Esa polera básica de algodón que abunda en el
retail
y que compramos varias veces en un año porque la lavadora la achicó o porque no tenemos tiempo para sacar las motas, tarda entre uno y cinco meses en degradarse. Una chaqueta de jeans, un año. Una prenda de lycra, de 20 a 200 años. Quizás en una mente negacionista no sean cifras alarmantes si las comparamos con los mil años que puede alcanzar el plástico, y puede haber algo de cierto en eso, porque lo que posiciona a la industria textil como la segunda más contaminante después del petróleo es la cantidad de agua que se consume al fabricar: unos simples pantalones de mezclilla necesitan cerca de 7.500 litros de agua, el equivalente a lo que toma una persona promedio en siete años. Una cifra impactante que hay que leer varias veces para poder asumirla y a la cual hay que agregarle los pesticidas que se utilizan en los cultivos de algodón, más las cuestionadas condiciones laborales en que trabajan cientos de hombres y mujeres en fábricas alrededor del mundo. Imposible olvidar el desplome de un edificio en Bangladesh en 2013, en el que murieron 1.133 trabajadores de confección y que inspiró el movimiento
Fashion Revolution
, con el cual se busca concientizar al consumidor. Ante este escenario no es loco pensar que es mejor dejar de comprar ropa nueva que obsesionarse con tomar duchas cortas, ¿no? Y es aquí donde la ropa reciclada o de segunda mano juega un rol fundamental, y donde
Paola Agulló
, dueña de la tienda de ropa usada
, entendió, hace más de 20 años, que este era el camino correcto. Hoy, además de su primer y mítico local de la calle Ricardo Lyon, que abrió en 1998, tiene 18 tiendas repartidas entre las ciudades de Santiago, Valparaíso, Viña del Mar y Coquimbo, espacios en los que despliega colecciones separadas de hombre y mujer, y donde es posible encontrar prendas de marcas de alta costura, como Christian Dior, YSL, Emilio Pucci, hasta la francesa Givenchy. Todas ordenadas por color para así facilitar la búsqueda.
En 2001, cuando Paola ya se había consolidado con Nostalgic, decidió abrir la tienda Vintage, que partió con el objetivo de vender ropa distinta a un costo accesible, pero que con el tiempo fue mutando hacia prendas recicladas que personaliza con aplicaciones (bordados, cueros y más) y que vende con la etiqueta Love Made. Y como si fuera poco, hace cuatro años lanzó Soul Trips, una plataforma online donde ofrece accesorios -como carteras y anteojos- que son confeccionados a mano y con materiales nobles por diseñadores internacionales.
Las nuevas generaciones tienen mayor conciencia ambiental y al momento de enfrentarse a una prenda se preguntan por su origen, es decir, quién la hizo y en qué condiciones.
La industria textil está entre las más contaminantes. ¿Es de las que creen que la ropa es hoy la nueva basura?
Las personas estamos bajo una enorme presión que nos ponen las grandes tiendas de retail, quienes van cambiando sus colecciones casi semanalmente y que, además, potencian con campañas de marketing millonarias que se comunican paralelamente en los dos hemisferios. Así, lo que hacen es crear un “deseo” de consumo que cambia semana a semana y que genera necesidades innecesarias. Una moda desechable que potencia una cadena de producción sin límites.
¿Lanzar Nostalgic a fines los 90 fue una resistencia al hiperconsumismo?
Para mí, crear Nostalgic en un país que por esos años no tenía idea de qué se trataba el reciclaje de ropa y sus múltiples beneficios fue algo épico, arriesgado, que buscaba romper con los estereotipos del momento y, sobre todo, crear conciencia entre un hiperconsumismo sin creatividad vs. el poder crear tu propio estilo sin reglas, donde, además, estás cuidando el planeta.
Con este escenario, ¿cuál crees que es el futuro de la ropa?
El presente y el futuro está en la valoración de las materias primas con cero impacto en la huella de carbono, como el algodón orgánico, el algodón reciclado, la seda, la alpaca o el tencel, además de la reutilización de materiales y el reciclaje de la ropa.
¿Crees que las nuevas generaciones de creadores y consumidores están más conscientes de esta necesidad de cambio en la industria?
Sin duda. Las nuevas generaciones tienen mayor conciencia frente al problema del calentamiento global y esto se refleja en que al momento de enfrentarse a una prenda se preguntan por su origen, es decir, quién la hizo y en qué condiciones. Para ellos está claro el escenario del slow fashion vs. el fast fashion. También hoy es cada vez más común encontrarse con movimientos como el upcycling, el cual busca confeccionar nuevas prendas reutilizando materiales ya existentes. Tampoco hay que dejar de incluir en esta cadena a los diseñadores -el handmade-, quienes trabajan rescatando las materias primas locales que dejan cero huella y que potencian una moda sustentable.
Hoy existen en Chile varias plataformas online donde cada usuario puede subir su ropa y venderla. ¿Te interesa expandirte hacia lo digital?
Para este 2019 tenemos el desafío de lanzar nuestra plataforma digital los primeros días de octubre. En ese espacio queremos lograr ser la principal tienda digital de ropa reciclada que despacha a todo Chile.
¿Qué falta en el país para lograr potenciar el círculo virtuoso del reciclaje de ropa?
Falta una mayor exposición de este tema en medios masivos, que los programas de TV hablen sobre lo que está pasando con esta industria, para así poder llegar a un público que lo desconoce. Es simple la lógica, mientras más informada esté la gente, mayor conciencia ambiental tendrá. También es importante incluir estas conversaciones en las escuelas de diseño de vestuario, ya que son ellos quienes tendrán las riendas en el futuro.
Tips para comprar ropa reciclada
- "Ir con tiempo a comprar ropa reciclada, ya que todas las prendas son diferentes y hay mucha variedad. Recomiendo tomarse dos horas como mínimo".
- Atreverse a mezclar ropa actual con una prenda vintage: como unos jeans pitillo combinados con una blusa de los años 80 o un pañuelo de los 70, con estampado".
- "Si encuentras una prenda vintage con una tela increíble, pero que te queda grande, no hay que perder la oportunidad de comprarla y hacer upcycling, es decir, reformarla con la costurera del barrio".
- "Si quieres encontrar prendas más antiguas, fíjate en sus etiquetas: las de tela o papel son las que buscas".
- "No te vistas de pies a cabeza con ropa vintage, ya que puedes parecer disfrazado".
Cifras
- 93 mil millones de metros cúbicos de agua utiliza la industria textil al año. Un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas.
- La industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global.
- Se tira al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres millones de barriles de petróleo.
- La producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero.