A pesar de que han sido catalogadas como una especie vital para la sobrevivencia de la biodiversidad del planeta, las abejas siguen siendo una de las más amenazadas. Sus enemigos no dan tregua: el cambio climático, los pesticidas, la deforestación, la degradación de los suelos, la contaminación y los patógenos siguen provocando la disminución de las colonias, aun cuando son factores de estrés conocidos desde hace décadas. Eso pasa con una de las mayores amenazas para estos insectos, el
Varroa Destructor
un ácaro -que se conoce hace años-, que ataca principalmente las colonias productoras de miel, o melíferas, y que cada vez se vuelve más devastador. De hecho, el 95% de las colonias de abejas en Chile está afectada por esta plaga, siendo uno de los factores principales para que, en los últimos cuatro años, éstas disminuyan a una tasa de un 33% anualmente. Estos son los antecedentes con los que trabaja Patricia Aldea, médico veterinario y directora del Centro de Estudios Apícolas de la Universidad Mayor, CEAPI, y líder del capítulo chileno de un extenso estudio a nivel internacional que busca entender cómo las plagas atacan a las abejas según las condiciones ecosistémicas y entornos de las abejas en cada país. [caption id="attachment_952734" align="alignnone" width="300"]
Fotografía del colmenar de CEAPI. Foto: Juan Vargas / CEAPI.[/caption] “En el país estamos trabajando para entender la varroosis, una de las enfermedades más comunes de las colonias a nivel mundial, pero que cada vez es más agresiva y difícil de controlar”, dice Aldea. “Esta patología es causada por el ácaro
Varroa Destructor,
que se alimenta de los cuerpos grasos de las abejas, un órgano que cumple una función similar a la del hígado de los humanos, encargado de detoxificar su organismo. Por lo tanto, debilita su sistema inmune”, afirma. De ésta forma, estos vitales insectos pierden su capacidad de reponerse a factores estresantes como los pesticidas, la falta de alimentos, los residuos tóxicos del agua y otros medicamentos aplicados por los apicultores de las colonias. Este estudio liderado en Chile por la experta de la U. Mayor se realiza en conjunto con otras instituciones de Brasil, Argentina, Uruguay y Perú, integrantes de la Sociedad Latinoamericana de Investigación en Abejas. La investigación comenzó en marzo pasado y tiene una duración de tres años.
Efectos del cambio climático
“Hemos visto que en los últimos diez años este parásito mata a las colonias cada vez más rápido, ya que se reproduce con mayor facilidad y en eso existe una conexión con el cambio climático”, afirma la investigadora del CEAPI.
Entre los otros factores estresantes para la salud de las abejas están los pesticidas, la falta de alimentos, sequía, cambio climático, los residuos tóxicos del agua y los medicamentos.
“Este ácaro se multiplica en las crías de las abejas y, actualmente, éstas permanecen más tiempo dentro de las colmenas. Esto debido a los cambios de temperatura y a las alteraciones de las condiciones climáticas entre las estaciones del año, que hemos visto en el último tiempo. Así, el patógeno se reproduce en mayor número alcanzando niveles de afectación más graves”, agrega. Las consecuencias de todas estas amenazas también estarían afectando la esperanza de vida de las abejas. Según informan desde CEAPI, si una obrera en primavera y verano vivía en promedio 60 días, actualmente vive cerca de 40, de los cuales sólo podrá ejercer labores de polinización durante 13 días y no durante un mes, como lo haría una abeja no enferma. La larga sequía que ha afectado a la zona central del país también está teniendo gran impacto. [caption id="attachment_952738" align="alignnone" width="300"]
Abejas obreras se acercan a su colmena. Foto: Juan Vargas / CEAPI.[/caption] Según la investigadora del proyecto Salud Apícola 2020 del Centro de Investigación Fraunhofer Chile, Leslie Vallejos, “la salud de las colonias es muy dependiente de las condiciones del clima y la disponibilidad de agua, ya que éste permite la producción de flora y por ende del polen que produce”. Y agrega: “Este año, en especial, la sequía ha obligado a los apicultores de la zona centro sur a alimentar a las abejas con suplementos como jarabe de fructosa, situación que, si se prolonga, podría hacer colapsar las colmenas en unos años, por la malnutrición. Los suplementos nunca serán como el alimento natural”. Además, dice Vallejos, durante estas situaciones los apicultores no pueden producir miel. En este contexto, complementa la directora del Centro Apícola de la U. Mayor, Patricia Aldea, la producción de miel ha venido decayendo en la última década. “Si hace diez años atrás, la producción de miel era de unos 25 kilos en promedio por colonia, hoy es de 18 kilos”, asegura.
Mejores prácticas productivas
Si bien la varroosis es una de las enfermedades que ejerce una de las mayores amenazas para las abejas, no es la única. Como explica la investigadora de Fraunhofer Chile, Leslie Vallejos, desde hace algunos años comenzó un brote de otra patología que afecta las colonias y matan las crías, llamada Loque Americano. “Es otra enfermedad muy peligrosa ya que la espora de la esta bacteria es muy resistente y puede durar en el ambiente hasta por 40 años”, afirma la experta. Por su peligrosidad es una enfermedad de denuncia obligatoria al Servicio Agrícola Ganadero, SAG, e implica quemar las colmenas.
"Es necesario fortalecer la organización de los apicultores y el apoyo institucional al gremio".
No obstante, dice Vallejos, enemigos de las abejas como estas enfermedades, pesticidas, la sequía y otros efectos del cambio climático, pueden ser mitigados con “mejores prácticas productivas”. “Es necesario fortalecer la organización de los apicultores y el apoyo institucional al gremio. Falta mejorar las regulaciones, multiplicar las instancias de capacitación, generar incentivos, y también establecer con fuerza un registro de los productores de miel, ya que recién se está comenzando a hacer en el SAG”, opina la experta de Fraunhofer. Por otro lado, Vallejos recomienda incentivar la producción de colmenas de abejas polinizadoras, que son fundamentales para polinizar los árboles frutales. “En Chile existe un déficit de colmenas y no tenemos como país las poblaciones necesarias para poder mantenernos como una potencia agroalimentaria”, dice. La solución, afirma, “profesionalizar la apicultura”.