajó para crear conciencia sobre la importancia de las aves rapaces".

Señala que en la búsqueda de compartir su conocimiento y encontrar a otras personas que tuvieran esta misma afición, es que creó un fan page educativo. “Hubo muy buena recepción y por eso, con la ayuda de un par de amigos organizamos el primer grupo de niños de Chile que trabajó para crear conciencia de la importancia de las aves rapaces. El 2015 nos empezaron a invitar a varios eventos de divulgación científica, ferias escolares y festivales de aves migratorias en todo el país y hoy, ya somos 35 miembros”, asegura. Así, la ONG Aves Rapaces cuenta con equipos en la Región Metropolitana, del Biobío y Puerto Montt, además de dos socios en Argentina y Paraguay. [caption id="attachment_909981" align="alignnone" width="300"]

Kevin Arriagada y parte de su equipo de la ONG, junto a varias aves. Foto: Aves Rapaces Chile.[/caption] Hoy, esta ONG es muy activa en redes sociales, especialmente en Instagram y Facebook, por lo que gran parte de sus contenidos y actividades, las gestionan a través de estas plataformas. Pero las funciones de esta ONG no sólo se limitan a la divulgación y educación. De hecho, se involucran en el rescate de ejemplares que se encuentran vulnerados por distintas situaciones como atropellos o disparos. Para esto gestionan su traslado a centros de rehabilitación especializados en todo el país. Además, la organización aspira a trabajar en investigación para desarrollar ciencia que les permita introducir mejoras en la conservación de estos animales. “Esta última estrategia es la más difícil  porque para ello se necesita más financiamiento, pero en la medida que hemos ido creciendo, esto se hace más concreto”, asegura Arriagada. Hoy cuenta con la colaboración de otras entidades como el INJUV, la Municipalidad de Maullín y la COP25.

Amenazas y soluciones

El Servicio Agrícola Ganadero de Chile (SAG) establece en la Ley de Caza y su Reglamento, que todas las aves rapaces del país están protegidas por ser catalogadas como beneficiosas para la actividad silvoagropecuaria y como benéficas para la mantención del equilibrio en los ecosistemas naturales. “Lamentablemente no existe un catastro específico sobre el estado de conservación de estos animales en nuestro país. De hecho, existe escasa información de una gran cantidad de especies. Incluso, esta propia ley clasifica a algunas en categoría de conservación “Rara”, “Vulnerables” o “Inadecuadamente conocidas””, señala Francisco Santander, el ornitólogo e investigador de la Universidad de Chile. Por su parte, la “Clasificación de Especies según su Estado de Conservación” del Ministerio del Medio Ambiente, describe a 11 especies en categoría de conservación, siendo las más vulnerables el peuquito, el nuco, el aguilucho chico, el aguilucho de la puna, el aguilucho de masafuera, el aguilucho de cola rojiza, el halcón peregrino, el cernícalo de Juan Fernández, el águila pescadora, el concón y el cóndor. “Desafortunadamente el cambio climático, la desertificación y el uso del suelo con objetivos agrícolas está provocando que los bosques nativos sean más restringidos. Esto ha puesto a estas especies en una condición muy vulnerable, ya que, en su mayoría, habitan en lugares forestales. Y eso se nota a simple vista porque hace 200 años era muy común, por ejemplo, ver a un aguilucho de cola rojiza en Valparaíso, ahora es impensado”, señala Kevin Arriagada, fundador de la ONG.

Las especies más vulnerables son el peuquito; el nuco; los aguilucho chico, de la puna, de masafuera, y de cola rojiza; el halcón peregrino; el cernícalo de Juan Fernández; el águila pescadora; el concón y el cóndor.

Agrega que hoy son múltiples las amenazas que deben enfrentar las aves rapaces, y que además de las anteriormente señaladas, también aparecen el tráfico ilegal y la gran cantidad de atropellos que en la actualidad se registran de lechuzas en autopistas. “En una oportunidad pude contabilizar 116 lechuzas muertas en una sola pista de la ruta 5 y en 500 kilómetros. Fue terrible”, confiesa. Con respecto a la caza ilegal de estos animales, Francisco Santander señala que a muchas de ellas les disparan en ambientes rurales, porque suelen ser asociadas a la pérdida de animales domésticos como gallinas y otras aves de corral. Además, en el sur de Chile, principalmente, los búhos son asociados como aves de mal agüero o incluso, se menciona que son brujos por lo que su matanza es una situación bastante común. Kevin Arriagada por su parte señala que “las aves rapaces son muy importantes porque entre otras cosas ayudan a la selección natural. Por ejemplo, frente a una bandada de torcazas, un aguilucho de cola rojiza (ambas especies nativas) siempre van a preferir las torcazas viejas y enfermas antes que las fuertes y sanas. Es decir, los ejemplares que no son aptos para sobrevivir son depredados. Además estas aves controlan plagas y no sólo de las especies nativas si no también, de las introducidas. Por eso es muy importante protegerlas porque si no, el ecosistema se desequilibra y se cae”. Aclara que, por esta razón en Chile, además de leyes que las protejan, se deben implementar estrategias para que las personas puedan utilizar a las aves rapaces como aliadas. Entre ellas, por ejemplo, la instalación de cajas anidaderas para lechuzas en lugares donde hay muchos ratones. “Pero si una comunidad no sabe de esta medida, perfectamente pueden ir y dispararles. Por eso hay que involucrar a la gente en el cuidado de estos animales, tanto en la construcción de esta cajas como en el monitoreo de estas aves. La educación es clave”, asegura. [caption id="attachment_909996" align="alignnone" width="300"]

Charla educativa de la ONG a escolares. Foto: Aves Rapaces de Chile.[/caption] En ese sentido, “Aves Rapaces de Chile” está realizando en todo Chile charla educativas en colegios, universidades y grupos de scout, además de talleres guiados de observación de aves. “Además ahora estamos concentrados en incorporar nuevos miembros de Arica a Punta Arenas. Ojalá en todas las grandes ciudades de Chile haya un equipo de “Aves Rapaces”. Es urgente y necesario”, aclara.