Tomar, hacer y desechar. Así se resume el modelo económico actual y por el que se rige gran parte del desarrollo productivo del mundo. Un estándar que para muchos está quedando obsoleto frente a la crisis climática, la contaminación y una alarmante escasez de recursos naturales. Según informó la organización Global Footprint Network, este 2019, y en solo siete meses, se agotaron los recursos naturales que el planeta tenía disponibles para todo el año. Una situación que podría tener un cambio gracias a soluciones que están naciendo desde el sector productivo: cada día hay más empresas que deciden escapar de este molde económico lineal para implementar nuevas estrategias de desarrollo que sean más eficientes y con mayor proyección de futuro. “La economía circular parece ser la respuesta”, es una frase que se repite, porque ha demostrado que incluso se puede ser económicamente más eficiente y con un impacto menor en el medio ambiente, si se mantiene el valor de los recursos durante el mayor tiempo posible. Modelo de desarrollo que incluso se puede aplicar al plástico, una de las industrias más cuestionadas del mundo, pero que paradojalmente puede convertirse en una que ayude a cuidarlo. Ese es el camino que ha tomado la empresa Comberplast, con casi medio siglo de historia y que ha desarrollado grandes proyectos en áreas como el empaque y la construcción.

En la economía circular puede jugar un rol importante el plástico, una de las industrias más cuestionadas del mundo, pero que paradojalmente puede convertirse en una que ayude a cuidarlo

“Mucha gente cree que la economía circular es un fin. Pero en realidad no se trata de qué hacer si no de cómo hacerlo”, advierte Michel Compagnon, director comercial de Comberplast. “En palabras simples, se trata de desacoplar el crecimiento económico de la extracción de recursos naturales, porque la Tierra simplemente no da a basto. La idea es que tanto los países, como las empresas y las personas, sigan creciendo económicamente, pero utilizando los recursos ya extraídos. Y, además, tratando de reducir la cantidad de recursos que estamos utilizando en cada uno de los procesos”, agrega Compagnon sobre la empresa, una de las que lidera la implementación de este nuevo modelo económico en el país y que gracias a sus proyectos ha logrado recuperar y reutilizar cerca de cinco mil toneladas de plástico al año.

El problema y la solución exitosa

Según estimaciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo), la cantidad de materias primas extraídas, cosechadas y consumidas a nivel global han aumentado en un 60% desde 1980 y una quinta parte de esos materiales, en todo el mundo, terminan como residuos en vertederos. Cifras que pueden ser más desalentadoras si se tiene en cuenta que el uso de recursos materiales se duplicará mundialmente al año 2060, generando un grave impacto medioambiental. Además, según el último informe de Perspectivas del Medioambiente Mundial de las Naciones Unidas, la población global alcanzará casi los 10 mil millones de personas en 2050, lo que se traduce en que se necesitarán casi tres planetas Tierra para proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los modos de vida actuales. Frente a estos datos, Michel Compagnon es claro: “Se acabaron los tiempos de poner un granito de arena, llegó el momento de poner una carretilla completa, porque si no lo hacemos, se nos vienen tiempos aún más difíciles. Estamos viviendo a crédito”. Por eso, dice, es importante que las empresas se sumen a la economía circular, “porque no sólo se está evitando la sobrecarga a la que hemos sometido el planeta, si no porque además esto es un negocio y es un muy buen negocio cuando está bien aplicado. Si uno puede reducir sus residuos, es decir, disminuir la cantidad de materiales que estás utilizando en la fabricación de un producto, significa que tu cadena de producción es mucho más eficiente”, explica.

Según el último informe de Perspectivas del Medioambiente Mundial de las Naciones Unidas, la población alcanzará casi los 10 mil millones de personas en 2050: se necesitarán casi tres planetas Tierra para dar los recursos naturales necesarios si se mantiene el modo de vida actual

Pero la implementación de la economía circular no sólo se vale del cuidado, la reutilización y la optimización del capital natural del medio ambiente -entre otras variables-, si no también del uso de tecnologías, de procesos productivos que empleen recursos renovables y de la trazabilidad de los productos. Un cambio que viene aparejado de costos económicos para las empresas que podrían minimizarse en la medida que el Estado siga creando incentivos para que las empresas hagan un giro a sus modelos productivos y se siga educando al respecto. “La economía circular está avanzando mucho en Chile: el Ministerio del Medio Ambiente tiene una oficina de economía circular, Corfo tiene programas y créditos especiales para apoyar proyectos de economía circular a distinta escala y el gobierno ha propuesto que éste sea una de los temas centrales que se deben discutir en la COP25, esto será clave”, apunta Compagnon. Pero la experiencia de Comberplast con este nuevo modelo los ha llevado más lejos. Recientemente ganaron en la categoría “Oceános”, de los Premios Latinoamérica Verde 2019, gracias a su proyecto “Atando cabos”. Un programa colaborativo que da vida útil a las cuerdas, cabos y boyas plásticas desechadas en el mar, que son recolectadas y recicladas para luego crear nuevos productos duraderos, no desechables y reciclables. “Este es uno de nuestros proyectos más emblemáticos, porque nos hemos asociados con sindicatos de pescadores de la Patagonia o con la propia industria salmonera quienes nos ayudan a recolectar en las playas esta materia prima”, explica Compagnon. Entre los productos que se generan mediante este programa se incluyen cajas de plástico, contenedores de basura e incluso palets, muchos de los cuales son vendidos, por ejemplo, a CCU. “Y al final ellos son tan miembros de limpiar la Patagonia como los pescadores, la industria salmonera o nosotros. Estamos todos trabajando con el mismo objetivo”, resume el director comercial de Comberplast. Se estima que el 46% del plástico del Gran Parche del Océano Pacífico son redes de pesca y la mayoría del otro 54% está compuesto por residuos de la industria pesquera. Por esta razón Comberplast se propuso como meta en 2018 recolectar 800 toneladas de estos residuos, cifra que fue alcanzada incluso antes de terminar el año.

Se estima que el 46% del plástico del Gran Parche del Océnano Pacífico son redes de pesca y la mayoría del otro 54% está compuesto por residuos de la industria pesquera

Respecto a trabajar en un industria altamente cuestionada a nivel global por el fuerte impacto que genera en términos de contaminación, Compagnon reconoce que el plástico esta “bastante demonizado”, pero luego agrega: “Si entendemos que de aquí al año 2050 la Tierra tendrá millones de habitantes más, hay que pensar cómo nos vestiremos si no podremos ocupar el algodón, la lana o el cuero. O por ejemplo, ¿cómo moveremos miles de toneladas de alimentos de un continente a otro de forma limpia y barata? La respuesta sin duda es el plástico”. Compagnon agrega que en la economía circular esta materia prima es clave y solo hay que aprender a usarla y disponerla correctamente. Basados en esta premisa, hoy trabajan con más de 60 tipos de plástico y han reciclado más de un millón y medio de cajas del mismo material. “Nosotros nos reinventamos y decimos limpiar el plástico del mundo, pero usando el plástico como herramienta”, dice el director comercial de Comberplast. “Eso no sólo nos ha traído grandes retribuciones económicas, si no también hemos logrado inspirar a muchas personas. La grave crisis ambiental no lo van a solucionar los gobiernos, ni las personas, ni las empresas de manera separada. Lo vamos a solucionar entre todos, porque todos tenemos responsabilidad”, asegura Compagnon.