Las islas son una de las principales víctimas del cambio climático. Ejemplo de ello es Kiribati, en el Pacífico,
que podría convertirse en el primer país en quedar bajo la superficie marítima
. Un informe de la ONU de 1989 ya alertaba del riesgo que representaba para esta pequeña nación, compuesta por 33 islas coralinas en el océano Pacífico, el cambio climático. Así, el agua -que representa una fuente de vida para estas islas- también podría convertirse en su peor pesadilla, haciendo desaparecer por completo este archipiélago diseminado en 3,5 millones de kilómetros cuadrados, habitado por 110.000 personas, al noreste de Australia.
Ubicada apenas a dos metros por sobre el nivel del mar
, la República de Kiribati viene hace unos años realizando planes para enfrentar una catástrofe. Además, el Banco Mundial ha elaborado informes para establecer la acogida obligatoria por parte de Australia y Nueva Zelandia de los habitantes de Kiribati. Según la BBC, una de cada siete reubicaciones en Kiribati se atribuye al cambio ambiental. Un informe de la ONU de 2016 demostró, además, que
la mitad de los hogares ya se han visto afectados por el aumento del nivel del mar en Kiritimati
(isla Christmas, de la República de Kiribati), la isla coralina más grande del mundo y el primer lugar poblado del planeta en recibir cada Año Nuevo. “Estamos tan aislados, que siempre pensamos que las tribulaciones del mundo no tenían nada que ver con nosotros, pero aquí estamos, sometidos al fenómeno global del cambio climático”, indica el expresidente de Kiribati, Anote Tong (2003-2016), en el documental El arca de Anote, estrenado en 2018 y que muestra el impacto del cambio climático en el país insular. Tong se convirtió en la principal voz en el país que alertaba contra los desastrosos efectos del cambio climático sobre el país, intentando poner en la agenda internacional la inminente crisis. Durante su mandato lanzó un programa llamado “Migración con dignidad”,
con el objetivo de crear una fuerza laboral capacitada, capaz de encontrar un buen empleo en el extranjero.
Además, en 2014, el expresidente compró tierras en Fiji, el vecino más cercano, para reasentar a los kiribatianos, como una medida de seguridad. En 2008, Tong urgió en un discurso a Australia y Nueva Zelandia a aceptar a los kiribatianos como refugiados con estatus permanente. “Hacer planes para el día en el que ya no tengas un país es, sin duda, doloroso, pero eso es lo que creo que debemos hacer”, dijo en esa ocasión. Así,
Nueva Zelandia ofrece cada año 75 puestos laborales para los kiribatianos gracias a un acuerdo.
“Estamos viendo un claro aumento en los fenómenos meteorológicos extremos
que los científicos ahora pueden vincular a la creciente amenaza del cambio climático causado por el hombre. Las tormentas se están volviendo más severas. Los extremos de calor están creciendo. Las inundaciones en partes del mundo están aumentando”, explica Peter H. Gleick, científico estadounidense y presidente emérito del Pacific Institute. Pese a las alertas, el actual gobierno de Taneti Mamau se ha esforzado por borrar la imagen catastrófica sobre el futuro de Kiribati, centrándola en las
oportunidades turísticas y económicas del archipiélago.